BAR COJBÀ
( La
verdadera diàspora del 125 d.c.)
Por algún motivo que desconozco, se habla poco de Bar Cojbà. Así
como para referirse a la destrucción del
Tempo se habla más de la del 71, con en Emperador Tito que del casi total aniquilamiento del 135 en los tiempos
del Emperador Adriano a consecuencia de la rebelión.
¿Por qué?
Bueno, de Bar Cojbà no
se logra conseguir ninguna noticia de carácter personal bibliográfico seguro,
sino solamente datos y cuentos que se
confunden con lo mítico. Los Romanos hablaron poco de él probablemente
avergonzados de su rebelión que mantuvo en jaque por un tiempo al mayor ejercito del mundo del aquel entonces.
Casi una tercera parte del total de las
fuerzas romanas acudieron allá, porque esos “ miserables “ palestinos habían
logrado vencer a una Legión Romana completa
y destruir a la otra que había
venido en su ayuda desde Egipto.
Adriano, que por otro
lado fue uno de los mejores emperadores de Roma y que anticipó la munificencia
de los príncipes italianos del Renacimiento, tuvo que ponerse furibundo a las noticias de las derrotas y sacó legiones
hasta de Britannia y de Dacia para repeler la inconcebible revuelta. La guerra de guerrilla de lo hebreos había resultado optima contra el ejercito de
los Legionarios y Bar Cojbà logró independencia para Israel:
independencia de breve duración pero
independencia, al fin. Hasta acuñó
monedas. Tuvo el apoyo entusiasta de sus
secuaces y de otros tantos entusiastas sostenidos
por Akivà, el gran el Rabí de la época y uno de los más famosos de
Israel en todos los tiempos.
Akivà hasta consideró a Bar Cojbà no solamente como
enviado de Dios sino como el Mesías tan suspirado y esperado por el pueblo de
Israel, basándose a mayor confianza en una profecía del gran Isaías.
Pero, en
fin, fuera profeta o Mesías, al final de tres años de lucha, el Imperio Romano bien
pudo contra él y sus correligionarios: el rebelde Bar Cojbà fue muerto,
Jerusalén fue completamente destruida, en su lugar fue edificada la Aelia Capitolina,
con las imponentes estatuas de Júpiter y la del propio emperador Adriano, según
las costumbres del culto a la personalidad. Solamente
en batallas murieron la belleza de 500.000 israelitas. Varias otras ciudades fueron arrasadas y se dispersaron los que no murieron de hambre o por las dagas romanas; fueron quemados los libros sagrados, prohibida la
religión hebrea, sus costumbres, sus ritos, incluyendo el de la circuncisión
que tanto irritaba a los Romanos que la consideraban un primitivismo. En fin,
los Romanos evidentemente no quisieron detallarse mucho en la
descripciones y relatos de sus vergonzosas derrotas ; y por el otro lado también los rabinos, con la
excepción de Akivà, quisieron hablar mucho de esos tristes eventos, ya que en
su mayoría habían siempre considerado una insensatez tratar de rebelarse
abiertamente al Imperio más poderoso del mundo. La cual rebelión
tuvo para Israel un costo inmenso comparado por los misérrimo tres años de
efímera independencia.
Y desde este año, el tristísimo 135 d.C.
comenzará la
verdadera Diáspora, que verá esparcido por el mundo uno de
los pueblos más inteligente del Planeta y quizás el más perseguido. Los
“paganos” Romanos siempre habían sido tolerantes con las otras religiones y, como
he dicho ya más de una vez, eso lo demuestra también la existencia del Panteón,
sitio de culto en Roma dedicado a todos los dioses del Imperio. Pero en esta ocasión la rebelión de Bar Coibá fue tan exitosa, y tan humillante para el orgullo
romano que toda la fuerza del Imperio cayó sobre Palestina.
1 comentario:
Vaya desafío, vivir como hombres o balar como ovejas. ¿Qué hacer?
Angel.
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