1 abr 2012

Esculturas monumentales. 5/6


LAS  CONFESIONES DESPUES DE UN VIAJE a
través del tiempo

Monumento a la Paternidad, en Puewrto Ordaz,
Venezuela 1985


Quinta parte:  5/6   Quería ver las esculturas monumentales  que dejé en Venezuela y... otras cosas más...    

Durante el vuelo  de ida a Venezuela, había  hecho un millón de veces  el programita de cosas por hacer en Caracas durante mi estadía de un mes. Por supuesto  de inmediato seria la visita al oftalmólogo. Sabia que no  podía esperar  resultados contundentes  ya que  muchas  patologías son consecuencia inevitables del devenir del tiempo, pero esperaba quizás en algún paliativo aliviante por ciertas molestias. Y así sucedió.

 Y lo demás…lo demás…¿que trataría de hacer durante esas " vacaciones"?
Tratar de sumergirme,  quizás por última vez,  en algo del ambiente que me conoció hace tantos años?
 Cayo Borracho en Falcón, entre corales.
 ¿Cómo no desear  volver a los Cayos de Falcón? Mi Cayo Borracho? El mas alejado de la costa? A nadar en las aguas transparentísimas del Caribe, llenas de corales, peces variopintos, revivir la emoción de volver a ver  meros,pargos, alguna langosta,  alguna barracuda, picua, le dicen por allá y  quizás ¿hasta  algún tiburoncito despistado? ¿Con quien iría? Alguien conseguiré.  Y chapaletas, snorkels… quizás… Cuando me fui de Venezuela  hace años regalé todo mi equipo, incluyendo los cinco arpones…
Claro, me gustaría también poder ir a visitar los sitios donde están algunas de mis esculturas grandes, les dicen   monumentales: en Puerto Ordaz, en Merida, en la Cristoforo Colombo de San Antonio de los Altos, donde debería estar mi Cristo bellísimo, cuidado por las monjitas de no sé cual orden religioso.
  También me gustaría ir a Valencia, donde está  esa  otra  grande escultura del altar mayor en la Iglesia de “los italianos”, le dicen, en Prebo. ( San Antonio de Padua ? )
Cristo en Valencia, Altar Mayor
Quizás allí podría ir con Padre Sante, el único amigo mío cura. Amigo mío a pesar de ser cura, debería precisar. Persona de valor, de empuje, a veces con la cabeza entre las nubes como cuando voló en avioncito, solo, de Venezuela hasta Italia, por encima de Groenlandia.  Seguro algún superior cretino debe haberlo regañado.  ¿ Quien fue su copiloto?  ¿ Dios? Me lo  dijo  ¿o lo soñé?

¿No es bello este rostro?
 Me parece imposible que lo haya hecho yo!
Trabajando en andamios de seis metros.
Pero en Caracas debería también ir a revisarme los aparatos de sonido: los aparatos auditivos, sea claro, las cornetas  para la presbiacusia y entender mejor las tonterías de que habla la gente.¿Es necesario?
Por supuesto quiero  ver amigos, tantos amigos, parejas o desparejas de amigos: ¿Cuántos habrán quedado? ¿Regresados a sus tierras de origen? ¿O ¿polvos ya? Quién sabe.

Y quisiera visitar ese club familiar del Fogolar Furlan, volver a cantar viejas canciones de nuestra época heroica.  Canciones ya antiguas, que no son himnos a personajes de un tiempo sino a la juventud desvanecida  ya desde años. Algo patético, claro, pero tierno. Todo lo pasado es tierno. El tiempo modifica hasta la realidad. Casi siempre la mejora.

Bueno, de todo eso   no fue  mucho lo que pude hacer.  Suficiente, pero no mucho. No encontré gente. Solamente tres  parejas de amigos queridos, medio achacosos, inclusive más que yo. ¡Gran satisfacción!

 Pero pude ir solamente a San Antonio de los Altos, cerca de Caracas, para ver mi Cristo resurgente. Acompañado por Helena y Angel. No el angel de la guarda. Por mi amigo Angel, el español.
 Las monjitas cuidan mucho la pátina e la escultura. Estaba todo bello, limpio, brillante, mi Cristo. Buen mozo, de sonrisa dulce, cuerpo atlético.
 
Sor Domitilla. 
 Lo siento, Madre Domitilla, veo reproche en su mirada. No logro arrodillarme frente a un trabajo mío.
Para Ud. ese es el hijo de Dios.
Cristo Rresurgente, en Los Tejes,
A.C.Cristoforo Colombo 
Pero para mí es el hijo de mis manos, que lo modelaron en arcilla. No puedo genuflectarme.
Sor Domitilla no me dijo nada. Me mandó a preparar  un cafecito con bombones. 
 Pero no me lo ofreció ella misma, el cafecito.   
Lo mandó a ofrecer por la hermana cocinera.

Pero cuando el amigo Angel, que me acompañaba,  quiso sacarme una foto con ella,  se quitó el delantal de cocina, se acomodó la cofia impecable  y asomó una sonrisa:  
Sor o Madre Domitilla, pero también mujer, al fin. 
                                                                                                                                


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---   SIGUE---

8 comentarios:

A,.Nayeli dijo...

"Dr.Macor:
Gracias por compartir con sus lectores sus experiencias todas muy interesantes, pero ¡ésta es especial! nos permite también conocer sus trabajos de escultura que son magníficas: otra de de sus grandes facetas,

Felicidades.

Caccarella dijo...

Muy lindo texto, lleno de nostalgia... Son cada vez mejores!

Anónimo dijo...

Te olvidaste del almuerzo en Da Doménico (claro lo pagaste tú) a ver cuando vuelves.
Un abrazo,
Angel.

Alfa Segovia dijo...

Aldino: Comentarios muy tiernos con "toques" de mordacidad- Sobre todo con respecto a la monjita Domitilla, que no te dio personalmente el cafecito-. A propósito de la foto que te sacó Ángel con ella, ¿Sor Domitilla es pequeña o tú eres alto?
Escríbeme algo más de ese "fogolar furlan", me interesa mucho, porque mi padrino hablaba un dialecto que se llamaba-y se llama furlan- ¡Las esculturas son hermosísimas! El Cristo es hijo de tus manos, pero quizás-dale un crédito- tienes el don porque Dios Padre te lo concedió como una gracia divina para lo que plasmes- ¡No me maldigas! ¿Eh?

Aldo Macor dijo...

Es una prueba de viabilidad de los comentarios

Anónimo dijo...

Mi comentario no lo tienes. Lo escribí ayer(02 de Abril /12). Es muy raro que personas que te estiman tanto hayan dejado de escribirte.
Angel

Anónimo dijo...

Bravo!

Anónimo dijo...

Aldo:


Esperamos con ansia su siguiente narración.

Siga escribiendo lo hace muy bien,

Respetuosamente Besos y abrazos