ALEJANDRO VI
Rodrigo Borjas
(Papa del 1492—1503)
Nadie
puede afirmar que el Papa Alejandro VI, o sea el valenciano-catalán Rodrigo Borja, haya sido un Papa santo.
Llegó al Pontificado con el apoyo del Rey de España y no del Rey de los
Cielos; y no por oraciones sino gracias a congruos pagos en dineros a varios cardenales.
Simonía, a todos los efectos. También
ha sido un pecador carnal, libidinoso, antes y después de ser nombrado al Solio. Tuvo la belleza de ocho hijos y a todos
favoreció con el así dicho nepotismo que
en el caso suyo más bien hubiera podido calificarse de paternalismo. Nombró
Cardenal al noble Alessandro Farnese,
mas tarde Papa Paulo III, otro ejemplo
de caridad cristiana que le había ofrecido, para aplacar su sensualidad, la hermanita Julia de quince años.
Pero la
gran antipatía del pueblillo de Roma a su elección y la gran alegría a la
noticia de que se había muerto ( posiblemente envenenado), no fue debido a eso
pecados o por lo menos no solamente a esos: se debieron a que era un Papa
Extranjero.
Y
la Fama Negra de ese Papa español y de algunos familiares como Cesar Borja y
Lucrecia Borja, impidió a los contemporáneos
notar los méritos de su Pontificado,
porque sin dudas hubo algunos e
importantes. Méritos mas como Jefe de Estado y no como jefe de la Iglesia.
En sus 10 años de pontificado supo organizar un gobierno ordenado, pudo evitar con el tratado de Tordecilla eventuales luchas entre España y Portugal para la repartición de las tierras nuevas descubiertas por Colon; fue un gran mecenas de las artes y quizás sin él no existiría hoy en día la Piedad de Miguel Ángel. Además, espíritu practico, dictó leyes justas, tuvo buena administración, fomentó industria, comercio, restauró la paz, demostró buena dosis de tolerancia dando ayuda a colonias hebreas exiliadas por las fanaticadas de España y trató formar un estado italiano unitario, sin extranjeros, ni franceses ni españoles.
Esos fueron sin dudas méritos de ese Papa Español.
En sus 10 años de pontificado supo organizar un gobierno ordenado, pudo evitar con el tratado de Tordecilla eventuales luchas entre España y Portugal para la repartición de las tierras nuevas descubiertas por Colon; fue un gran mecenas de las artes y quizás sin él no existiría hoy en día la Piedad de Miguel Ángel. Además, espíritu practico, dictó leyes justas, tuvo buena administración, fomentó industria, comercio, restauró la paz, demostró buena dosis de tolerancia dando ayuda a colonias hebreas exiliadas por las fanaticadas de España y trató formar un estado italiano unitario, sin extranjeros, ni franceses ni españoles.
Esos fueron sin dudas méritos de ese Papa Español.
Pero
los tres Borja, o sea el Papa Alejandro y sus dos hijos, Lucrecia y Cesar, seguían hablando catalán entre sí.
Quizás ese fue para los romanos su mayor defecto: para el pueblo, el
Papa de la Iglesia de Roma, debía ser romano, o cuanto menos un italiano
Y alguien dijo que nunca le perdonaron a
Alejandro las blasfemias y groserías porque
dichas en el incomprensible Catalán, y no en el
musical folclórico alegre dialecto Romanesco del
“Vaffannculo”.
1 comentario:
¡Vaya con el Papa valenciano-catalán!.
Angel.
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