GARIBALDI
Giuseppe Garibaldi fue
hombre y personaje nada más que fascinador. Por motivos diferentes, de él se enamoraron
hombres y mujeres de dos continentes. Un
carisma y una personalidad tremenda.
Sobre este italiano se ha escrito ya muchísimo y no voy
a repetir cosas que se pueden conseguir en un normal o quizás fastidioso texto hagiográfico de historia.
Prefiero como siempre mi sistema de buscar y ofrecer lo raro, estrambótico, lo más chistoso, lo más
divertido que, sin faltarle de respeto al personaje, los describa mas como el excepcional ser humano que ha sido y no como estatua objeto de fría veneración. Que lo vean por sus travesuras. Las cuales, de paso, fueron actos heroicos que contribuyeron a la independencia de dos países tan alejados y
tan cercanos como Uruguay e Italia. Y con algunos toques en tierra de Francia
para rabia de los Alemanes.
Nació en Niza, en la bellísima Côte Azul de
Francia, en un momento que Niza era Francesa. Era Nice y no era Nizza.
Destino de las ciudades de confín, que
cambian de nombre según los vaivenes de las guerras. Y los auténticos, los
locales, siguen hablando su dialecto, tranquilamente.
Naturalmente nuestro Garibaldi hablaba perfectamente francés e
italiano, además del nizardo. Y el español medio lo aprenderá en Uruguay junto
a la pasión para el mate. Era un
exuberante joven rubio-rojizo, con ingenuos ojos claros y una linda voz de
tenor. Simpático, generoso y siempre sin un centavo. Nunca le dio importancia al dinero. Y nunca
lo tuvo. Pero con su charme personal se compró medio mundo. Especialmente
el femenino. Guerrillero romántico formidable. Robín Hood y
Che Guevara.
Conspiró contra el Rey. Contra el Reino del Piamonte y Cerdeña.
Fue ese Reino y la familia real de los Saboya, medio piamontesa y medio
francesa, los que poco a poco después conquistaron a toda Italia y se coronaron Reyes de Italia. Con la
bandera tricolor blanco rojo y verde inventada por Napoleón. Contra ese
Reino conspiró Garibaldi joven. Lo
descubrieron y llegó su condena a muerte!
Desde entonces inició su vida rocambolesca.
Pero se salvó. Lo salvaron. ¿Quién lo salvó? Lo salvó una mujer,
la primera de su vida. Una mujer del pueblo, de Génova, una prospera vendedora de frutas y verduras quien, aprovechando la ausencia del marido, escondió en su casa al joven guapo para
defenderlo de los policías. Si Garibaldi
habló de los derecho de los pueblo o de
otras cosas, eso no se sabe. Lo escondió. En su casa o en su cama. No importa.
Lo salvó. Y años después cuando Garibaldi será ya un personaje famoso, diputado
en el Congreso de Italia y hasta en el Congreso de Francia, hará que se le
conceda una pensioncita a esa mujer que,
más o menos patrióticamente. le había salvado la vida.
Disfrazado con los pobres vestidos del marido cornudo, Garibaldi
fue a abrazar a su mamá, a quien pensaba que no volvería a ver. La verá después de 15 años, después que con
las aventuras latinas americanas se habrá transformado ya en un personaje de
leyenda. Dejo a Nice francesa que
mientras tanto se había transformado en Niza italiana. Se refugió en
Francia donde vio su retrato en la
prensa local, con condena a muerte por delincuente revolucionario. En un restaurantito de Marsella fue
reconocido por unos jóvenes franceses, que se acercaron amenazantes al
criminal. Pero Garibaldi hablaba francés perfectamente y era un tipo simpático. Al poco rato todos los jóvenes comenzaron a cantar las mismas
canciones de libertad y juventud. Y ¡pal
carajo a los reyes! Pero que la famosa Marsellesa, el himno heroico, haya nacido en Marsella, no la eximió de que
se diera un brote de cólera. Todos estaban aterrados por el contagio, Y él, el
condenado a muerte, sin miedo y sin ninguna recompensa se ofreció voluntario
para ayudar a los condenados a muerte
por el cólera. Era un experto marinero y consiguió el mando de un bergantín turco y de una fragata de Tunes. Pero Garibaldi era un espíritu inquieto. Quería
algo más. Quería ir a Norte América,
pero por fin aceptó ir en un bergantín que iba a Rio de Janeiro. Era América
del Sur pero era siempre América.
Y comenzó así su aventura americana.
Llegó a Rio que tenía 29
años. Se quedará en América, entre Brasil y Uruguay, por 12 años.
Y allí comenzó su leyenda, con acciones que tenían algo de
bandolerismo, de piratería, de galantería para con las damas, de heroísmos, de folclore que irritaba enormemente a personajes serios y tradicionales que veían
en el solamente un payaso peligroso.
Bismark, el famoso Canciller prusiano, lo odiaba. Claro: con el tiempo,
las tropas folclóricas de Garibaldi fueron las únicas que derrotaron en
batallas a las organizadísimos militares alemanes. Y una visita suya puso en
éxtasis la flemática Londres.
Aquí van varios eventos
para ilustrar al personaje.
Asaltó y desvalijó un barco de café. Fue pura piratería. ¡Pero contra los Braganza, la
familia extranjera de los Reyes de
Brasil, cuando los rebeldes del Rio Grande estaban en guerra para conseguir su
libertad e independencia! Saltó al abordaje, mirada de fuego, sable desvainado: mandó a que
los marineros se salvaran en botes, libertó a
los esclavos negros, incautó toda la carga. La vendió a un comerciante
tramposo que aprovechándose de la situación ilegal no quería pagarle lo
pactado. De noche se presentó en su casa, pistolas en la mano. El comerciante,
temblando, le pagó en el acto.
En otra ocasión, siempre en Brasil, bajó a tierra para conseguir
comida para sus marineros. Entró en una fazenda. Allá, dulcemente balanceándose en una hamaca,
vio a una bella y joven dama leyendo. Se
le acercó. Amablemente le preguntó a la señora si podía venderle una vaca para
sus marineros hambrientos. La señora
miró al pirata con ojos de seductor y en italiano perfecto le dijo que sí, pero
que había que esperar al marido ausente que regresaría mañana. Con tal de poder alimentar el hambre de sus tropas, el
joven rubio pirata se quedó toda la noche con la bella brasileira, leyendo
juntos las poesías del poeta Petrarca. A la mañana siguiente, según lo previsto, regresó el marido, y dio su
autorización. Y también los marineros apagaron su hambre.
Otra vez por una acción de coraje se ganó la admiración de Bento
Gonçalves, máximo jefe de la República de Rio Grande. En una laguna, la Laguna de Patos, siempre en
Brasil, Garibaldi estaba al acecho con sus marineros y un par de barquitos para asaltar a los
barcos brasileros de los Braganza que pasaran por allí. Los asaltaba y se escondía en los recovecos de la laguna. Las tropas
reales de Brasil nunca lo conseguían. Pero un bien día Garibaldi se había quedado
solo, él y el cocinero, esperando a sus marineros que debían, de estar en alguna otra misión, cuando aparecieron
gritando como locos unos cincuenta soldados “oficiales” del Gobierno real de Brasil, medio piratas ellos también y
los mandaba un “Coronel”, otro tres cuarto de bandido también. un tal Moringue, terror de la
zona. ¿Qué hacer? ¿Esconderse entre los
meandros de la laguna? Cualquiera lo
hubiese hecho. Pero no nuestro Garibaldi. Quien mandó al asustado cocinero que
cargara fusiles y fusiles con la rapidez del rayo y él, nuestro rubio héroe,
comenzó a disparar como endemoniado,
moviéndose de un lado al otro del modesto campamento. Los “oficiales”,
convencidos que el campamento fuera lleno de rebeldes, se dieron valientemente
a la fuga. Y fue una gran fiesta de alegrías cuando los marineros de Garibaldi
regresaron a su campamento. Que uno de ellos, en la euforia, haya perdido el
buen camino esfumándose con la caja del campamento, es un detalle del cual la
Historia no se preocupa.
En otro momento siempre en Brasil y quizás sin saberlo, imitó por lo
espectacular un acción digna de Aníbal. Estaba siempre en esa bendita
Laguna de Patos, al asecho. Pero un
bien día los barcos portugueses, de los Braganza, le cerraron la salida a la
mar. ¿Que hizo Aníbal? Transformó a sus hombres en carpinteros, construyó dos especies de
camiones grandes con ocho ruedas de madera cada uno, cargó sus dos lanchones, pidió en “préstamo”
cincuenta bueyes, y con una marchita
forzada de 100 kilómetros por tierra, llegó a la libertad de la mar. Bento
Gonçalvez, felicísimo, ¡le pagó a Garibaldi con 900 vacas!
Y de allá nuestro héroe fue camino a Montevideo. Donde llegó sin un centavo y sin una vaca ya
que los capataces brasileiros se las
vinieron robando todas en el camino. ¡Por amor de Patria!
Y llegó a Uruguay. Y allí
se transformará en el Grande General Josè Garibaldi; y en Montevideo hoy en día hay una bellísima estatua de él,
cerca del puerto y el honor de una calle muy amplia y larga: la avenida José Garibaldi. Además de un Museo que recuerda sus
gestas. Y todavía un montonón de tontos
que siguen buscando el famoso tesoro de Garibaldi que nunca existió porque
Garibaldi nunca tuvo ningún tesoro. Nunca buscó oro, Garibaldi. Miraba más arriba. A las estrellas de la fama. Humildemente.
Pero vamos a seguir relatando.
En Gualaguaychù se
trasformará en ladrones de caballos. Había recibido órdenes de las máximas
autoridades uruguayas de conseguir caballos a como diera lugar. Y los consiguió.
De regreso y pasando por Colonia
do Sacramento, (así se llamaba Colonia cuando era portuguesa) permitió
que sus hambrientas tropas garibaldinas, las Camisas Rojas, comieran en el
refectorio de un monasterio. Las monjitas como mesoneras y el cura de cocinero. Por respeto, sus
garibaldinos se vistieron de curas.
No hubo quejas.
Su fama aumentó por varias batallas ganadas en la zona de San
Antonio.
Y por allá un buen día
estaba casi solo, con nada más que setecientos de sus folclóricos garibaldinos
Digo casi solo, porque el enemigo argentino
General Urquiza tenía a su mando a siete mil soldados. Y el argentinito ese había calificado a los
garibaldinos como corazón de gallinas. Se picaron las camisas rojas. Y los
setecientos garibaldinos hicieron retroceder a los siete mil argentinos.
Pocos meses después le toca
el turno a otra brigada argentina, con
el general Medina. Garibaldi ni sabía
cuantos hombres tenía en su contra. Pero
con la inocente valentía del héroe, los atacó
con sus doscientos garibaldinos.
Garibaldi se dio cuenta que el enemigo
era mucho más numeroso, Se cerró en cuadrado en feroz defensa. Los argentinos
según las normas del arte militar de la época
al caer de la noche se retiraron en la espera que los desalmados
se rindiesen a la mañana siguiente. Y se echaron a dormir. Pero no se echaron a
dormir los garibaldinos que, en punta de pie, pasaron a través de los ronquidos argentinos, evadiendo el asedio.
Al conocerse sus hazañas, los montevideanos los recibieron
entusiastas a brazos abiertos. Las montevideanas…no se sabe...la Historia no entra en
detalles. Pero el gobierno de Uruguay en el acto, lo nombró de coronel a
General. Garibaldi rechazó el
nombramiento. Tipo raro, ¿verdad?
Con el tiempo recibirá una espada de oro. Magnífico regalo de unos patriotas italianos que imploraban su
regreso para pelear pero para la
independencia de Italia. Y la espada de
oro fue la única decoración de su misérrima casa en Montevideo. Y cuando un
comisión uruguaya fue a visitarlo a su casa de noche, en esta misma casa, el
cuarto estaba oscuro. El héroe de San
Antonio no tenia plata ni para comprar velas para la iluminación.
Por fin en 1948 salió de
Montevideo para regresar a su Italia.
Regresó con Anita su mujer, un perro, un servidor negro y tres sacos de
mate.
Los italianos los recibieron en Génova, apoteósicamente. Los italianos del pueblo, y los
jóvenes intelectuales. Los aristócratas no disimulaban sus antipatías por un hombre del pueblo, que consideraban un
bárbaro cacique suramericano, del cual servirse provisionalmente ya que tenía
la calle, pero para dejarlo a la primera oportunidad.
¿Que hizo en Italia?
Peleó contra el Papa para conquistar Roma (¡O Roma o Muerte!). Y se constituyó, con Mazzini, una de las
varias efímeras Repúblicas Romanas.
Pero antes peleó él solo, con sus 1000 garibaldinos, nada más que
mil de sus ya legendarias Camisas Rojas, contra nada menos que el Imperio de
España. Inflamó tanto a los italianos, a
los sicilianos, casi al mundo entero, que en una sola corta y épica guerra
liberó a Sicilia, a Napoli y a todo el Sur de Italia de casi seis siglos de dominación extranjera.
Dominación que aunque haya tenido momentos de destellos culturales, dejaron a
todo el sur de Italia en una vergonzosa situación de miseria, atraso e
supersticiones respecto a las otras regiones de Italia. El Norte de Italia
también había sido dominado por extranjeros, pero por lo menos la falta de
libertad seria en parte compensada por las magnificas organizaciones
administrativas del Imperio Austriaco.
De donde viene y agobia todavía hoy la diferencia entre Sur y Norte de
Italia.
Garibaldi entusiasmaba. Hablaba el sincero y sencillo idioma del
pueblo, produciendo celos en las clases altas máxime entre los militares.
Arrasó literalmente en unas elecciones y fue enviado al Parlamento, donde se
presentaba vestido con su atuendo latino
americano que lo había caracterizado,
con gran escándalo de los diputados más formalistas. En una acción triste y bellísima, en Teano, entregó el sur de Italia al rey Víctor
Emanuel II de Saboya, llamándolo Rey de
Italia. Contrariamente a Mazzini, el gran pensador republicano intuyó que los tiempos no eran todavía maduros para un Republica.
Y se retiró en Caprera, una islita entre Córcega e Italia. A los Saboya había entregado la mitad de Italia, pero no quiso recibir nada a cambio. Rehusó cualquier regalo.
Y se retiró en Caprera, una islita entre Córcega e Italia. A los Saboya había entregado la mitad de Italia, pero no quiso recibir nada a cambio. Rehusó cualquier regalo.
“He venido de Uruguay para hacer a Italia y no para recibir propinas.”
Esa fue su lapidaria y orgullosa respuesta.
Más tarde fueron a buscarlo en su islita de Caprera autorizándole
el mando de sus tropas irregulares contra los austriacos. Fue el único general italiano que ganó batallas
con sus guerrilleros vueltos alpinos: los Cazadores de los Alpes.
Fue a Londres, que lo recibió entusiasta, enamorados los
inglesitos e inglesitas de su figura de héroe, medio bandolero y libertador de naciones. Le
ofrecieron la ciudadanía y 5000 libras: acepto la ciudadanía pero dijo NO thank you a las 5000
esterlinas. Fue a Estados Unidos, donde también
le ofrecieron la ciudadanía. No thank you. Poco después Lincoln le ofrecerá el mando de
una armada contra el Sur. También no thank
you.
En la guerra franco prusiana del 1870 peleó contra los Alemanes. Fue el único general “francés” que no perdió ni una sola batalla y además capturó la bandera enemiga del 61º regimiento de Pomerania. Tremenda hazaña heroica para la época. Bismark, el “Canciller de Hierro”, se puso furioso por haber sido vencido por un bandolero, como lo llamaba y además italiano. Juró que lo arrastraría prisionero por las calles de Berlín.
En la guerra franco prusiana del 1870 peleó contra los Alemanes. Fue el único general “francés” que no perdió ni una sola batalla y además capturó la bandera enemiga del 61º regimiento de Pomerania. Tremenda hazaña heroica para la época. Bismark, el “Canciller de Hierro”, se puso furioso por haber sido vencido por un bandolero, como lo llamaba y además italiano. Juró que lo arrastraría prisionero por las calles de Berlín.
Bismark era un hombre de
palabra. Pero esa palabra no la pudo cumplir nunca.
Al terminar la guerra Franco Prusiana, se descubrió elegido
también en el Parlamento francés.
Dumas y Víctor Hugo tuvieron una enorme admiración por él: un
hombre como todos los grandes con tantos
defectos pero una infinidad de méritos.
¿Las mujeres de Garibaldi?
A parte sus fans, como se diría hoy,
tuvo tres matrimonios. La
primera fue Anita que conoció, exuberante y voluptuosa en Brasil, quien
dejó a
un insignificante marido y siguió al héroe, y por toda la vida.
Lo amará profundamente y le
será fiel, siempre. Lo seguirá donde
fuera que él decidiera ir. En paz y en guerras. A su lado. Tuvo hijos con él. Y
logró por fin, después de años, el suspirado matrimonio religioso que
Garibaldi, ateo y come curas, rehusaba
con todas sus fuerzas. Pero cedió por fin antes la mujer que también él amaba
profundamente. No se sabe cómo fue que el cura uruguayo accedió a casar por el “sacramento”
del matrimonio a una adultera con un ateo.
Muchos años después, en
otro continente, escapándose entre mil peligros después de la infeliz campaña
de Roma, Anita se le murió enferma entre los brazos.
Después fue a América, nuestro Garibaldi. A Perú, para conocer a Manuelita Sanz, el
otrora amor de Simón Bolívar el Libertador del cual se hablaba en Europa: muerto
pobre y solo en Colombia, después de haber libertado a casi toda América del sur. Había mucha afinidad entre esas dos mujeres,
Manuelita y Anita, tan diferentes pero
acomunadas por el gran amor del Héroe que les había robado el corazón. Y
Garibaldi con enorme tristeza encontró a una mujer ya vieja, que vendía
chocolates en la calle para sobrevivir.
Pero la vida continúa. Después de varios años de la muerte de
Anita una joven condesa italiana se
encaprichó con Garibaldi, ya no tan joven. Nuestro héroe,
quizás por la edad, se quedó
entusiasmado con la joven aristocrática. Accedió al matrimonio. A la salida de
la Iglesia, después de la ceremonia elegante, se le acercó un viejo compañero
de armas: "General, cuidado, la condesita
está en estado".
Garibaldi, enfurecido, le gritó: “¡Sei una puttana” y la
dejó plantada en los escalones de la Iglesia, frente a los ilustres y nobles
invitados a la boda. Nunca más volvió a
verla.
Su tercer matrimonio fue con una mujer del pueblo. Le dio hijos y
cuidó el héroe en su ocaso. También ella quería casarse por la Iglesia. Pero
por la Iglesia Católica Garibaldi estaba casado con la condesa, y el Tribunal
Eclesiástico quiso negar la anulación del matrimonio por no consumatum. Quizás
era admitir la culpa de la condesa. Quizás. Entonces Garibaldi se dirigió a su
gran amigo y admirador Víctor Hugo pidiéndole que interviniera para que Francia
le concediera la ciudadanía.
Cuando eso se supo en Italia, casi se armó una revolución.
“” ¿Cómo es posible que Garibaldi, nuestro Garibaldi, el
Unificador de Italia, Padre de la Patria,
estimado hasta por el Rey, el Héroe de Dos Mundos, se transforme en
ciudadano francés ¿ “”
La anulación del matrimonio solicitada vino de inmediato y el
agricultor Garibaldi (así lo define el acta de matrimonio) pudo tranquilizar a su nueva esposa y
conseguir tranquilidad para sí mismo.
***
***
Y siguió la leyenda. Y Garibaldi y el término garibaldino pasaron
a indicar un determinado modo de actuar, medio romántico, travieso, medio
alegre pero sin duda siempre con un significado de aprobación. Todas las ciudades de Italia tienen una calle
Garibaldi o una plaza Garibaldi. Puede que falte el nombre de algún emperador
romano, pero no falta nunca el nombre de ese italiano sui generis. Hasta en el lejano y folklórico México, donde él nunca fue, hay una bellísima Plaza
Garibaldi. Y allí los mariachis tocan y
cantan alegremente.
Ah ¡Se me olvidaba decir
que Garibaldi, además de todo lo que hizo y toda su fama, tenía también una muy bella y modulada voz de tenor!
*****************
14 comentarios:
Rescataste con tu consabido humor, un hermoso anecdotario de un héroe singular. ¡Me encantó! ¡Millones de gracias!
Muy interesante. Realmente desconocía las andanzas de Garibaldi en suelo argentino.Me demuestras, cada vez que te leo cuanto tengo que aprender !!! Has despertado mi curiosidad en este tema, por lo que me voy a poner a investigar. Muy buena la entrada, como siempre !
Queridisimas, estimadisimas y bellisimas Alfa y Laura:
Sus comentaros son siempre una luz de aliento para< mi! Se los agradezco de verdad....Y aprovecho ahora, niñas. para darles el beso de feliz novedad y todo lo que sigue! ...Y si tienen marido? ja ja El marido a veces dificulta...pero no impide...Ciao a ambas.
Mi gran y estimada amiga FIRPO, con su acostumbrada franqueza me comenta, y lo publico:
No me cae nada bien Garibaldi, pero si algo hizo bueno, ahí está la calle que lo recuerda. No son de mi agrado los que pasando por rebeldes y libertarios, sólo buscan destacarse y ser homenajeados. Tienen la enfermedad de la VANIDAD a cualquier precio.Que haya tenido que ver con LA TRIPLE ALIANZA y con Mitre, me lo hace muy antipático.Porque yo opine así, una simple ciudadana uruguaya y latinoamericana.........no le va a hacer nada al señor Garibaldi. Quedarse tranquilos....seguirá con su” prestigio”. Te saluda fraternalmente Elisa Firpo.
Querida Elisa, Quiero agregar algo. Es cierto. La vanidad es algo muy difundido. Vanidad es también mirarse al espejo, mágico o no, o en las aguas cristalinas de una fuentecita silvana como el famoso Narciso. Quiérase o no, creo que la vanidad es implícita en la condición humana. Los animales no se miran al espejo. VANITAS SEMPER VANITAS ET OMNIA VANITAS. ¿Y? ¿Qué hay de malo? Todos queremos destacarnos, Todos lo quisiéramos. Solamente hay unos pocos, afortunados o no, pero seguramente más dotados que otros, que lo logran. Que sean felices o no, es otro problema. Te diré. He oído hablar desde siempre de un cierto Jesús de Nazaret. Que haya existido o menos, no importa. EL TEMA ES, aman decir los uruguayos, que el supuesto personaje que predicó la humildad, llegó a declararse a si mismo hijo de Dios, o Dios él mismo. Nada menos. Muy humildemente... y esla suma vanidad.
Si, querida somos un amasijo de contradicciones. Pero desde las cavernas hasta ahora, hemos progresado, ¿verdad? Quizás la vanidad sea una especie de resorte.
Y llegará el momento que todo se acabará en nuestro universo. No más vanidad y no más problemas. Nada de nada. La inexistencia más completa. Y que ni viva el no ser.
Hay seres vanidosos como pavos reales: así despliegan la majestuosidad de sus colas. De todas maneras aunque no quede nada de nada, mientras exista un artista como tú, que "rescate" a los seres singulares-incluido tú con el caudal de conocimientos que tienes- seguiremos tejiendo historias- que son las que nos rescatan del olvido. Muchas felicidades para ti y familia- y si pasas con amigos, también los buenos se constituyen en "familia" porque los elegimos como tales
.
Maestro Macor:
Deseo a ese hombre que es padre orgulloso de sus hijos y lo suertudo de haber conocido a la mujer idónea para esposa y madre de sus hijos, de la cual solo habla alabanzas, que pase la más bella de las Navidades y Feliz Año 2014 con salud, amor y siga cosechando éxitos en todo lo que emprenda y continúe deleitándonos con su blog,
Un fuerte abrazo
lan
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Many thankos for posting when you have the opportunity, Gues I'll just bookmark
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My blog post ... doing nhs purchasing
Sr.Aldo Felicidades por su éxito en todo.
NL
Felicitaciones por todo el trabajo, he podido enterarme más de Garibaldi, mis ancestros, me contaba papá llegaron con las huestes garibaldinas, eran dos hermanos, uno quedó en Uruguay y el otro siguió hacia Argentina, soy Ninel Firppo, el escribiente al registrar el nacimiento de mi abuelo debe haber pensado "apellido italiano es con doble consonante".
Cuando nació Garibaldi, Niza pertenecía al Reino de Cerdeña. Por lo que puede considerarse a Garibaldi italiano, ya que luego pasó a ser parte de Italia. Y Niza fue cedida a Francia a posteriori. Saludos cordiales.
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