Mi mamá de joven, la rebelde.
“ …de rodillas solamente ante Dios…! ( Dicho de Calabria)
Recuerdo muy bien la foto.
Son años que no la veo más. Estaba seguramente en unos de esos álbumes viejos, de hojas mantenidas juntas con cola y teipes scotch adhesivos. Allí estaba ella. Una foto de ella, por supuesto: de mi mamá. Habrá tenido, en la foto, no más de quince o dieciséis años. Se le veía ya señorita, desarrolladita, ni gorda ni flaca, una muchacha sana fuerte. Una pizca de atrevimiento en la mirada, quizás hasta insolencia. Se veía a leguas su origen. Tenía el cabello suelto dividido en dos, con la línea en medio de la cabeza y negrísimo, ondulado, vaporoso, en aureola; hubiera podido ser de una gitanilla. Pero no era gitana mi mamá. Quizás era peor que gitana.
Mi Mamá, en su època de rebeldía, circa 1922. Carboncillo
hecho por mi ahora, de memoria, según una foto que ella misma
me mostró hace mucho tiempo y ahora perdida.
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Bueno, mi mamá era una mezcla de esas dos “gentes” y tenía unos ojos de los que se decían que echaban chispas. Con el tiempo esos ojos se tranquilizaron, aparentemente, y yo los recuerdo dulcísimos cuando me miraban a mí. Claro , yo era su bebé, su primer hijo. Siempre me miraba como su bebé.
Trataré de hacer un dibujo, de memoria, y lo mostraré a la única sobreviviente de esa generación: una tía mía, hermana de mamá, la más joven de las hermanas, que ahora debe haber pasado los 95. Espero llegar a tiempo y que me diga si el carboncillo que le mostraré, y lo más pronto, le recuerda su hermana Fanny, la "Impunita". Bueno, esa hermana Fanny, que como mamá yo siempre recordaba y recuerdo dulce y apacible, se decía en la familia que había tenido de muy joven sus momentos de atrevimiento y rebeldía. Y uno de los episodios más sobresaliente que mas me había impactado fue cuando supe del problema con la maestra; con su maestra de no sé qué tiempo, quizás un poco antes del periodo de la foto. Total, la jovencita Fanny Berardi había presentado algo de tarea escrita. En aquel entonces los exámenes de grafía formaban parte del pensum; de bella caligrafía, se decía, reforzando la etimología griega. Hoy en día todos escriben entrelazando los dedos como si fueran paralíticos y de una maneara completamente anárquica, utilizando ese bolígrafo que no tiene la gentileza de la pluma; cada uno escribe como les da la gana porque no hay que imponerse a los jóvenes, hay que dejar que se manifiesten y se liberen. No se sabe bien de qué deben liberarse. Quizás de las buenas costumbres. Pero en aquella época no era así. Había que escribir estando bien sentaditos, teniendo las manos donde había que tenerlas, una con la pluma y su plumilla y la otra abierta sobre la mesa del pupitre.
Con la mano, la izquierda, uno no podía rascarse la cabeza, si se le antojaba, porque la picazón en la cabeza era indicio de pertenecer a una clase social inferior que se lavaba poco y que por eso podía tener piojos. Eso digo yo ahora y para dar una idea del formalismo de entonces. Bueno, no se sabía por cual razón, la Señorita Maestra le tenía cierta antipatía a mi mamá. Muy probablemente porque en esa época era mucho más fuerte que hoy en día el supuesto sentido de superioridad del italiano del norte con el italiano del sur. “Es de la baja…” se oía decir. De la baja Italia, del Sur, se entendía. Pero con algo de conmiseración y hasta desprecio. Quizás en parte hasta comprensible porque en general el italiano del sur era y es todavía menos desarrollado del norteño. Y quizás otro motivo de la antipatía de la maestra era típicamente femenino: que mi mamá era una muchacha bella y flórida pero sureña y ella era una flaca Mary Poppins sin atractivos. Quizás. Y solterona.
La cosa fue que un buen día, al recibir el escrito del examen de caligrafía, la Maestra le comentó despectivamente a mi mamá que su tarea estaba escrita sin gracias y sin elegancia y parece que agregó: ¿Será que tu eres hija de algún albañil acostumbrado a lanzar cemento en las paredes¿? ¿Y tu estas usando la pluma con la torpeza de tu padre?”
Imaginarse. La comparación con alguien de clase que se consideraba inferior, como un albañil respecto a un Señor Funcionario del Estado, nada menos que Geómetra, como era su padre, mi abuelo, era sencillamente ofensivo! Quizás mi mamá sintió la ofensa mas para su papá que para ella misma.
“ Vendetta vendetta tremenda vendetta!!..” se cantaba en el Rigoletto de Verdi.
Y mi mamá, con ojos de fuego, agarró el tintero de vidrio, lleno de tinta, por supuesto y lo lanzó con vehemencia encima de la Mary Poppins que ese día parece tenía un modesto pero nuevo vestido blanco.
Fue un hecho increíble.
Al oír el grito lancinante de la pobre maestra parece que la Señora Directora se presentó de inmediato en el salón. Enterada de los hechos, exigió a mi mamá que de rodillas pidiera disculpa a la maestra. Mi mamá se encerró en su mutismo altivo y seguía con la actitud desafiante. Y por supuesto nada de rodillas. “De rodillas solamente antes Dios”.
No conozco otros detalles pero se que al día siguiente mis abuelos, ambos, tuvieron que presentarse a la Dirección de la escuela por “Hechos muy graves de indisciplina por parte de su hija Fanny Berardi”: así rezaba la nota llevada a la casa de mi mamá por el bedel, serio y severo como correspondía por las circunstancias.
Mi Mamá, en sus 50 años, circa 1958 |
Y aquí nace la leyenda.
Mi tía, la ùnica sobreviviente de catorce tios, me contó una vez, hace tiempo ya, y con mucha admiración y orgullo ella también, que el abuelo, su papá, hombre importante, de aspecto autoritario, bigotes grandes a la “Cecco Peppe” (Francisco José de Austria), según la moda, se mantuvo silencioso un rato al escuchar las palabras y quejas de la Señora Directora y de la Señorita Maestra.
Mi abuelo no era hombre de muchas palabras. Hablaba poco y pausado. Después de la inevitable y usual retocadita a sus imperiosos bigotes, parece que mirando a la directora con dignidad, le dijo algo así:
“Señora Directora:
Como Funcionario que soy no puedo ni debo aprobar el comportamiento de mi hija por su absoluta falta de respecto a la autoridad. Es ciertamente reprobable.
Pero como padre y siendo yo hijo de la orgullosa tierra de Calabria, comprendo, apruebo y comparto completamente la reacción de mi hija a lo que sin duda debe considerarse - en la infeliz intención de la maestra - una expresión de desprecio e insulto. Mi hija, que lleva mi sangre, ha lavado la ofensa a la familia. “
Y parece que el abuelo, previo ligera inclinación de respeto a la Señora Directora pero sin una mirada a la maestra que estaba presente, dio vuelta sobre sus tacones y se fue de la Dirección de la Escuela.
Y ni en la Escuela ni en la familia se habló más del asunto.
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Mamá en un carboncillo mio, en sus últimos tiempos
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6 comentarios:
Indudablemente, la rebeldía mostrada por tu mamá de joven fue una respuesta a la humillación que le infligió la maestra. Y también fue muy adecuada la contestación del abuelo.
Educar sí, humillar no.
"De rodillas, solo ante Dios"
¡Me encantó el dicho y el relato!
Ahora sé de donde le viene la rebeldía a Leila. Si el contenido de la pregunta en "El instinto de la prostitución..." corriera la misma suerte de "Un fantasma recorre Europa..." asitiríamos a la revolución social-política- económica más importante de la historia de la humanidad.Miles de fábricas que atienden las
"necesidades" de la mujer cerrarían sus puertas y millones de trabajadores quedarían sin empleo. Veríamos a Frau Merkel solicitar asilo en Venezuela y a Mme. Bettencourt, junto a los más encumbrados modistas, pedir limosna en el metro de París. Si yo fuera mujer iría adonde estuviera Leila, encendería una pira y haría de ella chinchurrias asadas.
Angel.
Mi gran amiga AZUCENA , Gte de la Of. del Dr. Teodoro Petckoff, director-editor del Diario TAL CUAL,muy gentilmente me escribió eso:
"Bellísima historia-: yo que tú la haría novelada, y seguro sería un bettseller.
Anímate escribes muy bien.
Cariños
Azucena""
Aldo, llegué de casualidad a tu espacio y estoy muy encantada. No sólo por la historia que leí, tu madre se lleva toda mi admiración!, sino por la excelente forma en que está escrita.
Me emocionaste hasta las lágrimas.
Mis abuelos fueron inmigrantes (húngaros) y al leerte, en parte, me llevó a pensar cómo serían las épocas de juventud de ellos.
En fin... decirte que te sigo de aquí en más y te enlazo a mi blog, así tengo a mano tu espacio para leerlo.
vendré seguido aquí.
Desde Argentina, país vecino:
Un beso o 2 #
Soy Eleanor #
Eleanor,fue una grata sorpresa conocerte y más siendo "de casualidád" como dices tu. Me diste curiosidád por los "piropos" literarios que me echaste.Quise leer algo más de ti. Me diste la impresión de una mujer muy interesante. Mantengámonos en contacto.Soy prácticamente nuevo en el sur del continente y no tengo muchos amigos.Ciaito, " Servus ". Aldo
Aldo: Como te dije, empecé por el principio. Y, hoy he leído esta semblanza de tu madre. Nada para decir, gracias por compartirlo con nosotros. Una leona, tu madre. Se nota que de tal madre, tal hijo. DE RODILLAS SOLO ANTE DIOS! VAMOS ITALIANITA DEL SUR !!! Tu retrato de ella, precioso. Me emocioné.
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