LOS MESIAS
Los judíos son un
pueblo que durante siglos han tenido
crisis. Los periodos de crisis han
producido el nacimiento de periodos mesiánicos. Y los personajes mesiánicos fueron muchos y cristalizaron en sus personas
los anhelitos de liberación política o económica
o la que fuera, máxime entre los pobres,
los débiles y lo menos afortunados.
Se ha tratado en la mayoría de los casos de individuos que por un motivo u otro comenzaron a creer en
la realidad de su misión divina; a
menudo esa convicción los ha llevado a fines violentos. Se trata de personas fuera de lo común, con un gran
carisma, inteligentes y quizás ligeramente alocadas. Pero, a pesar de no concretar los resultados anhelados lograron despertar
la imaginación y las más fervientes expectativas de liberación.
Aquí van algunos de
ellos:
1) Ya hemos hablado de la figura semi mítica de Simón
Bar Kojba, jefe militar que con el aval de un muy estimado Rabin, Akiba, y de
una multitud de gentes logró mantener en jaque nada menos que el imperio Romano,
el más grande de la época, durante casi tres
años. Y su cabeza terminó, horrendo
regalo, frente a los ojos del Emperador
Adriano.
2) Y
en Creta apareció cierto Moisés (otro
Moisés, no el de los XII mandamientos) que ansió emular y
hasta superar su grande homónimo por
lo menos en la intención de cruzar a pié no el mar Rojo, sino nada menos que el Mar Mediterráneo. Sus
partidarios todavía deben de estar allí en esa playa, esperándolo.
3) En
ocasión de las Cruzadas, se dieron Mesías como flores en el desierto, pero a
todos los superó David Alroy, al tiempo de la segunda Cruzada, la
de la bella Leonora
de Aquitania. Había nacido en Kurdistan.
4) En
el siglo XIII apareció Abraham ben Samuel Abulafia, nacido en Zaragoza,
en la época de oro de España-Andalucía. Fue un
tipazo simpático, muy culto, excéntrico
y muy aventurero: estudió filosofía, ciencia y medicina. En tiempos de ocio
estudiaba la Cábala para transformarla en Nueva Cábala adaptada a los nuevos
tiempos. Poco a poco conseguía adeptos. Un buen día se fue a Sicilia donde aseguró
que había tenido una entrevista con
Dios, nada menos. Quizás convencido o quizás no convencido de su misión, tuvo la osadía de tratar de convencer al Judaísmo
nada menos que el Papa Nicolás III. Por
suerte la muerte por infarto del Papa comilón lo salvó de la hoguera ya
preparada para él. El pobre Papa Nicolás III no fue una gran cosa, ni como
hombre ni como Papa; no fue elegido por sus méritos sino por pertenecer a la poderosísima
familia romana de los Orsini y a eso se
debe que el Espíritu Santo,
quizás distraído, se haya posado sobre él
indicando el futuro Papa al momento del Consistorio. Dante, el gran poeta
cascarrabias, en su Infierno lo metió entre los Simoníacos, porque se afirmaba que pagó comisiones. Era un pobre diablo, a
pesar de ser Papa. Pero pensar de
convertirlo al judaísmo fue algo atrevido, aún por parte de Abraham Ben Samuel
Abulafia, Hebreo de Zaragoza.
5) El
Decreto de expulsión y
las pésimas condiciones en que se
encontraban los Judíos fue motivo para que especialmente en España pulularan Mesías
prometedores de un destino mejor a los desesperados, esperanzados y crédulos hijos de Israel. Las inquietudes tuvieron un matiz político con David
Reubeni al proponer al Papa y al Emperador Carlos V una alianza militar de
los Alemanes con el Mundo Cristiano y Judío para derrotar a los Turcos y recuperar Jerusalén. Después de varias
aventuras y entrevistas que lo hicieron famoso en toda Europa, este hombre simpático,
enérgico, y cuenta cuentos terminó misérrimamente encarcelado en una prisión de
la Santísima
Inquisición Española.
6)Debido
a las tremendas matanzas de Judíos en la Polonia de mitad del siglo XVII entre
los hijos de Israel surgieron esperanzas que apareciera un Mesia de verdad. Y apareció Shabtai Tzvi. Este asceta seguía estrictamente los
preceptos de la Cábala Lurianica. Sin pestañear afirmó ser el Mesia, el Ungido
de Yahvé. El movimiento mesiánico que
produjo fue uno de los más importantes en la historia de los hijos de Israel. Había
nacido en Turquía, estudiado Cabala y Talmud, era muy apuesto y simpático. Pero a pesar de su cultura y simpatía
personal, fue expulsado de Turquía y viajó por varios años entre Egipto, Tracia,
Palestina y Grecia. Su vida cambió cuando el sabio hebreo Natham de Gaza lo convenció
que era el verdadero Mesia. Se lo creyó él también y muchos correligionarias en
Palestina y en la Diáspora.
Por fin fue encarcelado por los Turcos quienes les ofrecieron
la alternativa de convertirse espontáneamente al Islam o la muerte. Se convirtió al
Islam pero se murió igual: exiliado, parece en Montenegro, entre las
cabras.
7) Y otros "Mesias" los hemos tenido y los seguimos teniendo hasta hoy en día. Aún que ya no auspician eventos de liberación que se basen en la voluntad divina porque, por buena o mala suerte, las religiones están cayendo en ligero desuso, sigue habiendo personajes en la política que se auto definen enviados de no se sabe quien, y sigue habiendo gentes que los van escuchando e idolatrando embelesados.
7) Y otros "Mesias" los hemos tenido y los seguimos teniendo hasta hoy en día. Aún que ya no auspician eventos de liberación que se basen en la voluntad divina porque, por buena o mala suerte, las religiones están cayendo en ligero desuso, sigue habiendo personajes en la política que se auto definen enviados de no se sabe quien, y sigue habiendo gentes que los van escuchando e idolatrando embelesados.
1 comentario:
Cuando leí el título de "Los Mesías" empecé a inquietarme. Hoy prefiero un buen gerente en vez de un iluminado. La vida no necesita "salvadores" políticos ni religiosos. Sólo que nos dejen vivir. Será muy interesante leer acerca de los Mesías del siglo XXI. Ya te ocupaste-con acierto- de los del siglo XX.
Angel
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