Experiencias y consideraciones sobre una casa de reposo para ancianos
Nunca yo había tenido experiencia directa de lo que fuera lo cotidiano en
una Casa de Reposo para Ancianos. Debo admitir que es la primera vez que me
sucede ser viejito. Lo confieso. Mi
nueva experiencia de vida en un geriátrico comenzó el año pasado a mis ochenta
y uno.
“Antes”, hasta mis 40, era joven, bello, alegre, simpático, seductor. Aun
que no siempre el joven es bello, alegre, simpático y seductor, le queda siempre lo de ser joven; y todo lo eventual
negativo se renueva por un nuevo logrado éxito, con una copa de vino o con una
mujer.
Eso, “antes”.
Pero “después”, con el decaimiento progresivo, si se quita el supuesto de ser bello, alegre,
simpático y seductor, le queda a uno solamente lo de ser viejito. No es mucho.
Se inicia la inútil búsqueda de la cuadratura del círculo pero solamente se
inicia a buscarla en esta fase de la vida.
El termino casa de reposo es muy amplio.
Las hay de varios tipos. Casa de Reposo para Ancianos, Manicomios (se le
decía antaño), Asilos, Casa de Retiro para mayores de la tercera o cuarta edad,
Conservatorios, Salones de Espera del Último Tren para Yuma…o como quieras
llamarlas. Desde el más miserable Asilo donde el excremento huele a excremento
a un kilometro de distancia, a la Casa de Lujo para Mayores Hábiles de la
Tercera edad, llenas de flores y de sonrisas felices en los folletos de propaganda y donde
ves los residentes. que hasta salen manejando sus coches en compañía de la
linda chica desinteresada que espera cariñosa que el viejito estire la pata
y le deje la herencia. Gratuitos los unos, a más de 5000 o 10000 dólares los
otros.
Pero el denominador común es mantener
en vida con más o menos adelantos tecnológicos y supuestas comodidades a
personas que han cumplido ya con su primaria función fisiológica del crecer y
multiplicarse. Y si, alguna vez, algunos poquísimos han dado algo más de sí
mismos dejando huellas en este mundo de porquerías y bellezas, ya estos
poquísimos no están en condiciones de ofrecer nada mas que no sea una buena
herencia e inútiles sabios consejos que a nadie interesan. .
La primera siempre aceptada, obviamente, pero únicamente por respeto a las últimas voluntades del querido
deudo, dicen los herederos y con los
ojos que reflejan la alegría de aceptar
esas voluntades. Los segundos siempre extemporáneos e inútiles por la
infranqueabilidad entre generaciones; y olvidados al momento del despido.
El fin es mantener artificialmente con vida personas de ninguna utilidad
social, y que en realidad ya no viven.
Casi todas las agrupaciones humanas se ocupan hoy en día del problema de sus
frágiles viejitos: los Gobiernos-Estados por su relativamente nueva filosofía
social donde el voto de un jovencito inexperto, un profesor universitario, o un
semi- demente senil tienen el mismo peso: las sociedades particulares con fines
de lucro para conseguir su lucro: los familiares para cumplir con las
costumbres y tranquilizar sus conciencias. Y se mantiene en vida, de manera antinatural,
con costos más o menos elevados, lo que según la ley de la naturaleza ya no
debería existir.
Nos hemos transformado en hombres
biónicos, y caminamos todos con muletas; y muletas son las operaciones de
cataratas, los aparatos auditivos, los dientes postizos, los implantes
dentales, las varias operaciones de carácter estético para felicidad del
cirujano plástico, los bye pass, los varios trasplantes de órganos para
satisfacción profesional y económica del médico y beneficios ilícitos para el
oscuro negocio de su mercantilización.
***
Estoy sentado en mi mesa, en el comedor social del Residencial que me
hospeda. Por mis razones que no vienen al caso referir y que de todas maneras a
nadie les interesan, lo preferí a la alternativa del Hotel o del apartamento
que con nostalgia patética recordaría mi garçonnière de mis treinta años.
Y me encuentro bien. Claro que me encuentro bien. Relativamente bien.
Se me indicó este Residencial como uno de los mejores y más nuevos de éste
lado del mundo donde mi vida “folklórica y variopinta” probablemente terminará,
después de haber cambiado casa, residencia, domicilio o demora, como quiera
llamarse, por 21 veces, entre tres continentes, seis ciudades en Europa y
cuatro en Americe latina. Y después de haber hablado, escrito, leído más o
menos bien y más o menos mal en ocho idiomas. Después de haber vivido, aun sin
comprenderlas realmente por ser todavía muy joven, las postrimerías de la
guerra 39-45 Y después de haber pasado, en búsqueda de identidad, políticamente y en buena fe, de la extrema
derecha a la extrema izquierda, cuando no había llegado todavía ni a los 20
años… Después de haber usado mi título
de Dottore in Giurisprudenza solamente por poco más de una año, en Roma, como
Funcionario Público. Haberme transformado en Constructor-Contratista del estado
Venezolano por veinte años más con la
Compañía de Construcciones fundada por mí, ganando dinero y perdiendo dinero, “dos
veces en el polvo y dos veces en el altar”. Y después
de haberme dedicado por otros veinte
años a transformar mi sueño juvenil y mi hobby por las artes plásticas en
actividad profesional tratando de convencer a todos de mis sublimes habilidades
artísticas. Y después de haber leído y espero
no del todo olvidado todavía los 2503 libros de mi biblioteca...
…después de esto, ahora, aquí, sigo dibujando, escribiendo, interneteando y
curioseando, voluntariamente limitado, por ahora, en el perímetro de mi residencia actual. Y trato de someterme, con gran esfuerzo mío y
paciencia de los demás, a unas necesarias normas de ambiente de grupo al cual no estoy absolutamente
acostumbrado. Pasar de ser “uno”, a “uno como los demás”.
¿El ambiente? Habría que conocer a muchos
para dar una opinión certera.
Así que, siempre mas-o-menisticamente hablando, aquí se nota una buena
construcción, áreas verdes, varios servicios sanitarios deportivos y de
esparcimiento. Buena atención médico sanitaria y alimenticia. Confortables
habitaciones mono locales para el descanso de no se sabe qué actividad
cansante. El personal en general de buena calidad, pulcros, sonrientes.
Y estamos sumergidos en el lado de “acá” de nuestra sociedad. Estamos entre
los sobrevivientes y los que obedecen.
En el lado de “allá” están los que nos mandan: todos los jóvenes, los
médicos, los enfermeros, los auxiliares y psicólogos y nutricionistas y
vigilantes y camareros y cocineros, el cuidador del jardín y hasta los familiares; todos nos mandan siempre, cada uno a su manera. Con una
sonrisa en los labios, pero siempre nos mandan.
Yo observo, veo, escucho.
ALDO: En mi " Estudio" en el Residencial |
¿Qué observo? ¿Que veo? ¿Qué escucho?
Por ejemplo: al final del dio llega casi siempre y siempre apurado el hijo
de una señora mayor, que fue, la señora, muy importante en su época, no muy
remota: medico, congresista internacional, varios idiomas, profesional de
renombre, ahora semi- paralizada, semi-ciega y semi- sorda en una silla de
ruedas rodeada por un constante
renovarse de ayudantas-asistentas-camareras.El hijo, un hombre de unos 45 años,
aspecto de intelectual, quizás profesor, siempre en jeans, mirada inteligente,
frente alta, se le acerca, la besa, le habla al oído, con tono casi siempre
alto para que ella pueda escuchar. Y la conversación con la mamá es un monologo
de palabras casi incomprensibles que recuerdan ciertos borborigmos en tono de bajo.
Monótonos y constantes. De repente ves que se levanta rápido de su silla, se
acerca a paso veloz a la cocina, se confabula con alguien, o reclama algo,
gesticula, regresa siempre con paso rápido al lado de su mamá y le da asistencia
en varios detallitos, le limpia constantemente la boca. Reordena
nervioso algo de desorden que según él ha
producido la asustada asistenta durante los minutos de su incursión a la cocina.
Otros borborigmos.
Y ¿la mamá? ¿La señora? La ex persona importante, ¿qué hace ahora? A veces
contesta a mi saludo, cuando me oye o cuando me ve. Y el otro día, conversando a su lado y su hijo, no
recordábamos el nombre del socio de Pantagruel…y escuchamos de ella, en un susurro
ronco: Gargantùa.
Por ejemplo: no con la misma frecuencia diaria, pero sí, casi semanal, llega
el hijo de otra residente. Una señora que debe de haber sido bella y que
todavía trata de cuidar con esmero su cabellera rubia suelta de persona joven y
que vagamente me recordó a mí la de Verónica Lake. El verano del año pasa ella
amaba ponerse al sol, en el jardín de la residencia, feliz y orgullosa del
fuerte bronceado y quizás también del fuerte y exuberante decolletè. La
felicité más de una vez por el color que me recordaba, le dije en un piropo
disfrazado, las chicas en topless de Niza, en la Cote Azul. No sé si entendió,
pero una sonrisa complaciente y quizás con algo de coquetería me agradeció el
piropo.
Al inicio de la primavera, hace
poquísimos días, me acerqué a ella y le sugerí que tratara de tomar otra vez el
color lindo del año pasado, exponiéndose al sol. Me miró con reproche:
“ El sol da cáncer en la piel!”
“Puede ser”, le contesté, “pero se necesitan años de incubación.
Yo también me bronceo al sol. Y para cuando nos saldrá cáncer, dentro de años,
estaremos ya muertos y sin darnos cuentan.”
El hijo, de visita a su mama en ese momento, me miró y su mirada fue una
expresión de resignación. Es un señor de unos cincuenta años, empresario de
aspecto de hombre de acción, activo, ocupado. Las horas que dedica a su mama
debe de tratar de recuperarlas en horas de noche. Y se nota el cariño para su
madre. Le trae siempre regalitos y otras pequeñas cositas que ella pide con la
insistencia del niño que persigue su chupeta.
Por ejemplo: con muchísima menos frecuencia llega el hijo de otra residente.
Una dulce señora que conocí el año pasado. Y en un solo año pude constatar el
fuerte deterioro. Alzheimer supongo.
Las “enfermedades” de los residentes son un secreto reservado a los médicos
y enfermeros. Quizás a otras personas, pero no a los demás residentes, a los
“Colegas Residentes”, que deben ignorarse recíprocamente.
Quizás sea mejor así. Y cuando la mirada más o menos distraída de un
residente se posa casualmente en unos de los tantos dossier de cada uno de
nosotros donde parece que están reportados todos los eventos, casos y cosas que
suceden a nosotros, las enfermeras, médicos, o personal administrativo que está
redactando los eventos del día, cierra de golpe la carpeta-dossier para que el
secreto de lo sagrado se mantenga secreto, como los misterios Eleusinos. Pero
quizás sea mejor así. Y el gesto de cerrar de golpe el dossier me recuerda el
gesto de cerrar el libro, en los bancos del liceo, para que el profesor no
viera la foto de la mujer desnuda que debíamos cuidadosamente ocultar entre las
Anábasis de Jenofonte.
Y quizás sea mejor así. Y cuando viene el hijo, a veces solo, a veces con la
esposa, a veces con sus hijos, se le nota tristeza en la cara al ver la mirada
siempre mas perdida de la madre. Claro que quiere a su mamá. Pero… ¿sigue
siendo su madre esa Señora? Quizás se lo pregunta, quizás no. O quizás no tiene
el valor de pensar lo que piensa. Y la angustia sigue, así como seguía la mía,
ya hace años, en las visitas que yo, viniendo en América, podía hacer solo muy
esporádicas a mi madre, residente en un Residencial en Roma. Y me alejaba cada
vez con la imagen tristísima de esa persona menuda, frágil, indefensa, que
probablemente vería por última vez, sentada en su silla de ejecución, con la
mirada dulce y angustiada pidiendo ayuda. ¿Cómo ayudarla?
Los veo a todos. Ellos y yo, sentado con ellos. Son mis “colegas”. Los veo.
Los estudio.
Zombi. Sentados frente al televisor con pantalla amplísima. Algunos dormitan.
Otros miran. Miran y no ven. Pregunto: “que película dan?” Nadie sabe.
Los que miran, quizás miran, pero no escuchan. Quizás miran al movimiento
como las llamas del fuego en la chimenea o el agua que escurre en una fuente.
Llega una enfermera: “Vamos a la merienda”. Alguien mira al reloj a ver si son
las cuatro y media. Son las cuatro y media. Se levantan. Algunos solos, otros
ayudados. Se dirigen convergiendo hacia el salón. Recuerdo la película de
Michael Jackson. La primera y única que vi. No la olvidaré nunca. Ahora los
“colegas” me hacen revivir la escena macabra de la marcha. No recuerdo el
nombre de la película. Quizás no me guste recordarlo. O quizás yo también
comienzo a tener falla de memoria reciente. Me pregunto si el ambiente
contamina.
La India Guri |
Después de la merienda, actividades sociales. Nos visita todos los lunes una
linda morenita. Los ojos de dos colegas varones la siguen con cierto interés;
pero por costumbre, diría. Costumbre atávica. Es la Técnico en artes plásticas. Les enseña a
dibujar. Hacen arte. Así se llama la clase. Todos alrededor de mesas, pinceles
en la mano, acrílicos, colores, manchas. Llenan de color los dibujos o cosas
preparadas por la Técnico. Veo mis hijitos al kindergarten. Misma escenita. Lo
hacen con gusto. Rellenan con diligencia las zonas a rellenarse de colores.
Están orgullosos. Los hijitos y los Residentes.
Otro grupito fue a los ejercicios físicos. Dirige un joven técnico también
uniformado. Serio, competente, compenetrado. Los sienta todos a su alrededor. Y
uno y dos y tres y cuatro.Repica un teléfono. Sube las escaleras una ayudanta:
“llamada telefónica para….” Todos esperan que sea para él. La llamada es
siempre para otra persona. Y uno y dos y tres y cuatro.
Se siente el paso rápido de una mujer. Paso rápido y ligero. Es la
Directora. También joven, también bonita. También con siempre una sonrisa…
estampada? Y mirada atenta puesta en mil detalles. Eficiencia de una alemana.
Decide lo que podemos o no podemos hacer. Ojos luminosos como en las Mil y una
noche.
Y, ¿qué hago yo aquí? Salgo al jardín. Me mezo en el chinchorro de moriche
que traje del Delta Amacuro. Y de lejos, a treinta metros veo la estatua de la
India Gurí, esa estatua de bronce, pieza única, tamaño natural que hice hace
años de una India Warao y que me traje acá, conmigo, y coloque en el jardín del
residencial. Me trae recuerdos muy dulces porque también me ayudó, posando, mi
hijita Leila, adolescente. Es una indiecita sentada pensativa en una roca, con
las manos y dedos abiertos, de donde le escurre el agua del Rio Caroní. Y se le
escurre entre los dedos, como se le escurrió su cultura y como se escurre mi
vida.
16 comentarios:
aldo, aldo, siempre querido en el recuerdo:
se requiere mucho arte para contar estas cosas y dejarlo a uno con una medio sonrisa dibujada en la cara.
puede ser que ya no seas joven. pero (aunque hace años que no te veo) bello, alegre, simpático y seductor dudo mucho que hayas dejado de serlo.
Edu...supieras como me ha comovido tu comentario!! Muy tierno...No logro imaginar quien pueda ser tu. No importa. Dejemolos asi. Sabes quien eres ?: Juventud.
Hola Aldo, no imaginas cuánto me conmueve lo que escribes! sólo quería decirte que ya me acordaba yo de esa escultura, y de Leila posando... Muchos cariños!
Es tan bueno y aterrador tu testimonio, que me ha dejado sin mi connatural cinismo, y tengo que echar mano de un viejo mensaje que hubiera podido ser la "solución" y dice: Cuando nos conocimos, debimos haber comprado un barco, pequeño y marinero.
Tú serías el timonel, yo me encargaría del velamen. No tendríamos ni libros ni música. Afuera el mar y el viento, adentro la memoria.
Si acaso algún nieto preguntara por nosotros, el más hispano repondería: Dicen que se fueron a tomar por el culo en el tsunami de Indonesia.
Salve Capitán
Coño! Españoete !!! Es media hora que me estoy riendo con tu Tzunami de Indonesia!!
Todo lo que escribe conmueve, este último relato es absolutamente removedor. Indudablemente la vejez no es una delicia, pero usted tiene una energía singular ysu actividad artística es estupenda: escribe, esculpe, pinta, dibuja...Perdone la pregunta pero ¿Por qué se metió voluntariamente en un geriátrico? ¿No es más terrible con toda la luminosidad que tiene su personalidad ver tanto deterioro a su alrededor?
Lo seguiré leyendo con mucho interés.
Cordiales saludos,
Aldo: Tu eres admirador de todo lo bello que te rodea; y esa energía que emanas y contagias por lo que eres, artista, escultor, escritor, dibujante, historiador, devorador de libros, deja siempre un dulce sabor en todos nosotros. Pero sabes, con esta narración nos remueves hasta el último centro nervioso de nuestro ser.
Eres una persona extraordinaria porque sobresales en donde estés.
Te he leído. Te digo lo que siento. Eres un ser humano extraordinario, daría un cuarto de mi vida por ser como tú.
Al iniciar, admiración, por tu capacidad para la escritura, para la narración, por tu sensibilidad y honestidad al hacerlo. He sentido tristeza, he llorado, he imaginado a mi madre (ahora con un acv acuestas) en tu escena. Debería golpearte por hacerme llorar; jamás lo hago, jamás lloro, o muy rara vez... solo anoche solté unas lagrimas por lo de mi madre...Luego... me has hecho reflexionar... sobre algo que no tiene caso.... es inevitable llegar a "viejitos! como tu cariñosa o satíricamente le llamas...Pero, deseo ser como tú, eres ... eres... no tengo palabras para describirte... estoy feliz de que una ignorante pueblerina como yo, pueda leer tus palabras, que el Señor te bendiga grandemente, aun mas. No cambiaría nada de lo que has escrito... pues... tu percepción de lo vivido, las visitas, las expresiones, las dolencias de los "colegas" son esas y no otras. Adoro tu honestidad....
Te adoro a ti
Te quiero, y has sacado mi sentimiento a flote.
Hola Aldo,
De verdad eres un Gran Personaje. Tiene razón la Señora que en el blog te dice que eres un Artista. Te felicito por lo que escribiste en el Blog "los del lado de acá, los sobrevivientes", lo hace reflexionar a uno y MUCHO!
Sigas manteniéndote siempre así.
Una vez repuesto del golpe bajo que nos diste con ese magistral "Gulag" sudamericano, sugiero las recomendaciones siguientes:
Enviar a los médicos a Haiti donde realmente hacen falta.
A las enfermeras darles nosotros los masajes terapéuticos.
Poner al personal técnico a pintarrajear colorinches mientras nosotros vemos films 3 xxx.
Eliminar verduras y frutas de la dieta por pizza de mariscos, tortillas españolas, flan con crema y helado.
Sustituir el mate por el Ribera del Duero. Chef invitado: Angel.
Prohibir la visita de los familiares:que se vayan a hablar pendejadas a otra parte
aldo... iba a intentar recordarte quién soy pero... como tú dices, no importa. y probablemente, sí, ni yo mismo lo sepa. un abrazo desde lejos y cerca.
Aldo: Es primera vez que veo tu blog, llegué a él desde el de Leila. Ella es muy buena bloguera, pero tu... tu eres un genio. Me faltan varias lunas para llegar a tu edad (si es que tengo el privilegio de llegar)pero me diste otra visión de esa etapa de la vida. Me trae a la memoria "Instantes" de Borges.
Aldo. Sólo lo conozco a través de este Blog, al que llegué por casualidad, desde el de su hija al que había llegado desde un comentario de su libro (el de ella, como dirían Les Luthiers).
Me hice "fan" de este espacio, que refleja la vida de alguien a quien todo (o casi) "le chupa un huevo", valga la libre y chabacana traducción del título.
Una vida llena de cosas que es bueno recordar y una ácida mirada al mundo que le rodea y a sí mismo, siempre con humor (de variable PH).
A veces un poco bajoneado, a veces diabólicamente memorioso de otros tiempos, otras tierras y otras gentes y costumbres.
A mi padre el Alzheimer le mató el humor, la vivacidad, la vista, el oído y la inteligencia antes de llevarse su cuerpo. Por eso me genera una suerte de reconciliación con la vida, que haya gente como usted.
Seguiré siendo un lector agradecido. No deje, por favor, de ser ágil y vivaz mentalmente, además de erudito y muy ácido.
Aldo:
llegué a su blog a través del de su hija y a éste al leer una crónica de un libro suyo (de ella).
Me fascinó el PH de sus comentarios, por lo que me hice un habitué y recomendé a otras gentes leerlo.
Su elevado intelecto, su rica experiencia vital y su invencible sentido del humor hacen de Ud. un cronista de experiencias que para mucha gente carecen de importancia..y tal vez...de existencia.
A veces de divierto, siempre me conmuevo, y a veces hasta me siento identificado! aún con mi porfiado criollismo y mis algunos años menos!!
Rica vida la suya y hermosa actitud compartirla.
A mi padre me lo robó el Alzheimer bastante antes de robarle su vida, pór lo que me reconforta leer a alguien, que si bien está intelectualmente muy por encima, posee un sentido del humor muy similar al que él supo tener en vida.
Siga compartiendo su rica experiencia que muchos estamos esperando ansiosos cada nuevo capítulo.
Atte
Marco... tu nombre es el anagrama de mi apellido?
O viceversa? Interesante verdad? tendrà algun significado magico especial?
Aldo, aunque cuentes estas anécdotas de ese lugar donde estuviste y nos divertiste, se te extraña y mucho.
Siempre te voy a recordar.
Un beso enorme (espero que no te hayas olvidado de mí, Criseida)
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