1 jun 2015

2º EDIC.ESP- 11/100 SALOMON Y LA REINA DE SABA


   11/100                     SALOMÓN



Salomón fue el tercer y último rey de Israel. Hijo del gran David,  y de su esposa, la adúltera, hermosa Betsabé.
Heredará de su padre un imperio enorme, desde el Nilo hasta el Éufrates. Pero como pretendientes a la herencia  había un montón de hermanos y medios hermanos,  que se “idolatraban” entre sí,  producto de la virilidad de David y las costumbres de los tiempos.
 ¿Qué  sucede a menudo entre hermanitos? Que se pelean.
 Así que cuando el  ex lindo y gentil   pastorcillo de cabellos dorados  también se habrá convertido en un viejo encorvado arrastrando pies  y palabras y casi  a punto de morirse, a fin de no contradecir la tradición en su próxima muerte, se formarán dos partes. Por un lado Afonías, apoyado por Joab y Abiatarre;  y por el  otro  lado Salomón quien era el favorito para suceder y ya  elegido por  David  y su amada esposa Betsabé. Ganó Salomón quien  eliminó a los hermanos pretenciosos.
 Pero, por curiosidad, vamos a ver con más detalles lo que sucedió entre  hermanos en la dulce tierra de Israel en el año 1000 antes de Cristo. Eran hermanos, ciertamente, pero hermanastros,  de madres  diferentes;  a pesar del gran  amor de David por Betsabé.
El hijo mayor, el  teóricamente destinado al trono por la  primogenitura era Amón.  Pero él quería, o lo quiso la mala suerte o la diosa Afrodita o el mismo Señor, que  Amón  se volviera deseoso de  su media hermana, la bella y voluptuosa Tamara. Èl la quería poseer y satisfacer sus deseos. A toda costa. Y la obtuvo violándola.  Después de satisfechas sus bramas, ya exhausto,  llamó  a sus sirvientes para que la  echaran de su habitación.  Todo como un  perfecto caballero.
La pobre Tamara, violada y tratada tan vergonzosamente, corre llorando su desgracia donde  su hermano Absalón. Este,  ofendido y dolorido, en plan de vengador decide mandar a matar de inmediato al medio hermano violador.  Tal vez fue también una buena  excusa para deshacerse de un fuerte aspirante al trono de David. Pero al fin de cuentas, aun que por el honor de la hermanita violada  o por  frío calculo político, siempre se trataba de fratricidio. Así que, siguiendo  escrupulosos la tradición del ojo por ojo, los hermanos del hermano muerto decidieron  matarlo a èl también.   Amón  trató de fugarse. Se dio a la fuga...pero,   cansadísimo por la dulce y terrible empresa con la hermana,  al correr  en la huida desordenada  fue traicionado  por su hermoso cabello largo que se le enredó en unas ramas. Allí mismo,  alcanzado por los hermanos vengadores,  cuchillos en la mano,  se cayó en un baño de sangre.    Dos muertes para violar a  una bella hermanita recalcitrante.
Y así, de paso, se mantuvo camino libre para la sucesión  otro hermano, Adonías.     David, enterado de eso, y de las  aspiraciones al trono de  èl, sigue  prefiriendo a  Salomón. No se sabe si porque él era hijo de su amada  Betsabé o porque lo considerara  el más apto para gobernar. Así que el viejo, pero todavía lucido  David  lo nombró rey, a toda prisa, sin esperar a ponerle el título después de  muerto.
 Se formará un gran lío.  Y como detalle para complicar las cosas  habrá también la historia  una muchacha  linda para calentar  las frías noches del viejo rey David; pero, como dicho, eso es un  detallito y no importa mucho.
 El hecho importante es que para  restablecer  el orden, necesario en cualquier estado, el sabio Salomón mandó a matar al  hermanastro Adonías y  se terminaron peleas e discusiones. Vino el orden.
 Y Salomón, sabiamente, llegó a consolidarse como  único indiscutido heredero de la corona. Y, por supuesto, todo ello con la aprobación de Jehová.  Comenzó  así la era en que todo le estaba permitido.
Hubo muchas novedades con este famoso Salomón.  Poco a poco, siempre más sabiamente,  fue capaz de aumentar las características de esplendor de corte de su padre que  ya había ampliado bastante  los límites del reino; no quería ser de meno, y no  lo fue.  Inclusive  fue más allá. Y siguió  en la tentativa de modernizar  las tribus de Israel.
La corte de Salomón se parecía siempre más a las  refinadas  cortes orientales  y hasta las superaba. Él mismo era una persona culta y educada y su reputación nos lo presenta  como el autor de la mayoría de los Proverbios y del bellísimo y sensual Cantar de los Cantares. 
Este hermoso poema dio muchos dolores de cabeza a  rabinos y a  sacerdotes católicos.  Primero a los unos y  luego a los otros,  y todos trataron con penosos esfuerzos  de interpretar y hacer interpretar  los lindos  versos del amor erótico como si fueran simples alegorías y alabanzas a Dios.  Los amantes hermosas  muchachas descritas en detalle por la pluma exuberante Salomón no eran mujeres jóvenes con bellas formas, sino  claras alusiones a la Sinagoga.  Y lo mismo ocurrió después, para los cristianos, que vieron la obvia alusión a la  Iglesia Católica Apostólica y Romana.  En el comentario de una edición de la Biblia católica que tengo en mi casa, se puede leer: "Pero los Sabios Judíos y los Santos Padres de la Iglesia consideraron  con buena razón el Cantar de los Cantares  como un poema claramente alegórico y no como una obra profana... "
Así que deberían  ser considerado como obra alegórica los pocas versos que reproduzco aquí, como ejemplo: "" Oh, princesa hermosa, con que gracia  andan  esos  piececitos en tus  sandalias  delicadas y hermosas.... las articulaciones de tus rodillas  son sublime  trabajo de maestro artesano ... y esos pechos son como tazas hechas en un torno y saben a preciosos licores dulces  ... tu vientre es como un montón de tierno musco rodeado de delicadas flores ... como dos cervatillos gemelos se  parecen estos  hermosos pechos saltarines ... tu cuerpo es flexuoso  como la palmera ... el pecho son hermosos racimos ... y yo digo que voy a subirme a esa palmera  para tomar los frutos en mi mano, como si fueran  uvas... ... y el sabor  de tu boca es como una manzana ... ""
Se necesita mucho valor,  casi diría descaro,  una muy parcializada  imaginación   y diría también insulto a la inteligencia de un lector hasta mediocre,  para querer dar  entender que   Salomón al  describir a una de sus amantes la equiparara  seriamente a la Sinagoga o incluso la Iglesia de Roma. La Iglesia de Roma... nada menos, como si Salomón fuera un vidente del futuro.
Pero seamos claros a propósito de Salomón: èl no  fue solamente la cruel persona   que envía a matar a su hermano Adonías, ni  solamente el poeta amante de los placeres.  Fue realmente un gobernante, un estadista de los más valiosos y de gran capacidad. Introdujo cambios muy útiles en el servicio militar.  Resolvió problemas con las tribus del Norte que siempre le tuvieron cierta antipatía a Jerusalén y a Judá.  Utilizó algo  de mano dura,  es cierto, pero  a veces es necesaria  para llevar las riendas de una nación.  
Él utilizó también una gran cantidad de lo que hoy se llamarían trabajos forzados, pero para emplearlos  con éxito a los grandes edificios que quería. Construyó caminos, utilísimos, buenos y seguros  para el comercio. Utilizó   80.000,  70.000 y 30.000  entre albañiles, trabajadores varios y  artesanos de bronce y carpinteros para construir la Casa o Templo, que fue la antigua  perenne aspiración del pueblo de Israel durante siglos.
 Y así fue que pudo nacer  el famoso Templo de Salomón, hermoso, que los Judíos de todos los tiempos  tendrán como un símbolo, como  recuerdo, con cariño y tristeza por haberlo perdido. Es bueno escuchar la opinión de los demás...pero si se le da demasiada importancia a muchos  funcionarios del bla bla bla cotidiano, ciertas cosas no se hacen nunca. Gobernar bien es muy difícil. Hay que saber hacerlo. Y Salomón  supo hacerlo. Quiso  el Tempo, el pueblo de Israel quiso el Templo  y el Templo se construyó.
 Él también construyó su casa de  familia, pero en ese momento la riqueza personal del jefe  coincidía con la del Estado.  Era costumbre. Era ley.  Hoy seria corrupción, abuso de poder, cárcel.   Gobernar y gobernar bien ha sido difícil siempre. Acabo de remarcarlo. El gobernante debe tener poder y decisión. Lo difícil es lograr el justo equilibrio.  Sinceramente creo que Salomón haya sido unos de los muy pocos  óptimos gobernantes de todos los tiempos.

Seguimos.
 Salomón  también construyó la fortaleza de Milo, las murallas de Jerusalén, de Jatsor de Meghido y Gezwer. Pero su espíritu culto y refinado no le impidió saber preparar su gente para la guerra. Así que hubo cambios  y modernización del sistema militar.  Quería y formó la primera Panzer Divisionen de Israel, con 1.500 tanques (carros) y 4.000 caballos. No era cosa de poco.
Era obvio que a todos estos proyectos y realizaciones  se opusieran  los viejos conservadores,  la   superada tecnocracia israelita.
Para hacer todas estas cosas,  construcciones,  carreteras, suministros para el ejército, etcétera,  se necesita siempre  una gran cantidad de dinero, por supuesto.  Èl puso impuestos a todas las tribus que constituyeron  12 distritos fiscales.  Y con todo eso supo  ampliar enormemente el  comercio y los intercambios. Los muchos caminos, como dijimos,  eran hermosos y seguros.   Todo eso produce riqueza.  El reino de Salomón fue un reino rico.   
Y hasta empresario fue  Salomón. Así  debe ser, si se quiere ser  jefe de estado. Se debe saber hacer de todo.
 Hasta se puso  comerciante,  a vendedor de armas  con el fin de aumentar la disponibilidad de fondos, diríamos hoy. Comprar aquí y vender allá  El pagaba  una moneda de oro por cien armas  y vendía las mismas cien armas  por dos  monedas de oro. Y con este modesto 2 por ciento ganó  un montón de dinero!
Ah se me olvidó. También hizo la primera fundición en Israel.
Y con todo esto, en los pocos momentos de ocio,  se dedicaba  a la poesía  y tenia para esparcimiento  la belleza de 700 esposas y 200 concubinas. Muchas más que el Padre Abraham,  que también  era  hombre de apetitos sanos pero  que de esposa verdadera  tuvo solamente a una, y con Sarah tuvo suficiente. Las varias otras eran episodios sin trascendencia, para Abraham.
 Sin embargo, el cada vez  más sabio Salomón, decía  que siguiendo el ejemplo de su gran padre, el rey David, èl  tenía    muchas esposas y concubinas extranjeras, es cierto; pero que  ese exceso de trabajo, prácticamente heroico,  era con miras a múltiples alianzas y  políticas militares, y que por  lo tanto èl se sacrificaba para  mayor éxito  de Israel. Un sacrificado, de hecho. Aun que nadie se lo crea. 
Mantuvo   siempre una buena alianza con Egipto, el país que desde los tiempos de Abraham era  la más grande nación al occidente de Israel.  Y se casó con una  hermosa hija del Faraón, otro sacrificio por su país. Pero para esta reina, la más importante y hermosa  de su harén, construyó una casa  especial porque ella quería permanecer fiel a sus dioses egipcios ; y por otro lado Salomón no podía atreverse a profanar su casa oficial admitiendo   dioses ajenos. Así que esta  egipcia, esposa-reina de Israel, fue la primera en la historia del mundo a tener su Trianón.
Ah, otra cosa que se me olvidaba: el gran Salomón fue también un maestro de la Cábala. Sólo le faltaba eso.  
En pocas palabras, un hombre interesante, casi completo. Con los  que nosotros ahora llamaríamos vicios  de la época, pero también con muchísimas  virtudes y méritos. Casi un  homo universalis, diría.  
Pero también es claro que con todos estos cambios e innovaciones, con esa tentativa de transformar un pueblo de beduinos  en reino mas modernizado, quedaba poco de la antigua austeridad,  de las  patriarcales originarias  tribus malolientes de pastores errantes por el desierto con su Arca Móvil, y cantando  en procesiones  sus letanías-lamentos para su Dios.
 Todo eso ineluctable transformarse era muy mal visto, máxime  por  las tribus del norte, porque los signos del poder habían estado concentrándose  gradualmente en Jerusalén: el Arca, el Templo y el Gobierno. De hecho, Salomón había degradado la antigua ciudad de Siquem   donde había llegado  siglos antes el   Padre Abraham. Según ellos, los viejos tradicionalistas, la capital real era Siquem.  Jerusalén era  una  capital  ficticia, la ciudad de David. Y seguían con las murmuraciones. Siempre debe haber alguien que no esté contento.  
... El tiempo pasa....
... Y un hermoso día,  en  la última distante punta de la Península Arábiga, a una tal Makeda - Reina de Saba,  una hermosa mujer con  iniciativa, etiópica, la Venus Negra de la época, le vino el antojo  de  conocer a ese gran rey del cual  todo el mundo hablaba como un hombre sabio, rico, poderoso, justo y… atractivo. Así  decidió  verlo  y  con su caravana de camellos, sirvientes, soldados y demás   fue a visitarlo.
Por supuesto Salomón, que era todo un caballero, la recibió. No se sabe si en  audiencia pública o privada o muy privada. Conociendo al tipo  yo no  dudaría,  por lo menos en sus intenciones  y más después de haberla vista.  Pero también la Reina de Saba quedó  bien  impresionada por  las virtudes de Salomón, la sabiduría, la riqueza, y quien sabe que más…Y casi de inmediato, dicen las Sagradas Escrituras,  se convirtió al monoteísmo aceptando a Iahvé como único Dios.  Por cierto, dicen siempre las Sagradas Escrituras, que  a titulo de regalo ofreció a Salomón, para su dios Yahvé,  naturalmente, y como dadiva,   la  modesta  cantidad de  4 toneladas de oro.   Salomón,  interpretando la  voluntad de Yahvé,  le dio las gracias doblando la rodilla  con  un bonito arco,  como perfecto gentleman.
Uno podría preguntarse ¿cómo es posible  y porque  una mujer en  una caravana de camellos desde el Yemen hasta Palestina quisiese  y pudiese  llevarse 4 toneladas de oro?  Es mejor no preguntárselo.  Es que las Sagradas Escrituras, por  más sagradas que sean a veces son un poquitín fantasiosas. No importa. Seguimos.  Les tenemos cariño.

Al mismo tiempo la mujer hermosa de  facciones exóticas comenzó ella también  a ejercer una enorme fascinación sobre el hombre que de encantos femeninos sí, sabía.  
Sin embargo, a pesar de los encantos  y de su experta capacidad de seducción, Salomón  no pudo seducir como hombre a la bella mujer. Después de varias semanas, llegó el tiempo  del regreso de la Reina a Saba. En el último momento el astuto Salomón pudo carpirle una promesa: si la Reina Makeda pudriese  llevar consigo del Reino de Israel algo muy apreciado,  ella, la reina, estaría de acuerdo en pasar la última noche con él, con Salomón, en su cama.
La reina aparentó pensarlo un poco…  y estuvo de acuerdo. Trato  hecho.
 El día antes del viaje de regreso Salomón ofreció una magnifica cena de despedida a la bella dama. Platos muy especiales y que el rey había ordenado a sus cocineros que sazonaran  con abundante sal y con especies de los más picantes.
Después de las últimas golosinas  la reina tuvo que beber una gran cantidad de agua para saciar su sed.
¿Qué cosa es más apreciada que el agua? ¿Y  no era si acaso el agua lo que la reina llevaba en gran  cantidad de Israel y abundante, para el viaje? Salomón, astuto y sabio como siempre, ganó la apuesta.   Obviamente.
Y la reina cumplió su promesa de pagar el premio mayor. Obviamente.
Se decía que la reina estaba feliz de haber perdido la apuesta. Obviamente.
Y a consecuencia de esta larga noche de amor, nació un niño. Obviamente.
Será Menelick, el futuro rey de Etiopía.
 Parece que años más tarde el  joven Menelick fue  enviado  a Jerusalén para conocer a su padre y recibir una educación adecuada.
Después de eso,  a pesar de que Salomón insistiese  para que Menelick  se quedara con él, el joven  partió para regresar a su casa, y cumplir con los deberes de heredero al trono.
 Ciertos tipos, los hincha pelotas de siempre,  dijeron  que el joven  había llevado consigo nada menos que  el Arca de la Alianza. ¿Robada? ¿Donada? ¿Una copia?
Según algunos escritos, parece que la famosa Arca permaneció durante un tiempo en la isla  Elefantina, cerca del Nilo. La busqué pero no la encontré: a la Isla, entiendo, no al Arca.  Parece que después  el Arca fue colocada en una especie de santuario en una pequeña isla, pero esta vez  en el lago Tana,  centro de Etiopía. Lago lleno de cocodrilos, donde permanecerá  por cerca de 800 años. Después de estos largos 800 años, parece que cierto rey Ezana de Etiopía decidió transferirla a la ciudad santa de Axum, siempre Etiopia.  
Como comentario romántico  diré que  el famosísimo obelisco sagrado de la ciudad sagrada de Axum, fue  botín de guerra de Mussolini  -   por allá en los  años de la guerra Italia vs. Etiopia, los tiempos de  Faccetta Nera  --  y colocado en la Roma Imperial  de las fantasías mussolinianas, con gran orgullo de los romanos que lo apodaron  el supositorio de Mussolini. Después de la guerra 39-45, naturalmente perdida por Italia, el obelisco fue devuelto a Etiopía,  espontáneamente de parte de la Italia  ya democrática. Pero los etíopes nunca reembolsaron  el gasto de transporte del obelisco, como se había acordado.  Me dijeron  esto: cosas que suceden a no usar más el látigo.   
Y, retomando el hilo, en Axum, la famosa Arca descansa, ahora, venerada en la Iglesia copta de Nuestra Señora de Sión. Lugar en  donde se encuentra todavía, supervisada y vigilada por un sacerdote que, según la tradición, debe ser de la tribu de Levi.
¿Quiere saber si esto es cierto?  Haz como yo. Hace años, cuando estaba en Oriente Medio, turisteando, quise  dar un viajecito fuera de programa hasta Axum. He estado allí y ya  no tengo ninguna duda. Haz como yo, y una agradable visita a la Iglesia de Nuestra Señora de Sión  te quitará cualquier duda.
Después de la buena temporada con Makeda, por razones de estado  ¿qué pasó con nuestro Salomón, el sabio?  Casi al final de su vida cometió pecados siempre más graves y siempre por culpa de las mujeres, la perdición eterna del hombre. Con todas esas esposas y concubinas  extranjeras, no podía no haber habido en èl alguna  influencia de parte de ellas y e sus  religiones. Con todo aquel Harem-panteón de deidades, es muy probable que el gran sabio redimensionara  las cosas de la religión... que, para los tradicionalistas religiosos de todos los tiempos, es sinónimo de caída en la idolatría: sólo hay un Dios, y que es el nuestro. Stop.  No hay discusiones.  Si admites a otro dios, no eres un liberal sino  un  vulgar idólatra. Maldición sobre ti.
Tal vez lo más  probable fue que nuestro Salomón como todos los grandes también fue un gran histriónico interesado casi solamente en sí mismo y sus acciones. Y Dios lo dejaba a los  sacerdotes.
Muchos sacerdotes fanáticos, y no solamente sacerdotes,  nunca podrán entender realmente las razones del hombre de Estado que gobierna y debe gobernar absolutamente para todo tipo de ciudadanos.  Así que para los sacerdotes de su tiempo la  aceptación de dioses extranjeros  era síntoma de idolatría.  Salomón estaba en pecado.  Y murió en el pecado, en el 931 a.C.

Pero  si es  verdad que el Señor es justo, también es cierto que  a veces es algo rencoroso.  Y como en la época de los Jueces,  los perdedores  son siempre las personas sencillas que por lo general pagan los platos rotos de los líderes.  
Por los pecados de Salomón vendrá el castigo de Yahvé a todo el pueblo de Israel que  se dividió en dos partes.  El Reino de Israel en el Norte y el Reino de Judas, en el Sur.
 El Reino del Norte, Israel,  con la cuestión de las diez tribus perdidas desaparecerá de la historia  a mano del Asirio,  y se mantendrá vivo únicamente en la leyenda.
 Y el Reino del Sur, Judá,  con las  dos pequeñas tribus de Levi y Benjamín, y por supuesto la grande y más importante tribu  de Judá, se vio obligado a seguir  casi esclavo a  Nabucodonosor en Babilonia. Y  de la cual Babilonia, Mesopotamia, regresarán, los que querrán  volver, cuando Ciro, rey de Persia, les dejará libres para decidir. Y con la libertad recibida en regalo de Ciro, muy alabado por Isaías, por cierto,  seguirá existiendo el antiguo Reino de Judá en Jerusalén, se  reconstruirá el Templo con Herodes, otra vez.  Hasta que llegará el Caterpillar de Roma  con su Tabula Rasa  para sofocar con sangre   el momento heroico e inútil de Bar Kojba.

Y a partir de ahí comienza la verdadera diáspora, en el 135.
Todo por voluntad de Yahvé.


O el FIAT VOLUNTAS DEI,  que es lo mismo.