15 ago 2011

4/4 Momentos de vida con los abuelos…EL PAN

El Pan de trigo, hecho con trigo, que huele a trigo, que sabe a trigo. 

                                  ***    





                     

   Por avatares de la vida, pasé de ser una persona  relativamente importante rodeado de empleados, más o menos lamebolas y encariñados, (más lamebolas que encariñados) a otro tipo de personaje: un viejo cascarrabias, que vive solo porque nadie quiere ya vivir con él.  Así que cuando me encuentro con algo o con alguien,  actitudes que no son de mi completo agrado, para evitar el cascarrabico choque de frente, me esfumo y  recurro a los recuerdos.
 Es lo único que nos salva en  ciertas épocas de la vida. Los recuerdos tienen la ventaja que uno puede inclusive modificarlos sin  que ningún impertinente te pregunte irónico  si eso es cierto o no.
 Y esto se da en una  infinidad de ocasiones en el devenir cotidiano.  Quien dijo eso fui yo  y no Heráclito. Pero da lo mismo.
Regresamos a lo que decía: entro a una de esas tiendas que ahora llaman Market.
Busco pan. Te dicen que por allá, en la góndola tercera, a mano izquierda. Uno se imagina encontrar la góndola con el gondolero veneciano, con remeras a rayas horizontales azules y blancas,   pero no. No se sabe porque ahora llaman góndolas a  pasillos entre  estanterías  y repletos de cosas de difícil definición.
 “Disculpe señorita yo busco pan…”
“Aquí, Señor,  en esta misma  góndola” te dice con conmiseración…  ” ¿No lo vio?”
Y se va,  rápida a buscar no se sabe que.
 No hay Puente de los Suspiros entre esas góndolas, pero si suspiro al ver  paquetes  que dicen PAN  pero a primera vista yo creía que fueran  absorbentes  higiénicos para mujeres. No es el tipo de pan que busco.  Doy vueltas y vueltas y por fin veo,  a lo lejos, a otra  empleada al punto de perderse en los meandros  de las góndolas. ¿Lograré llamar su atención?
“Señorita  Señoritaaaaa per favore,, “
“Dígame señor, ¿en qué le puedo servir?”
 Ay señorita, discúlpame. ¿Todavía se hace el pan con el trigo?”
 Me mira.
“¿Que busca Ud. señor?”.
 Busco pan que sea pan”.
Veo que me empieza mirar con cierta ternura. Quizás divertida. Quizás le recuerdo su abuelito.
 Percibiendo ese asomo de humanidad, me atrevo a decirle:
Lo que veo aquí son paquetes misteriosos que llaman pan con diferentes nombres, pan cuadrado, redondo, octogonal, con una infinidad  de variantes. Además  el costo está escrito con tantas cifras indescifrables…carácteres cuneiformes...”
La miro un segundo  a ver si capta. No pretendas, Aldino, me digo a mi mismo. Sigo dicièndole:
 “Yo busco, humildemente,  uno de esos panes que  un tiempo se hacían con harina de trigo, se ponían en el horno y olían tres cuadras a pan recién  hecho.
 Tenían una forma redonda, normalmente el pan era un poco oscuro, pero  duraba  como unos quinces días o quizás más, no se ponía duro y se podía cortar y siempre estaba bueno…  Yo lo cortaba en rebanadas y…”.  La chica me interrumpe:
“Señor, ese  que Ud. dice es el pan campesino o pan de campo.”
“No sé qué tipo de pan sea. Ni cuál es su nombre que Uds. le dan al verdadero pan. ¿Tienen de eso?”.
“No señor, de ese pan no tenemos.  Y creo que no se haga más…Quizás en algún rincón en el campo”, agrega  viendo mi cara decepcionada. "Quizás  algún viejo campesino. Quizás lo pueda conseguir allá”.
Bien gracias disculpe la molestia”.
 Y me voy. Me esfumo. Me voy p’al carajo a recordar… Que recuerdo?



Al nonno Paolo Berardi.
 Que cuando algunas veces yo iba de muchachito con papá y mamá a casa de los abuelos,  quizás años ‘33 o ‘34… posiblemente en días de fiestas, había una mesa  rectangular inmensa. O así me parecía…
 Y en esa mesa se sentaban los siete hijos del abuelo Paolo y de la abuela Yeye, más los hijos de los hijos, para los que ya tenían hijos.  Quizás conmigo, a mi lado,  había    otros dos o tres primitos.
 Y nos sentábamos a la mesa. Pero, ¿dónde? ¿Donde queríamos?
 ¡NOOOOO…!
Nos sentábamos donde  mamá nos decía que teníamos que sentarnos y ordenaditos sin hacer bulla. Respetuosos.
El Nonno Paolo estaba sentado a capo tavola  se decía,  agarraba su servilleta que era blanca y grandísima, de tela. Se la ponía alrededor del cuello. Y era cuando nosotros también podíamos hacer lo mismo: no antes ni después. O sea, cuando lo hacia él. Bueno, nudo grande para que no se abriera y no manchar el vestido o el traje que posiblemente era del día de fiesta.  Y el nonno agarraba el pan. El Pan que era pan. De forma redonda grande, mucho más grande que un plato normal.
 Y el abuelo agarraba ese pan, la pagnotta se decía.
 Se la llevaba al pecho, en posición vertical. Agarraba un cuchillo.
 Y empezaba a rebanar el pan, de afuera hacia adentro, hacia su pecho y así sacaba   las rebanadas, grandes, de casi dos centímetros de alto, olorosas de trigo, obviamente. Y las entregaba, cada rebanada, a cada uno de los hijos y a cada uno de los nietitos y el gesto tenía  cierta sacralidad patriarcal, pienso ahora al recordarlo. Y mamá siempre decía: es demasiado para Aldino;  vamos a dar la mitad de esa rebanada al tío Edmondo, si?  Edmondo era el tío que será dentro de muy pocos años el tio Bersagliere, héroe en África. Y el  tío Edmondo  comía mucho, se comía su rebanada mas la mitad de la mía y posiblemente la mitad de otro primito mío.
Encima de la rebanada de pan  mamá ponía unas cuantas, pero abundantes,  gotas de aceite de oliva, por supuesto y  unos pedacitos de tomates, sabrosísimos… Tomates que venían del campo, que nacían en la tierra, que eran tomates de verdad, con sabor a tomate y condimentados con  orégano  pero que no era tampóco el orégano de hoy en día,  que por vergüenza lo esconden  en paquetes, sino eran ramitas de oréganos olorosísimo, recién sacadas de la tierra.
Y eso era la entrada. El símbolo, decía no recuerdo quien. Porque después venían las otras portadas, claro.  Pero lo que estaba recordando  ahora,  en ese Market tipo farmacia, era la distribución de los panes de parte de mi abuelo. Como un antiguo patriarca, que da la comida a los hijos,  a su  tribu.
¿Ahora?
Ahora al viejo patriarca lo ponen en un geriátrico  y que no joda tanto.
                                        ***




7 comentarios:

Unknown dijo...

Es el pan casero, no se haga ilusiones, si ud quiere pan de pan, con harina de trigo lo tiene que mandar a hacer. Los que vivimos por los pueblos todavía se ven en algunas panaderias, el pan redondo grande con harina no de la más fina tipo 5 ceros, sino la màs gruesa de pocos ceros porque aguanta más...mi abuela, itálica, lo hacía en casa y mi retaban casi siempre porque le robaba la miga blanca y perfecta y les dejaba la corteza...

Alfa Segovia dijo...

¡Ay, caro Aldino! ¡ El pan hecho de trigo, el pan de verdad, el pan de la familia! ¡ No creo que haya nadie que haga un pan como el de tus recuerdos! ¡Tus panes no son de "góndolas" de supermercados! ¡No son esos panes que en un día se ponen verdes porque las empleadas-charlando despreocupadamente- los colocan calientes en los envases plásticos que lógicamente se llenan de hongos! ¡Tus panes son panes bíblicos! Tu abuelo Paolo era un patricarca! ¡Tampoco quedan más!
Y lo de cascarrabias... ¿Qué otra cosa nos queda que protestar/recordar/ rehacer el pasado feliz para que no desaparezca del todo?
¡Sigue hilvanando tus recuerdos que tus lectores te seguimos con mucho placer!

Aldo Macor dijo...

ANOQNIMO ma non troppo, escribió:

Querido maestro, mientras tú vas a tener que calentarte las bolas con el secador de pelo, yo las calentaré con el sol de Curaçao, además voy a visitar los parques de corales con Snorkel, que estarán mejor que los que dejaste en Borracho, tú y tus amigos depredadores enemigos del ecosistema pero con sabrosas langostas al agua marina.
Un abrazo y olvídate del pan, salvo que traigas unos mafiosi de New York.

Aldo Macor dijo...

AZUZENA, dijo:

Muy bueno Aldo. Que bueno saber de ti.

Afectos

Azucena,.

Unknown dijo...

Lindo, Aldo! No sólo el recuerdo del pan que es pan, sino todo lo demás: la familia, los aromas, sabores y colores... El cariño, la solidaridad (de la real, no de la que sacuden ahora los políticos) y el respeto! Hermosísima entrada, gracias por compartirla. Besos

Laura Arena. dijo...

Precioso recuerdo de esa mesa italiana. Lo compartiré con mi marido, nieto de italianos y con muchos recuerdos de esos almuerzos entrañables.
Respecto al pan de trigo ( el verdadero) te cuento que en las provincias argentinas lo sueles encontrar, ese pan redondo que te venden en los puestos de comidas, muy ricos, en los super, por supuesto no lo encontramos. Gracias Aldo, seguriré leyendote. Saludos.

Caterina dijo...

No se cómo llegué acá, pero estoy encantada de leer todas las historias que , de alguna manera, tienen que ver con mi historia; la historia de mis padres,calabreses que hace muchos años llegaron a la Argentina en busca de paz y trabajo.
"Momentos de vida con los abuelos... EL PAN" me emocionó hasta las lágrimas y me encantaría, con tu permiso, publicarlo en Facebook. Muchas gracias Aldo por regalar emociones y COMPLIMENTI!!!!!!!!!