26 sept 2013

L.- Personajes.- 44/ 54 ALEJAMDRO VI BORJAS


                          ALEJANDRO VI
                              
                           Rodrigo Borjas
                    (Papa del    1492—1503) 


Nadie puede afirmar que el Papa Alejandro VI, o sea el valenciano-catalán   Rodrigo Borja, haya sido un Papa santo.
 Llegó al Pontificado con el apoyo  del Rey de España y no del Rey de los Cielos;  y no por oraciones sino  gracias a congruos  pagos en dineros a varios cardenales. Simonía, a todos los efectos.   También ha sido un pecador carnal, libidinoso, antes y después de ser nombrado al Solio.        Tuvo la belleza de ocho hijos y a todos favoreció con el así  dicho nepotismo que en el caso suyo  más bien hubiera  podido calificarse de paternalismo. Nombró Cardenal al noble Alessandro   Farnese, mas tarde Papa Paulo III,   otro ejemplo de caridad cristiana que le había ofrecido, para aplacar su sensualidad,   la hermanita Julia de quince años.
Pero la gran antipatía del pueblillo de Roma a su elección y la gran alegría a la noticia de que se había muerto ( posiblemente envenenado), no fue debido a eso pecados o por lo menos no solamente a esos: se debieron a que era un Papa Extranjero.
Y la Fama Negra de ese Papa español y de algunos familiares como Cesar Borja y Lucrecia Borja, impidió a los contemporáneos     notar los méritos de su Pontificado,  porque  sin dudas hubo algunos e importantes. Méritos mas como Jefe de Estado y no como jefe de la Iglesia. 

  En sus 10 años de pontificado supo organizar un gobierno ordenado, pudo evitar con el tratado de Tordecilla eventuales luchas entre España y Portugal para la repartición de las tierras nuevas descubiertas por Colon; fue un gran  mecenas de las artes y quizás sin él no existiría hoy en día la Piedad de Miguel Ángel. Además, espíritu practico, dictó leyes justas, tuvo buena administración, fomentó industria, comercio, restauró la paz, demostró buena dosis de tolerancia dando ayuda a colonias hebreas exiliadas por  las fanaticadas de España     y trató  formar  un estado italiano unitario, sin  extranjeros, ni franceses ni españoles.

 Esos fueron sin dudas méritos de ese Papa Español.
Pero los tres Borja, o sea el Papa Alejandro y sus dos hijos, Lucrecia y Cesar, seguían hablando catalán entre sí.  Quizás ese fue para los romanos su mayor defecto: para el pueblo, el Papa de la Iglesia de Roma, debía ser romano, o cuanto  menos un italiano

 Y alguien dijo que nunca le perdonaron a Alejandro  las blasfemias y groserías porque dichas en el incomprensible Catalán, y no en el  musical folclórico alegre  dialecto Romanesco del “Vaffannculo”.
                                 







1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Vaya con el Papa valenciano-catalán!.
Angel.