La fabricación en cadena, con la que Ford revolucionó la industria automovilística, era una apuesta arriesgada, pues sólo resultaría viable si hallaba una demanda capaz de absorber su masiva producción.
Siempre que existiera esa demanda, la fabricación en cadena permitía ahorrar pérdidas de tiempo de trabajo. La industria naciente podía aprovechar mejor la mano de obra sin cualificación de los inmigrantes que arribaban masivamente a Estados Unidos cada año.
La dirección de la empresa adquiría un control estricto sobre el ritmo de trabajo de los obreros, regulado por la velocidad que se imprimía a la cadena de montaje. La reducción de los costes permitió a Ford elevar los salarios que ofrecía a sus trabajadores muy por encima de lo que era normal en la industria norteamericana de la época: con su famoso salario de cinco dólares diarios se aseguró una plantilla de obreros satisfecha y nada conflictiva, a la que podía imponer normas de conducta estrictas dentro y fuera de la fábrica, vigilando su vida privada a través de un «departamento de sociología». Los trabajadores de la Ford entraron, gracias a los altos salarios que recibían, en el umbral de las clases medias, convirtiéndose en consumidores potenciales de productos como los automóviles que Ford vendía; toda una transformación social se iba a operar en Estados Unidos con la adopción de estos métodos empresariales.
El éxito de ventas del Ford T, del cual llegaron a venderse unos 15 millones de unidades, convirtió a su fabricante en uno de los hombres más ricos del mundo, e hizo de la Ford una de las mayores compañías industriales, hasta nuestros días.
El éxito consistió en fabricar automóviles sencillos y baratos destinados al consumo masivo de la familia media americana; hasta entonces el automóvil había sido un objeto de fabricación artesanal y de coste prohibitivo, destinado a los ricos, o sea a un público muy limitado. Con su modelo T, Henry Ford puso el automóvil al alcance de las clases medias.
La producción en serie, consistía en instalar una cadena de montaje a base de correas de transmisión y guías de deslizamiento que iban desplazando automáticamente el chasis del automóvil hasta los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas encomendadas. Y el coche estaría rápidamente terminado. El sistema abarataba la producción por la estandarización del producto.
Este sistema tenia sus ventajas y desventajas. Indudables ventajas del punto de vista empresarial y desventajas para el desarrollo psicológico del individuo atado a una cadena de montaje.
Este último aspecto fue irónicamente criticado por un
socialista Charlie Chaplin en Tiempos Modernos, largometraje en blanco y negro, mudo, con Paulette
Goddard en la época joven y indefensa huérfana.
, La obsesión de la cadena de montaje
Charlei Chaplin y Paulette Goddard.
en una escena de Tiempos Modernos
El cierre romántico del Largometraje mas famoso del mundo
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