Nadezhda Krùskaya (Nadya)
¿Porque
Lenin se casó con Nadya? Nadia era feúcha, pobrecita. Una hermana de Lenin dijo
una vez que se vestía como si lo hiciera su peor enemiga. Tenía los ojos
saltones, era flaca como un arenque. No era atractiva, como la linda
Apollinaria o como lo será la sensualísima Inessa Armand que aparecerá más
tarde, “cruz y delicia” para el enamorado pero ascético y despiadado
Lenin, como lo definió una vez Angélica Balabanoba.
NADYA LA ESPOSA DE
LENIN
Nadya
pertenecía a una familia noble de San Petersburgo: noble pero empobrecida. Su
padre, Oficial del Zar, había participado a la represión de la insurrección
polaca. Pero Nadya era anti zarista. Daba clases en una escuela de obreros.
Allá se hizo amiga de Apollinaria. A los 22 años conoció y se enamoró del
Marxismo. Y a los 25 años conoció y se enamoró de Lenin. Y serán su credo y su
ídolo, respectivamente, por toda la vida.
¿Porque
se casó Lenin con ella?
Posiblemente lo halagó su
dedicación a la causa y a él personalmente. Porque poco a poco ella se
trasformaría en consejera, compañera, amante, ama de casa, cocinera, esposa,
secretaria. Lo había conocido, joven, en una fiesta de Carnaval, lo había
visitado en la Cárcel de San Petersburgo. Había pasado horas para poder verlo
cinco minutos de lejos. Aunque a Lenin le gustara la bonita Apollinaria, Nadya
era la compañera camarada, con ella conversaba, era la esposa fiel, la
tranquilidad, no era la pasión.
Lenin
nunca estuvo enamorado de ella; la quería, pero estar enamorado es otra cosa.
Era un hombre de hierro, en cierta forma un kamikaze. Dispuesto a sacrificarse
para la causa como otros Kamikazes se sacrificaban para el Tenno, el Emperador
hijo el Cielo; o como otros más adelante lo harán para conseguir el Paraíso de
Allah. Temía quizás que el amor lo debilitara en sus actividades y deberes
revolucionarios. Es obvio que eso puede suceder y sucede: que el amor
distraiga.
El sabía
que podría sucederle. Era un lujo que no podía permitirse. No él. Enamorarse
es fuente de dicha suprema pero también de trastornos. Un lujo que no
quería permitirse así como cuando, mas adelante en la vida, se impuso a si
mismo renunciar al verdadero amor y pasión para una mujer. En alguna ocasión
hasta llegó a comentar inclusive que había que suprimir ciertas
condescendencias hacia la música, porque reblandecía el carácter. Solamente en
Europa, durante su largo exilio, se permitirá a sí mismo, escuchar alguna vez
la Serenata al claro de Luna de Beethoven cuando Inessa, su amor trágico, la
tocaba al piano, solamente para él. Pero será en Paris. En los tiempos del
Café du Lyon. Y Paris y Capri y Europa no eran el destierro a Siberia sino el
exilio voluntario, en espera de tiempos mejores.
Allá
Lenin conspiraba y confabulaba y daba sus instrucciones y se veía con
personajes claves para producir esos tiempos mejores. Y la magia de Paris y de
Capri consiguieron que se concediese algunos paréntesis voluptuosos que después
la Iconografía tratará de eliminar para mantener pura la imagen ascética del
Ícono.
Total,
la Nadya era el tipo de mujer que Lenin, racionalmente, había preferido como
esposa. Y Nadya le aguantaba todo. Las pocas pero fuertes simpatías amorosas
que él tuvo, antes o durante el matrimonio, fueron momentos de debilidad que
se concedió casi involuntariamente, que trató y tratará de enmendar y que
ella aguantó.
Regresamos ahora al 2º año de
destierro de Lenin en Siberia. Nadya, acompañada de su mamá, se le presentó
allá, en el fin del mundo: cerca del lago Baikal, en cuya gelidas aguas, siglos
antes, se templaba el cuerpo vigoroso del joven Temusín, mas tarde Gengis Kan.
Lenin acepta a Nadya. Claro que la aceptó. Quizás, a lo mejor quiso que
viniera. Eso no se sabe. Sabemos que la pareja Ilich - Nadya vivirá tranquila
en ese oasis que fue el exilio siberiano. Ella lo ayudará en traducciones, en
escribir artículos políticos, económicos, se prepararán para escribir futuros
libros. Y las autoridades Zaristas les darán permisos de varios días para que
puedan ser tratados por un dentista en la ciudad de Kranojark. Los trataron
bien.
En el pueblito de
Shushénskoie, hasta de imposible pronunciación para nosotros, están otros dos
exilados políticos: un profesional polaco y un obrero ruso. Con ellos se
acompañarán. Jugarán al ajedrez donde parece que Lenin era muy bueno. Nadya y
Lenin saldrán de compras en las tiendecitas regresando cargados de paquetitos.
¿Te lo imaginas Lenin, el futuro grande Lenin, con la bolsita del Mercado? En
alguna parte comprará unos patines. Quizás no eran pareja para las Olimpiadas y
Nadya no era Sonja Heine, pero se defendía.
¿QUIEN RECUERDA A
SONJA HEINE?
SONJA HEINE
Todos
los rusos saben esquiar y patinar sobre hielo. Se aprende de niños como
nosotros ir en bicicleta. Bueno. En el oasis siberiano siguen escribiendo
mucho y para relax Lenin se divertirá a tallar figuras de ajedrez con la
corteza de los arboles. El editor seguirá pagándoles buenos honorarios y la
tremenda Policía Zarista ni se dará cuenta del contenido fuertemente marxistas
de sus artículos o libros. Por más que parezca increíble, la policía local ni le
censuraba el correo a Lenin. Quizás para ellos eran una pareja de burgueses,
el nada más que un abogado retirado que se divertía en cacerías, a patinar, en
excursiones, visitas; buen hombre y nada de malo, con la sola manía de escribir
libros tediosos que nadie nunca leería.
A
principio del 1899 Nadya e Ilich irán de paseo a otro pueblo, Minusinsk, para
visitar a otra pareja de desterrados. Allí se la pasarán jugando ajedrez y
patinando sobre hielo.
Y
seguían escribiendo y traduciendo. Total, la estadía en Siberia fue muy
proficua a los efectos del ejercicio físico y de la actividad intelectual
político económica.
Lenin
era abogado, como hemos dicho. Pero como deportado no tenía derecho a ejercitar
dicha profesión. Sin embargo nada le impedía que un buen día diese asistencia
“amistosa” a un campesino-obrero en una disputa con una mina de oro. El
campesino ganó el litigio, se esparció la voz y una buena cantidad de campesinos
comenzaron a "pedir día y hora", como se dice en Uruguay, para pedir consejos a
Lenin. Y como los campesinos así asesorados comenzaban a ganar pleitos, la
autoridad "inteligentemente" empezó a sospechar algo de misterioso y ¡condenó
al campesino que tenía una muy buena defensa escrita, porque demasiado bien
redactada! ¡Gato encerrado! Y así terminó la asistencia del Abogado Vladimir
Ilich Uliánov para sus clientes gratuitos.
En otra
ocasión, en una carta de Nadya a su suegra, ella comentó que para el carnaval
habían llegado a sus casa unos seis desterrados para pasar los días de fiestas
juntos. Aun que con olor a chismes, si es verdad que esas noticias son
ciertas, como parece que sean, eso demuestra que el tan cacareado exilio en
Siberia, por lo menos en los tiempos del Zar, no era tan despiadado como se
decía.
Al fin
se acercará el final del destierro. Nadya comentará que su Ilich se ponía más y
más nervioso, hasta en estado de febril excitación; que dormía mal, casi no
comía y comenzaba a adelgazar violentamente. El fatídico día 10 de febrero de
1900 Nadya con su mamá y con Lenin abandonarán la aldea que los había
acogido por tres años. Entre viaje en rio, carretas y ferrocarriles llegaran a
la ciudad de Ufà, la originaria destinación de la Krùskaya donde ella deberá
terminar de pasar unos meses para completar los tres años de su
condena.
Pero
Lenin no era Nadya.
Lenin
no se quedará con su esposa para acompañarla en el destierro. ¿Será porque le
era prohibido quedarse en ciudades relativamente importantes como era Ufà? ¿O
será porque Lenin sentía la fiebre de la revolución y dejó sola a la esposa en
el destierro para seguir su llamado de predestinado, el gran llamado de la
Causa?
¿Se
sentía como Eneas en búsqueda de su Destino Fatal?
¿QUIEN RECUERDA A
SONJA HEINE?
2 comentarios:
Mi Amiga ALFA me ecribio
No sabía que patinaban tanto en Rusia. Me siguen gustando tus comentarios sobre las mujeres de estos personajones. Parece ser que Lenin no se dejó vencer por la avasallante pasión amorosa, sino por la otra-también terrible- la pasión política.
Prefiero a Sonja Heine que a lenin y Nadya patinando.
Saludos, maestro.
Angel.
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