ELIAS
Y JEZABEL.
( 1.000 a.c )
Elías, el Profeta, había nacido en el
seno de una secta ultra ortodoxa al borde del desierto y el mismo
era austero, peludo y “vestido ” como lo será San Juan
el Bautista , 1.000 años después. Quiso combatir la idolatría en la cual habían
degenerados muchos de los “elegidos” probablemente por los varios
matrimonios mixtos y por haber escuchado el canto de las sirenas de sus esposas
extranjeras, como pasó con la celebre Jezabel.
Esta bella extranjera era
una fenicia, hija del rey de Sidón, asesino de sus hermanos para llegar al trono;
pero ese detalle formaba parte del folklore de la época. Se
casó o la casaron con Ajab, rey de Israel (el nuevo Israel del norte) para
formar una alianza entre Fenicios e Israelitas contra Asiría, que estaba
asomando la nariz en la historia y en esas zonas. Y hasta aquí todo bien.
Pero resulta que la bella fenicia-cartaginense , antepasada de Cleopatra,
era adoradora del dios Baal e insistió muchísimo con su marido para que se
instaurara una especie de tolerancia religiosa para que al lado al culto de
Yahvé se permitiese también el culto de Baal. Jezabel, con el consentimiento distraído de su
esposo, mandó a construir un gran templo en honor de Baal en Samaria. ¿Como
maravillarse de lo que sucedió a raíz de eso deseo “democrático” que presuponía
existencia de tolerancia religiosa ? El austero Elías montó en todas sus
furias y desde entonces un feroz odio nació entre el Profeta de Yahvé y
la bella fiel de Baal. Pero la dulce fenicia no se contentó con erigir el
templo a su dios, sino que por las dudas masacró a no se sabe cuantos profetas
de Yahvé. Así, de sencillo. Interviene Elías, claro: desafía a 450
profetas de Baal recién nombrados por Jezabel para que en teatral lid se pueda demostrar
cual dios es el más poderoso. Y pone un animalito, posiblemente el cordero de
dios, en el Ara del Sacrificio. E invita, podemos imaginar con que aire
desafiante y rabioso, a los recién nombrados profetas de Baal, para que su dios,
con la sola voluntad divina encienda el fuego ritual. Los recién nombrados
profetas de Baal rezaron y rezaron a su
dios, pero no sucedió nada: el corderito seguía feliz contento y balando con
ternura. Entonces Elías rezó al dios de Israel y un fuego con toda la
parafernalia de la parrillada bajó del cielo y el cordero quedó bien asado para
uso y delicia de los creyentes y presentes. Al ver ese prodigio, obviamente todo el
pueblo cayó de rodillas, exclamando: “Yahvé es nuestro dios!! Yahvé es
nuestro dios!!” Y el vencedor Elías, aprovechando el histerismo
colectivo, mandó allí mismo a matar a los 450 pobres recién nombrados profetas
de Baal. ¡ Imaginarse la furia de
Jezabel al enterarse del prodigio! El pobre Elías se escapa de la
venganza de esa mujer y, suponemos que
con la protección de Yahvé, logra esconderse en el desierto. Era un
desierto que no era tan desierto y permitió que el profeta se escondiera detrás
de algo. Y desde este m ismo sitio lanzará una de sus celebres
profecías: "Los perros comerán la carne de Jezabel en los campos de
Jezreel, (así que) el cadáver de Jezabel será diseminado como estiércol canino
en esos campos así nadie podrá decir: en esta tumba yace Jezabel".
A los diez años, mas o menos, el
marido de Jezabel se muere y en un golpe de estado viene coronado Rey de
Israel otro personaje, Yehú, que no era muy amigo de Jezabel y además era muy respetuoso de Yahvé.. Desde su ventana Jezabel lo puede ver y lo
insulta por golpista. Y la bella fenicia seguía siendo fenicia pero
no tan bella como antes. Yehú, con calma real, tranquilamente ordena a los eunucos que suban
a la casa y tiren a la mujer desde allí
mismo a la calle. Dicho, hecho. Y la
ex bella Jezabel murió defenestrada y su sangre se esparció.
El tipo, como si nada y con digna flema, se fue a comer en la posada de
al lado. Pero ya con la panza llena recapacitó y ordenó a sus soldados
que tratándose de todas maneras de la hija de un rey y de la esposa de otro,
debían de enterrarla adecuadamente. Pero, oh, sorpresa, ya del cuerpo de
Jezabel no había quedado casi nada porque había sido devorado por lo
perros: ¡ todo según la profecía de
Elías ! Envalentonado por haber asesinado Jezabel, el golpista Yehú mandó a
matar los setenta hijos del marido de Jezabel, derribó la columna de Baal y
convirtió el templo de ese dios pagano en letrinas públicas.
Así que Elías agradeció a Yahvé por la justa acción de venganza de Yehú. Llegado
su tiempo y ya satisfecho de su misión, pudo
ascender al cielo, llevado por un carro de fuego.
4 comentarios:
Yo me apunto al cordero, lo demás que se ocupen los profetas.
Angel
Angel: esos comentarios tuyos son siemre divertidisimos.Tienes mucha paciencia a seguir leyèndome, eh? Mi fiel amigo, uno de los pocos, poquísimos, que me han quedado.Muchos saludos, y siempre, a Helenita.
El cordero? Tienes razón en apuntarte. Es uno de mis platos favoritos. Como el que comíamos sin pensar en el colesterol. En esa " vaina" por alli en Tazón. Ciao, camarada.
Gentil amigo, la mujer de los ojos "refulgentes" te envía su testimonio de afecto y cariñosa amistad.
Angel
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