15 mar 2012

Plaza Altamira en Caracas 3/6






LAS  CONFESIONES DESPUES DE UN VIAJE a
través del tiempo
Los celebérrimos tequeños!







Tercera parte    3/6    Plaza Altamira en Caracas.

 "No, doctor Marcelino. No estoy muerto todavía"


 Así le contesté al sonriente y efusivo amigo cubano, que había venido a buscarme, a mi, ya recuperado de mi distracción mnemónica y flash relámpago  al ´43.  Fuimos  a su casa y allí me   recibió  la mirada inteligente y alegre de su bella esposa y una deliciosa cenita tropical. ¿ Hace cuantos años conocí al doctor Marcelino? Recién "salido" de Cuba y con otras costumbres, recuerdo con ternura cuando se puse coloradito al  preguntarle yo cuanto le debía por sus prestaciones profesionales de visita medica a domicilio; no estaba todavía acostrumbrdo a cobrar 


Bueno. En la Plaza Altamira, de Caracas, donde me había citado con el amigo Marcelino, está el apartamento mono local (garçonnier- piêde  a terre-bulin-tiradero-matadero, según los inquilinos) que mi hijo Diego  puso muy generosamente a mi disposición durante mi estadía en Caracas. En el mismo edificio  está una arepera: tiendecita simpática de comida típica venezolana, relativamente popular, sin mantel en las mesas y servilletas de papel. Pero, ¿que fue  lo que vi en exposición para gozo inicial de la vista?  Mangos variopintos y enormes…
Mangos
ay…¿cuántos años son que no como un mango que sepa a mango? ¿Recién sacado del árbol? y la papaya…ay, la papaya roja, sabrosisima…y la guanábana y el níspero… y las cachapas de maíz pilado...los tequeños y, también,  los generosos abundantes  batidos  de frutas, y el queso Guayanés y el queso Telita. Si se pide, en Venezuela te traen hasta queso parmesano autentico, queso pecorino romano autentico mientras  los pregoneros ofrecen alegres las imperdibles loterías de no sé cuantos millones de dólares, con  contornos de escotes exhilarantes de las mesoneras que revoletean entre los clientes!  Estoy bien. Me hace bien ese reencuentro entre alegrías y bellezas. ¿Cuántas Miss Mundo han salido de esta Tierra de Gracia?
Lechosa o Papaya
 ¡Cuidado! Aldo, tienes más de 83 años. Recuerda las recomendaciones de tu hija. Lo que  podía decir o pensar o hacer a los cuarenta…eso, ya ni remotamente, ahora...está periclitado.
Repliego  en la comida. Limitémonos a la comida. Se puede pecar  también de gula, en Venezuela. La politicizada   teórica antipatía de las nuevas generaciones de “criollos-criollos” hacia los capitalistas bastardos productos del Imperio, no impide el proliferar, aun que notablemente disminuido, de restaurantes muy buenos, bastante caros, de verdadera cuisine de comida francesa con escargot en el menú, o de la verdadera  comida española de mariscos que huelen a mar a dos kilómetros de distancia;  o de risotto ai funghi di bosco, que huelen a hongos y a bosque.   Los escuálidos, enemigos de las clases pobres, según la terminología Chavista, dicen que hay que cuidarse al salir de esos restaurantes, máxime de noche. Hay  riesgo de atraco.
...y el Jugo de Guanábana!
Yo fui  a uno de esos restaurantes con una pareja de amigos de otros tiempos. Claudia e Hugo. Italianos más o menos de mi edad. Los vi algo desmejorados, mas que todo en el ánimo. Les mentí: Los veo bastante bien, ¡ felicitaciones! Y por  supuesto  me mintieron ellos también... Tiernamente nos mentimos, entre amigos, con el tiempo.
Comimos con precaución. Y a la media hora no sabía de qué hablar con ellos, que no fuera de  problemitas de médicos, medicinas y achaques varios.
Por fin salimos del Restaurant. Ah sí…hubo atraco, claro: la cuenta del restaurant. 
Pero psicológicamente, si  transformas la cuenta en dólares, todo sale barato. Ese es el truquito. Y recordé  el primer churrasco, buenísimo, de carne uruguaya, por supuesto importada,  comido en Roma, antes de salir definitivamente para vivir en Montevideo. Fue  hace diez años.  Solamente el churrasco, el puro y solo churrasco, estaba marcado en 70 euros.
La pareja de viejos amigos me acompañó  muy gentilmente con su coche hasta mi casa, equivocándose dos veces de dirección.  La culpa es de las construcciones nuevas que confunden al pobre viejito que quisiera no cambiar nada en el mundo para no  confundirse.
El ascensor del edificio no funcionaba. Durante mi estadía de un mes en este edificio, un tiempo de lujo,  el ascensor dejó de funcionar en 4 ocasiones. No se consiguen los repuestos… control de cambio y letanías varias. Falsas o verdaderas no sé.

“Suba a pie, seis pisos no son nada. Siga los consejos de Chavez, mi Comandante. Él cuida de su salud. Haga ejercicio”. 
Así más o menos nos exhortaba en otros tiempos tambièn el camarada  conserje, en Roma. ¿Otro flash? 

"Andate su a piedi. Suban a piè. Di corsa, corriendo. ¿ No les da vergüenza? Once pisos no son nada comparados  con los sacrificios de nuestros Legionarios en el frente. Ma vinceremo! Y que viva el Duce."

Yo los subía y bajaba tres veces seguidos los 11 pisos para demonstrar mi sentido de italianidad.
 Tenía 15 años.

                                                                                                                        ---SIGUE ---

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón en todo lo que dices,
un abrazo,
Angel

Anónimo dijo...

Aldo:

Excelente presentación de la
narración, abren el apetito
esas fotografias. Esperamos
con ansia la continuación,

Saludos,

A.Nayeli dijo...

Sr.Macor:

Apetitosa presentación de la narración con bonitas fotos…
Ud. ha bien aprovechado el viaje y descrito con cariño
el reencuentro con sus amigos.

A.N.

Anónimo dijo...

otra prueba..