LAS AMANTES DE MUSSOLINI - POST 4/10
RACHELE
GUIDI MUSSOLINI
Rachele
Guidi, ha sido ella también una mujer excepcional. Aunque casi nadie hablaba
ni habla de la esposa “campesina” de Mussolini, ella demostró tener siempre una
enorme fuerza de carácter y lo demostró durante los tres importantísimos
periodos de su vida: el de niña pobre cuando iba a la escuela descalza; el de
esposa del primer ministro de Italia, el entonces omnipotente Duce del
Fascismo; y el largo periodo de pobre viuda de un condenado a muerte a la cual
un gobierno semi-piadoso concedió por fin una pensión para sobrevivir.
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RACHELE GUIDI. 1892-1979 |
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Ella había
nacido en el mismo pueblito de Benito Mussolini, en la Región de Emilia Romaña.
(Romagna). De familia pobrísima, ya de niña, con tenacidad, defendió su derecho
de ir a la escuela a pesar de los 14 kilómetros entre ida y vuelta, a pie. ¿A
pie? De verano ¡a pies desnudos! y ¿de invierno? Su mamá, para defenderla del
frio, le ponía trapos en los pies porque no tenían dinero para comprarle
zapatos. Al llegar a la escuela, la maestra le tenía preparadas unas especie de
pantuflas, para que los demás alumnos (eran cuatro en total) no se dieran
cuenta que estaba sin zapatos!
Y, pregunta
interesante: ¿quién era esa maestra? Se llamaba Rosa Maltoni y era la esposa de
un hombre “equivocado”, un herrero socialista violento que se la pasaba entre
su taller y la cárcel, preso por desórdenes sociales y ideologías anarcóides. Y
era también mamá de un cierto Benito Mussolini, de casi 10 años mayor que la
chiquilla descalza.
En 1908,
ella, Raquel, de 16 años y él, Benito, de 25, se conocen y se enamoran. Al año
siguiente dejan al pueblo y van a vivir juntos a la ”ciudad”: él era
periodista, con sueldo bajísimo. Pero eran felices, por lo menos así dijo ella
y al año siguiente nace la primera hija: Edda. Mussolini la registró como hija
suya y de N.N. (NON NOMINATUM en latín, todavía hoy en día, según costumbres
Romanas para indicar persona desconocida. Hoy, superficialmente americanizando,
se traduciría NO NAME). ¿El motivo? Según las leyes vigentes en la época, que
la Raquel fuera de menor edad podía significar la cárcel para el hombre.
La joven
esposa de facto tenía su buen carácter: una noche llegaron a su casa dos amigos
cargando literalmente a Mussolini borracho. Se agitaba, daba violentos
puntapié, gritaba; los dos amigos lo amarraron a la cama y se fueron. El borrachito
se despertó a la mañana siguiente. Lo primero que vio fue a una Raquel
furibunda que le espetó: “Si te veo otra vez borracho, agarro a la niña y me
voy…”.
Años después
Raquel dirá que desde entonces Mussolini no tomará ni algunas gotas de alcohol
en una tacita de café. Y en la noche antes de dormir, solamente una tacita de
manzanilla. ¿Dictador con toque de manzanilla?
En 1912 se
muda con Benito y la hijita a Milán. Benito será director del Periódico
Socialista L`Avanti! que con él pasará de 12.000 a 100.000 copias vendidas.
Viene la guerra, la Gran Guerra del 1914 -- 1918; los socialistas son por no
intervenir. Mussolini husmea el patriotismo en el aire, opta por la
intervención: lo expulsan del partido y del periódico. Irá a la guerra voluntario
como bersagliere. Será herido. Lo llevan al hospital militar. En ese
hospital se producirá una escena curiosísima de pelea entre Raquel y cierta Isa
Dalzer, otra aventura amorosa de Mussolini, con tanto de hijo reconocido.
Mussolini herido y con vendas en la cabeza que le impiden ver bien quien es
quien, y tratará de separar a las dos mujeres. De los detalles hablaré
luego. En diciembre del 1915 Raquel
conseguirá casarse por lo civil con su Benito.
Pasan los
años…
Vino el
famoso 28 de octubre del año 1922 y la marcha fascista sobre Roma. El Rey
encargará a Mussolini el nuevo gobierno y lo nombrará primer Ministro. Así que
la ex muchachita descalza, hija de campesinos, ex compañera y esposa de un
personaje en eterna ebullición, será la primera dama. Pero en realidad Raquel
nunca fue lo que se entiende hoy en día por Primera Dama. Se mantuvo siempre al
margen de la política, en la casa, mamá, esposa y ama de casa. Vino en 1929 la
Grande Conciliación entre el Estado Italiano y la Iglesia Católica que vio
actores a Su Santidad el Papa Pio XI y Su Excelencia Benito Mussolini. Grandes
aplausos, saludos fascistas, bendiciones y Te Deum ...Y llegó el tan esperado
matrimonio religioso, muy privado, pero que hizo feliz a Raquel.
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La Familia de RAQUELE MUSSOLINI |
Era religioso,
Mussolini?
Lo era y no lo era.
Y las dos cosas eran ciertas
. Doña Raquel cuenta
que en su mesa de noche él tenía el rosario de su mamá. Y que besó llorando no
recuerdo yo ahora cual imagen sagrada, cuando los médicos les dijeron que su
hijita Anamaria ya no corría peligro de vida por cierta grave enfermedad.
Si, eso
es cierto. Pero es verdad también el caso contrario: el de Mussolini ateo.
Raquel recordará el episodio de cuando su Benito, en los ímpetos mas juveniles,
de anárquico, rebelde contra todos, en una reunión del partido socialista, de
repente se levantó y mirando teatralmente al reloj gritó: “¡Dios no existe!
Y le doy diez minutos de tiempo a Dios: que si quiere me fulmine, ahora!”
Diez minutos pasaron. Mussolini seguía te pie con el publico hipnotizado
mirando al audaz joven revolucionario. “ Los diez minutos han pasado, Dios
no existe!” También ese era Mussolini. Ateo y religioso, moderno y
conformista. Anticlerical y sin embargo consideraba a la Iglesia la única
proficua tutela por la familia. Y efectivamente Raquel comenta que su esposo
siempre respetó, a su manera, a la familia. Comía en la casa con ella y los
hijos aun en los periodos de su máximo poder, cuando ya se había transformado
casi en estatua y se había formado el mito del Duce. Sabemos que él tuvo una
infinidad de mujeres. Y una capacidad sexual extrema como dije antes. Se cuenta
y parece ser cierto que una vez llegado al poder, allá arriba en su Palacio
Venecia, en el Salón del Mapamundi y normalmente cada tarde después de la breve
comida del mediodía, él recibía a una mujer. Sí, aparte las amantes
semioficiales importantes y aparte sus deberes conjúgales a los cuales nunca
falló, como confirmó Raquel, este señor, de 40, 50 y hasta los 60 años y
hasta el último día en el Poder, antes de su caída, tenía relaciones sexuales y
con ese ritmo. No se quitaba ni las botas. De pie. Para no perder tiempo. Como
si fuera una necesidad biológica, como si estuviera orinando. ¿Será cierto?
Parece increíble pero parece que sea cierto.
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IL DUCE |
Regresamos a
su esposa.
Una vez solamente Raquel intervino en la política de su Benito.
Inmediatamente después de la guerra de Abisinia, en el 1936. Le dijo: “Benito,
es tiempo que tú te retire. Ya has llegado muy alto. Recuerda lo que le pasó a
Napoleón. Nunca tenía suficiente y terminó a Santa Helena. Ten cuidado.
Retírate a tiempo” En su diario, al cual se supone uno debería creer, doña
Raquel comenta que Mussolini la miró largamente. “Lo he pensado, Raquel, lo
he ya pensado. Y ahora qué me lo dices tú, lo pensaré mas….”.
Pero no lo
pensó bastante.
Y vino la
guerra.
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LOS INVENCIBLES |
En dos o tres semanas Hitler se comió Europa. Parecía que se iba a
comer al mundo entero.
Pero poco
después fue el mundo entero que se comió a Hitler.
Y a su
marido lo habían colgado ya, como una res, en un gancho en la plaza Loreto de
Milán.
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Los Cadáveres de B.MUSSOLINI y C. PETACCI, en Milán |
Pasan los
años…
Doña Raquel,
la viuda, desde años pide a todo el mundo que le devuelvan el cuerpo de su
marido para enterrarlo decentemente en el cementerio en su pueblo.
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La Viuda Raquel de Mussolini |
El ministro
del interior Scelba se lo negó, ásperamente y en forma muy descortés. Eran los
años 1950. Quizás todavía recientes las heridas de la guerra fratricida. Se lo
negó De Gásperi. Papa Juan XXIII, el papa bueno, no quiso ni recibirla, por
razones de “prudencia política”, pero recibió en el Vaticano al yerno de
Kruschoff. Por fin Andreotti en el 1957 dio el permiso. Pero claro, que no se
hiciera mucha barahúnda con eso. Y para no llamar la atención, la viuda de
Mussolini tuvo que recibir el cuerpo de su marido en una caja de embalaje, muy
similar a un contenedor de frutas y verduras. Y, cosa macabra y también
chocante, le devolvieron también, a parte, el cerebro de su marido en un lindo
recipiente transparente de vidrio. Faltaba un pedacito al cerebro, porque
los americanos habían insistido para examinarlo químicamente al microscopio,
para ver si se trataba del cerebro normal o si tenía mal conformaciones
lombrosianas. Y Doña Raquel tuvo que aguantarse también eso.
Lo
enterraron.
Pasan años.
Doña
Raquel, como muchas personas ya casi al final de la vida, se volvió
religiosa hasta la superstición. Y un buen día se fue a visitar
Padre Pio, el “Fraile Santo” de Pietralcina, él de los estigmas, del
"olor" de santidad.
La pregunta
fue:
“¿Qué pasó
con mi marido? “¿Ha salvado su alma? "
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1890--1979 |
Seamos francos. A pesar de
cualquiera consideración, esta mujer ¿no demostraba que ella
seguía amando y preocupándose por a su marido?
FIN DEL POST Nº 4