27 mar 2013

L.- Personakes.- 26/54 CONSTANTINO EL GRANDE


             CONSTANTINO I

                                          IV siglo

 


 Constantino el Grande nació en  la actual Serbia, en una ciudad de nombre mitológico muy romántico: Naissus, ciudad de las Ninfas, donde según la leyenda creció el joven Dios Dionisio, el Baco Latino, el dios del vino.
Era hijo de Constancio Cloro y de Helena, la que será Santa Helena venerada por Católicos y Ortodoxos y que fue la que recuperó la “ verdadera” Cruz de Cristo,  enterrada en Jerusalén, en las fundaciones de un templo pagano dedicado a la diosa Afrodita; templo pagano que la cristiana Helena quiso destruir totalmente rabiosamente pero con piedad cristiana. Constantino fue Emperador durante casi 40 años, de papá pagano y madre cristiana, captó la importancia de una  alianza entre el Estado Romano y la nueva Religión Cristiana que se estaba difundiendo rápidamente.-



En el 313 viene el famoso Edicto de Constantino y Licinio que dio legalidad a la nueva religión cristiana; no más persecuciones. Pero evidentemente las teorías cristianas del amor no hicieron merma en el espíritu primitivo de este personaje.
 No mas persecuciones a los Cristianos, es cierto,  pero Constantino las dirigió  a su propia familia. Ordenó la muerte de su hijo  Crispo, el primogénito, que había tenido con su primera esposa. Después mandó a matar el sobrino Liciniano, hijo de su hermana. Más tarde  mató a Fausta, su segunda esposa.  No fue una ejecución rápida y sencilla: la pobre Fausta fue ahogada pero en agua hirviendo y en su propio  baño.
 ¿Porque esas ejecuciones? Se dijo que Crispo había sido eliminado porque  tenía relación incestuosa con ella, o sea con la esposa de su padre.  Y podría ser. Se dijo también  que Fausta  había denunciado  al hijastro por atentar a su virtud, pero en realidad con la intención de mandarlo a eliminar para dar espacio a sus hijos, y también podría ser; y se dijo que cuando  el emperador  reconoció la inocencia del hijo, ya ejecutado, ejecutó a la supuesta culpable.
La Iglesia de Roma de aquellos tiempos, que tampoco estaba formada por almas demasiados gentiles, no se atrevió a declarar Santo a un hombre que el rumor decía que había asesinado  al hijo, al sobrino e que había hecho un gran  sancocho con la esposa. A pesar del In Hoc Signo Vinces y del Edicto, el agradecimiento a Constantino no llegó a tanto.

 A parte esas acciones que al fin eran producto de los tiempos donde la ferocidad se ocultaba menos que hoy en día, a parte eso, decía, Constantino era un hombre de grandes visiones. Intuyó, como ya dicho, la importancia de la nueva religión,  y también que el centro de poder del Imperio se trasladaría a Oriente. Por eso a partir de laño 326, Constantino quiso iniciar la construcción de la Nueva Roma, la que será la sede  del Nuevo Imperio Romano de Oriente. Y la quiso en el sitio donde estaba la antigua ciudad de Besancio y que con el tiempo se llamará   Constantinopla y más tarde Estambul.
Como curiosidad ligada a ese emperador habría que agregar que durante toda la Edad Media, por más de mil años, como base  legal para justificar el Poder Temporal de los Papas, se atribuyó a Constantino la ingente donación (Donación de Constantino) a la Iglesia de Roma de casi   la mitad de toda Italia; documento  supuestamente dictado en el año 324 y  que reposaba en los documentos vaticanos. En realidad el documento vaticano con esta supuesta  y generosa Imperial Donación, resultó ser un falso colosal; esto se reconoció a regañadientes en el 1500, pero  el Papado, como si nada, siguió considerándose legal propietario de  Roma y las demás regiones de los Estados Pontificios.
 Ad mayorem Dei gloriam.


17 mar 2013

L.- Personajes.- 25/54 ORIGENE


          

25/54      ORÍGENES ADAMANTINOS

                                                         y las autocastraciones

                                                                200 d.d.C.

  


Vivió entre el 180 y el 250 después de Cristo. Era filósofo, teólogo y escritor. Escribió muchísimo, de verdad, en manera hasta exagerada. La nueva religión Cristiana estaba haciendo pasos agigantados, máxime en la actual Turquía, aunque   todavía había conatos de represión de parte de los “paganos”. Durante una de estas represiones, la del Emperador   Septimio Severo, el padre de Orígenes adolescente, el ferviente cristiano Leonidas,  fue encarcelado ejecutado y sus bienes incautados.  El joven Orígenes tuvo que trabajar duramente para mantener a su mama y la los otros seis hermanitos, todos mas jóvenes que él: trabajaba de maestro, vendías sus manuscritos y  agradeció las cortesías de una rica señora que seguramente admiraba su talento y algo más.  Poco después fue nombrado director de la Escuela de Catequesis. Su escuela era frecuentada por paganos y por neófitas cristianos.  Era de lengua griega, nuestro Orígenes, estudió mucho Platón y los Estoicos, quiso aprender el hebraico.  Y la lectura de Mateo  “…hay eunucos que se hicieron eunucos para alcanzar el Reino de los Cielos”( Mt. 19.1) lo inflamó y fanatizó tanto  que decidió castrarse solo.  Y tenía 25 años. Yo también leí a Mateo, en mis 25, pero la Gracia no me tocó.
Lo de castrarse era  una operación relativamente difundida entre los primeros y primitivos cristianos, para evitar tentaciones de la carne y alcanzar más fácilmente el Paraíso. No se saben que opinaban sobre eso sus mujeres, porque las mujeres en aquellos tiempos no opinaban. La Fe en las religiones lleva a estos extremos. El actual kamikaze islámico  confía asegurarse leche y miel ofrecidos por las sensuales Huríes en el Paraíso de Mahoma. No todos los cristianos estaban de acuerdo con esa práctica renunciataria; entre ellos  el obispo de Orígenes,  Demetrio, quien nunca lo quiso ordenar sacerdote, justamente por esa manera de “recurrir a subterfugios para alcanzar la virtud de la castidad”. Esto según algunos escritores. Según otros, Orígenes se auto castró para  que fuera confirmado en su cargo de Director de la Escuela de Catequesis, que estaba frecuentada no solamente por viejas piadosas  sino también para  lindas jóvenes  que podrían haber sido presa por  demoníacas tentaciones carnales.
  Pero aparte esas “características”  no se puede negar que Orígenes fue un gran pensador, muy inteligente y que tuvo mucha influencia en los autores cristianos que le siguieron. Viajó mucho, escribió muchísimo y de todo tipo: escrituras exegéticas,  obras doctrinales, obras apologéticas,  obras filológicas,  epístolas.    En los primeros años del incipiente cristianismo, las doctrinas, opiniones, escrituras sobre temas religiosos eran infinitas. Que si la Trinidad, que si el Padre es superior al hijo, que si el hijo es de naturaleza divina o humana, que  es el Espíritu Santo, que si María es virgen, etc. Una infinidad de  discusiones entre Origenistas y antiorigenistas. En fin, lo que se llamarán con el tiempo unos Bizantinismo, llevados el extremo y en forma patológica. Pero, a pesar de la auto mutilación, la influencia de Orígenes fu enorme sobre todos en sus sucesores  de Asia menor así como también sobre  escritores cristianos latinos de peso como Ambrosio  de Milán quien, de paso, sus atributos los tenias bien puestos y imponía autoritariamente sus teorías.
Una de las últimas persecuciones, la de Decio, coletazo del paganismo moribundo, terminó con él.
  Naturalmente   el buen Orígenes ni se imaginaria que con el giro de pocos decenios los cristianos perseguidos se transformarían en perseguidores  y  lo serian con más ahínco todavía y durante  largos y crueles siglos, como lo demuestra la Santísima Inquisición.



                                      



15 mar 2013

L.- Personajes.- 24/54 BAR COJBA`


                             BAR COJBÀ
                  ( La verdadera diàspora del 125 d.c.)

 Por algún motivo que desconozco, se habla poco de Bar Cojbà. Así como  para referirse a la destrucción del Tempo se habla más de la del 71, con en Emperador Tito  que del casi  total aniquilamiento del 135 en los tiempos del Emperador Adriano a consecuencia de la rebelión.
 ¿Por qué?
Bueno, de Bar Cojbà no se logra conseguir ninguna noticia de carácter personal bibliográfico seguro, sino solamente datos y cuentos  que se confunden con lo mítico. Los Romanos hablaron poco de él probablemente avergonzados de su rebelión que mantuvo en jaque por un tiempo al  mayor ejercito del mundo del aquel entonces. Casi una tercera  parte del total de las fuerzas romanas acudieron allá, porque esos “ miserables “ palestinos habían logrado vencer a una Legión  Romana completa y destruir  a la otra que había venido  en su ayuda desde Egipto.
Adriano, que por otro lado fue uno de los mejores emperadores de Roma y que anticipó la munificencia de los príncipes italianos del Renacimiento, tuvo que ponerse furibundo  a las noticias de las derrotas y sacó legiones hasta de Britannia y de Dacia para repeler la inconcebible revuelta.  La guerra de guerrilla de lo hebreos  había resultado optima contra el ejercito de los Legionarios y  Bar Cojbà  logró independencia para Israel: independencia de breve  duración pero independencia, al fin.  Hasta acuñó monedas.  Tuvo el apoyo entusiasta de sus secuaces y de  otros tantos entusiastas sostenidos por Akivà, el  gran el Rabí  de la época y uno de los más famosos de Israel en todos los tiempos. 
Akivà  hasta consideró a Bar Cojbà no solamente como enviado de Dios sino como el Mesías tan suspirado y esperado por el pueblo de Israel, basándose a mayor confianza en una profecía del gran Isaías. 
Pero, en fin, fuera profeta o Mesías, al final de tres años de lucha, el Imperio Romano bien pudo contra él y sus correligionarios: el rebelde Bar Cojbà fue muerto, Jerusalén fue completamente destruida, en su lugar fue edificada la Aelia Capitolina, con las imponentes estatuas de Júpiter y la del propio emperador Adriano, según las costumbres del culto a la personalidad. Solamente en batallas murieron la belleza de 500.000 israelitas.  Varias otras ciudades  fueron arrasadas y  se dispersaron  los que no murieron  de hambre o por las dagas romanas; fueron  quemados los libros sagrados, prohibida la religión hebrea, sus costumbres, sus ritos, incluyendo el de la circuncisión que tanto irritaba a los Romanos que la consideraban un primitivismo.  En fin,  los Romanos evidentemente no quisieron detallarse mucho en la descripciones y relatos de sus vergonzosas derrotas ; y  por el otro lado también los rabinos, con la excepción de Akivà, quisieron hablar mucho de esos tristes eventos, ya que en su mayoría habían siempre considerado una insensatez tratar de rebelarse abiertamente al Imperio más poderoso del mundo. La cual   rebelión tuvo para Israel un costo inmenso comparado por los misérrimo tres años de efímera independencia.

 Y desde este año, el tristísimo 135 d.C. comenzará la verdadera Diáspora, que verá esparcido por el mundo uno de los pueblos más   inteligente  del Planeta y quizás el más perseguido. Los “paganos” Romanos siempre habían sido tolerantes con las otras religiones y, como he dicho ya más de una vez,  eso lo  demuestra también la existencia del Panteón, sitio de culto en Roma dedicado a todos los dioses del Imperio.  Pero en esta ocasión la rebelión  de Bar Coibá fue tan exitosa,  y tan humillante para  el orgullo romano que  toda la fuerza del Imperio cayó sobre Palestina.


13 mar 2013

L.- Personajexs.- 23/54 JOEFO-NERON- POPEA- EL CENSO-MARONITAS




            FLAVIO JOSEFO y curiosidades
                                    (SIGLO I)

Es un historiador hebreo fariseo. Naturalmente hablaba griego y latín. No era cristiano. Había nacido en el año 40, o sea  a los  10 años de haber muerto Jesús.  En el 90 escribió Antigüedades Judías y en ellas hace alguna mención a Jesús de Nazareth. Es la primera mención  histórica que se haga de Jesús de Nazareth. Pero sobre esas menciones  de Josefo se ha hablado, se ha  escrito, discutido muchísimo: que si la referencia es auténtica, que si falsa, que si es parte auténtica y parte falsa, que si hay interpolaciones fuera de la época, que si no las hay. Mencionar todas esas opiniones es un trabajo  inútil. Aclarar los puntos, dudosos, es casi imposible. Bastará recordar en general que la experiencia nos enseña  que en el  curso de la historia, pasada y presente, una infinidad de hechos, datos, documentos  han  sido interpretados, glosados, comentados, modificados ,  adulterados, a veces de buena fe, casi siempre de mala fe, con los fines de subrayar determinados hechos  o verdades; para glorificar o para denigrar. Los sabios doctores de la ley judía y los píos monjes o comentadores cristianos no han sido  ajenos a esas costumbres. 
 Uno se pregunta: cómo es que no existe ningún registro de la vida de Jesús en los documentos romanos de la época, ya que  debería haber causado gran conmoción?  Y como es posible que Flavio Josefo, el único historiador “presente” , escritor meticuloso, que habla  por páginas sobre la ejecución de un personaje secundario,  que escribe exhaustivamente sobre Juan Bautista, como es  entendible que un historiador así dedique solamente dos parrafitos a Jesús de Nazareth: las dos menciones que acabamos de “ mencionar” ? ¿Y que los dos párrafos  sean  considerados con reservas? Y que tampoco  refiera algo sobre  los líderes del grupo de cristianos, ni Pedro y Pablo, ni  María? Hace solamente una referencia a  Santiago, “hermano “de Jesús. 
  Sabemos que los escritos de Josefo llegaron hasta nosotros solamente a través de fuentes cristianas.
Es obvio que han sido manipulados

  Flavio Josefo  con Neron y Popea .
El historiador Flavio Josefo no ha sido solamente historiador y tranquilo estudioso escribiendo en su mesa de trabajo.
En el 64 siendo  poco más que veinteañero  se irá  a Roma pidiendo audiencia nada menos que al Emperador Nerón.  Quería interceder para la libertad de algunos sacerdotes judíos acusados de rebelión contra Roma. Pero, por  motivos desconocidos el impredecible Emperador  Nerón quiso que el atrevido palestino fuera procesado y encarcelado.   Flavio Josefo, el circunciso, venia de Palestina pero era un joven apuesto, de marcada nariz semita, de agradables modales y provocó  la curiosidad  de Poppea, la poco virtuosa esposa de Nerón en este momento. Evidentemente cayó en sus  gracias y el joven fue liberado, no se sabe si con o sin  el consentimiento del Divino Nerón. Tampoco se supo nunca si compartió, aun que fuera efímeramente, el voluptuoso yacuzzi de Poppea a base de leche de asna.
Pero, quien era Poppea? la Emperatriz que salvó al futuro historiador Josefo?
Tácito nos dice que Poppea tenía “todo”, menos honestidad. Era de una buena familia: su mamá Poppea Sabina se había suicidado  por las intrigas de Mesalina, la putísima y ninfómana esposa de  Claudio. Nuestra Poppea estaba casada   en segundas nupcias concierto Otón, un General favorito de Nerón el cual se la ofreció al Divino  como amantes para sus lujurias femeninas. Porque también el Divino Emperador Nerón, el fuerte, andaba “a la vela y al vapor”, en busca de variantes sexuales; y con el tiempo estaría bajo la influencia siempre mayor de su nueva amante. Influencia que fue evidente cuando, por motivos de “jerarquía”, ella convenció al Emperador  que ejecutara su madre Agripina.  Y no satisfecha todavía la dulce Poppea convenció al Divino Nerón que matara también a su esposa, la Emperatriz Claudia Octavia. Y el Divino, divinamente, le obedeció y Poppea se  transformó oficialmente en Emperatriz. Pronto se hizo famosa en Roma por su belleza y coquetería, implantando en la sociedad romana nuevos métodos para mantener radiante su piel que alimentaba, además que con la leche de asna, con masajes de esperma de jóvenes mancebos  escogidos ad hoc. Pero un buen día, pero malo para ella, el Divino Nerón, borracho, le dio una patada en el vientre  estando embarazada, la dulce Augusta Consorte  abortó y casi inmediatamente se murió.
 El arrepentido Nerón, que a su manera la amaba,  buscó consuelo a su ánimo afligido entre las nalgas de otro favorito, el homosexual Esporo. Este joven era de extraordinaria belleza, muy parecido a Popea y  Nerón se prendió de él. Los dos se enamoraron al punto que  convinieron en la castración de  Esporo, para que fuera mujer, casi totalmente. Y el Divino  lo llamaba “mi Popeyita” a recuerdo y honor a su esposa. El pueblo de Roma,  siempre irónico, comentaba que habría sido mejor para Roma, que la madre de Nerón hubiese sido así, como el favorito, de manera que Nerón no habría podido nacer nunca! De todas maneras con la erupción del Vesubio de poquísimos años después, en el 79,  nos llegó, salvada bajo la lava, después de 2000 años, una de magnificas casas de placer  de la Divina Poppea con casi todas sus correspondientes instrucciones y detalles; y en nuestros días  fue decretada Patrimonio de la Humanidad, aun que la leche de asna se haya secado.
 Flavio Josefo y Vespasiano.
 Bueno, regresando al joven Flavio Josefo, aun sabiendo que Poppea era  una mujer muy peligrosa, quiso aceptar el riesgo y no le fue tan mal en la Ciudad Eterna, ni en el yacussi de la Emperatriz. Después de las vacaciones romanas regresó a su tierra, participó en la Gran Revuelta contra Roma, fue capturado y conducido frente al General Vespasiano al cual predijo que sería Emperador. Al poco tiempo  Vespasiano fue aclamado Emperador,  quiso premiar al adivino, le dio dinero, una pensión,  la ciudadanía Romana y le regaló una casa suya en Roma.  

Otra espinilla: El Censo. 
Se habla de que Maria y José tuvieron que ir a Belén, porque tenían que censarse;  en el Censo Romano, por supuesto. En los territorios del  Imperio  el hecho de registrar eventos era algo sumamente común y difundido, para cualquier cosa que formara la praxis romana. Los registradores romanos  eran meticulosos pero, cosa extraña, no hay alguna referencia de ningún  censo en aquel tiempo en Palestina.  Mateo, el evangelistas Mateo, el segundo en orden de tiempo, sabía muy bien que las profecías judías decían que el Mesías TENIA que nacer en Belén. Y  en todo el evangelio se nota que Mateo está  dirigiéndose  a los judíos para convencerlos que Jesús era el Mesías profetizado.  Surge por lo tanto la duda de que el buen Mateo, de buena fe, para no privar a los judíos del beneficio  de hacerse cristianos y salvar su alma, haya  ligeramente forzado el evento del nacimiento trasladándolo a Belén, con pastores, ovejitas blancas,  Reyes, estrellas,  estrellitas y  villancitos de Navidad para que las profecías se cumplieran.
Otra Espinilla: El Proceso a Jesus
Y otro caso similar es el del Proceso a Jesús. No hay ningún documento del Impero, contemporáneo, que  haga referencia a un proceso así antes el  Tribunal; proceso de una cierta importancia, que llevó a una pena capital, y que con  el requeteconocido   “lavarse las manos”  pasó a la historia. Uno se pregunta: pasó a la historia o pasó a la leyenda?
 Otra Espinilla, cómica: Los Mormones
 Y a propósito de leyendas  ¿no es otro tanto rocambolesco que en pleno siglo XIX, años 1.800, época de la Revolución Industrial y de las teorías de Freud   y de Darwin,  aparezca en Estados Unidos de América un  joven, un tal José Smith, con el cuento de que había recibido una “nueva Luz” que  revelaba las andanzas de Jesús Cristo en América del norte porque, después de la Resurrección, Jesús habría agarrado  un barco de la Costa C para hacer una visita a los Pieles Rojas? Y lo interesante e indicativo es ver cómo las fantasías se transforman en realidades.Porque esta historia, originalmente patrimonio de unos poquísimos elegidos, se ha ido difundiendo al punto que hoy en día hay casi  13 millones de seguidores, los Mormones, entre los cuales un candidato a la Presidencia de Estados Unidos.

11 mar 2013

EL FIN DE UNA CIVILIZACIÓN

EL FIN DE UNA CIVILIZACIÓN


Se han producido y se están produciendo eventos que superan lo contingente:   La muerte del “Caudillo” Hugo Chávez, Presidente de Venezuela;   las   varias consideraciones en ocasión del Conclave que recientísimamente ha comenzado en Roma para la sucesión al Papa  alemán;  y  la aparición en las escenas mundiales desde ya un tiempito, pero solamente anteayer,  de personajes ni mínimamente inimaginables hace pocos decenios.

Era evidente para cualquiera que no tuviera los ojos nublados por las pasiones políticas, que el Presidente Chávez gozaba de una gran mayoría de aprobación en su tierra. Y prácticamente desde el inicio.  Haya o no haya habido los casi inevitables truquitos denominador muy común en la farándula de las elecciones, la  gran mayoría de  lo que se llama el Pueblo estaba con él. Lo que no era fácilmente imaginable era que  la admiración de sus partidarios llegara a los límites de la adoración. He visto y sabido de muchísimas, innumerables escenas de dolor verdadero, profundo, convencido, y no producido solamente por brotes  pasajeros de fanatismo histérico. Así que me vino a la mente lo que ya comenté cuando  por primera vez vi, hace muchos años, la cara de ese joven militar que en una aparición fugaz en la televisión de Venezuela, instó a sus partidarios “revolucionarios”, a desistir, “por ahora”. A pesar de cierta intranquilidad que por mi origen, cultura, tradiciones y  prejuicios, salía instintiva del más profundo de mí ser, no pude no pensar  muy natural y históricamente correcto que él que se presentaba como cabeza   visible de un movimiento  de cambio en Venezuela y por ende en toda América Latina, fuera justamente el tipo de persona que yo veía claramente representadas en las facciones del joven militar:  Cabellos rizados   de origen africana, ojos de indudables facciones asiático-indígena  y un color de piel aclarado con algo de sangre europea caucásica.  Y que no es el típico criollo, (hijo de europeo nacido en tierras de indias) sino el crisol  de las tres razas con las cuales está formada toda América Latina. Y pensé y pienso que era tiempo que los millones de latinos dejaran de ser mandados y dirigidos por europeos o sus descendientes.  Inclusive era un contrasentido e  inconcebible que en Venezuela los mismos pobres y miserables habitantes de los ranchitos  se dividieran entre ellos también en partidarios de los tres partidos tradicionales, adecos, copeyanos y amarillos,    siguiendo servilmente los juegos de una clase  social que no era la de ellos.  Ni más ni menos como la plebe de otra época que seguía un Príncipe u otro sin entender nada de nada, sino tristemente preocupada solamente por llenar su panzas siempre famélica.

Pero, por fin el verdadero americano comienza a despertarse a la escena mundial,  sea o no de agrado del europeo. Eso pensé.



El otro evento importante es la elección del Papa.

 No es solamente un problema interno de un grupo de religiosos.  La religión Cristiana, aun que dividida en sus “sectas”, forma parte de nuestra civilización occidental. Tiene más dos mil años de vida. Los mismos dos mil años en que los pueblos del Mediterráneo, mezclados con los nórdicos de Europa, han dominado al mundo. Y de paso impuesta la religión.  Es nuestra Civilización Occidental.

Pero al ver a los cardenales en el conclave, me pregunto: hasta cuando pueblos de Asia, de África, de Australia, de América, seguirán usando la sotana? La sotana, lo que llamamos la sotana, que no es otra cosa que la antigua Toga Romana? Y toda la parafernalia, el Trirreño incluido, que son  tradiciones  orientales, de Bizancio, de Constantinopla,  o sea de la Roma Oriental.  Vino el 1.500. Perdimos Agia Sofia, pero conquistamos América.  Pero ahora ya no más.

Pero esos de la sotana y el trirreño son solamente los menos importante signos exteriores. Quizás serà la misma Curia Romana que se impondrá cambios  importantes para tratar de sobrevivir de alguna manera. Quizás será la  fuerza nueva de expansión de los emergentes la que imponga los cambios. 

Y así como al ver la cara del joven  Comandante Golpista en aquella oportunidad, sentí angustia dentro de mí, pero  consideré la ineluctabilidad de los eventos, así mismo, ahora, al ver entre los “Papables” un cardenal  como el Filipino, hijo de madre china o el de Ganas, sean o no sean  ellos los escogidos, “por ahora”,  por el Espíritu Santo,  no puedo no sentir que nuestra civilización, la europea,  ya está en el ocaso.    Kofi Annan y Obama son preludio de eso.   



Ahora les tocará a los demás, llevar la antorcha de Olympia.

Nosotros nos retiraremos cada uno en su Montevideo. Al resguardo. Ya no sabemos defendernos. Quizás no tengamos ya nada más que decir. Esperamos pasar desapercibidos.

9 mar 2013

L- Personajes.- 21/54 PABLO Y TECLA


PABLO  Y  TECLA

       Desde  el Inicio de los tiempos el macho ha tenido papel protagónico. Pero desde hace unos  miles de años, este papel va cambiando: lentamente sin zozobras, con astucia típicamente  femenina. Pero sí,  el papel se ha ido cambiando. Comenzó  la insinuante Eva con el jueguito de la manzana. Y siguieron frutales de manzanas a lo largo de los tiempos: la de Venus que se insinuó al ingenuo y bobalicón Paris; la dulce, trágica y triste historia  de amor que cuenta  Francesca mientras el machito Paolo  es solamente capaz de llorar y sin duda no es protagonista; y cuantas  otras historias  hay de varones domados por sus dulces hembritas hasta nuestros días, pasando por los caballeros de la edad media cuando las hadas  seductoras disponían de ellos como peones en un tablero de ajedrez.
       La historia de Pablo y Tecla debería en realidad llamarse la historia de Tecla y Pablo, ya que Pablo, por lo menos en éste caso, es una figura poco heroica y  secundaria, a pesar de todo el debido respeto al Apóstol de las Gentes.   Tecla era una mujer de armas tomar, de la talla de Juana de Arco. Y como la Doncella de Orleáns la  virginidad era su blasón. El estandarte de ambas  debería haber tenido como símbolo una vulva  de virgen, cerrada a las empresas del amor. La virginidad para ella era un fin, un medio, un himno al poderío femenino. Quizás producto de una decepción y como consuelo  para alcanzar amores sublimes nada menos que con la divinidad. Tecla desafía las costumbres  machistas de  varias épocas anteriores y posteriores y confunde las actitudes de personaje contemporáneos o sucesivos, como el mismo Paolo, que se asusta  del  bellísimo cuerpo de la joven Tecla y tembloroso nunca jugará un papel protagónico en la presencia de ella; el gran Apóstol  se dejará llevar por los acontecimientos, mas resignado que audaz.  Tecla será la negación de la proclama de Pericles repetido por Sófocles, según los cuales  las mujeres deben quedarse en la casa y no alborotar.  Casi dos siglos después  su fama de Santa alborotará también a Tertuliano el apologeta   africano, machista a ultranza.
 Me surge una duda: estas manifestaciones de casi feroz odio a las mujeres, esta misoginia  a ultranza como en los primeros siglos de la era cristiana, ¿no habrán sido producto, en algunos casos, de mentes de hombres que odiaban a las mujeres porque no podían amarlas?  ¿Como el cuentecito ese de la zorrita que no quería las uvas porque eran demasiado verdes?

      La chica Tecla, de unos 14 o 15 años,  era una joven de buena familia, muy linda, con cabellera estupenda, en edad de casarse con su novio, el joven Tamiris. Vivía con su mama en Iconio, pequeña ciudad de Licaonia, en la moderna Turquía.
      Pero un buen día pasó por allí cierto extranjero.
      No era un  príncipe azul ni  un joven atractivo sino una persona de mediana edad, baja estatura, cejas unidas en la frente,  nariz prominente a la judía, piernas  torcidas, calvo y barrigoncito. En fin, para una chica de 15 años debió de ser un viejo feo. Pero, la joven Tecla no lo vio, al principio, ya que solamente escuchaba su voz, asomada al balcón de su casa. Se quedó atónita escuchándolo embelesada durante tres días y tres noches, sin comer ni beber. La pobre mamá, Tróclea y el joven Tamiris, novio, hicieron de todo para que la chica recapacitase y le decían  que no era conveniente  para una joven  que  se dejara seducir  por las palabras de un hombre extraño y por  unas doctrinas consideradas peligrosas. Su mama la rogó y la rogó. Pero Tecla, con la testarudez  típica de los  jóvenes en el pre-enamoramiento, no oía sino al predicador misterioso.  El joven Tamiris enfurecido, fue a denunciarlo al procónsul  romano;  le cuenta lo sucedido: de sus estrambóticas teorías sobre la virginidad, de la oposición al matrimonio, base de la sociedad, a falta del cual no hay familia, ni moral ni Estado. El procónsul manda a llamar a Pablo; éste se defiende como puede pero el procurador romano, indeciso,  lo manda a la cárcel en espera de ser iluminado de sabiduría. ¿Qué pasa con Tecla? La chica no se rinde, vende unas joyas, corrompe al carcelero quien la dejó entrar en la horrenda cárcel. 
       Entra, lo ve, lo escucha.
       Pasaron toda la noche juntos y solos, y en ese tiempo Pablo le siguió predicando su doctrina, según refieren los apologistas cristianos. Pero cuando la mamá de Tecla se dio cuenta que su hijita  ya no estaba en la casa, que había pasado horas, sola, en la celda con el extranjero, aumenta su escándalo y el enojo. Denuncian a Paolo como corruptor de menores. Solus cum sola in loco solitario non cogitabuntur orare Pater Noster.
       El Magistrado romano vuelve a escuchar a Pablo quien, a pesar de su defensa, recibe una  condena de azotes y la orden de dejar de inmediato la ciudad;  y a Tecla la aconseja y exhorta a casarse pronto.  Ella ni le contesta  y rechaza de plano al novio. Entonces la indignadísima mama y el enfurecido novio    insisten tanto con el Magistrado  para que la condene a ella, a la joven, a muerte en la hoguera. Y el Procónsul, al fin, accede a dictar la condena.
     ¿Otro Poncio Pilato?
      Bueno, Tecla es llevada a la hoguera desnuda. Ella invoca a Cristo.  Las llamas las envuelven sin dañarla  y cubren pudorosamente su desnudez. Pronto de los cielos cae una tremendísima lluvia que no solamente apaga el fuego, sino que produce inundaciones a la ciudad y miles de habitantes perecen en las aguas, como justo castigo divino. No se sabe lo que habían hecho de malo, esos miles de habitantes, pero las fuentes no entran en el detalle.
      Y ¿Pablo?
      Se había refugiado  medio muerto de  miedo entre los muertos en una tumba en las afuera de la ciudad y allí lo alcanza Tecla. No se sabe si ella logró taparse con algo;  el hecho es que el pobre Pablo, al ver tan esplendorosa belleza, sigue con el miedo, y teme futuras complicaciones. Tecla, decidida,  proclama abiertamente su deseo de seguir su amado maestro, adonde sea que él decida dirigirse. Para tratar de pasar desapercibida, se corta la bellísima cabellera, se ensucia manos y cara  y se viste como un muchacho. Más de mil años después, la Doncella de Orleáns recurrirá al mismo disfraz para defender su doncellez. En fin, camina que te camina, Tecla y Palo llegan a Antioquia, en Siria. Allí un príncipe,  un helenizado de nombre Alejandro, ve la “persona”. Queda prendado al  instante aún  sin saber si se trata de muchacho o de muchacha, lo cual sugiere que se trataba efectivamente de un helenizado.  Se abalanza ávido  sobre la  “persona” que  lo tumba con fuerza extraordinaria. Otra vez la  muchacha es conducida frente a un tribunal porque el enfurecido  Alejandro la acusa de ser una prostituta y de haberle producido daños físicos. Alejandro es un sujeto poderoso e influyente y el tribunal  le cree o aparenta creerle  y condena a la pobre Tecla a las fieras del Circo. Pero una rica viuda, pariente del emperador romano y  que acaba de perder a su hija de la misma edad de Tecla, se apiada de la chica  y la invita a su casa para  defender su doncellez y en espera del día del suplicio. El día de la ejecución Tecla es llevada a las fieras. Pero, oh, maravillas, una leona se pone a su lado para defenderla de las otras bestias. Se acercan hambrientos un león y un oso.  La leona logra matar a los dos, pero sucumbe  por las heridas.  Entonces el verdugo empuja  a la joven dentro de un estanque con cocodrilos feroces. En seguida baja del cielo un fuego misterioso que  envuelve otra  vez su desnudez y le permite a Tecla de inmergirse en las     aguas del estanque para bautizarse ella misma. Entonces la Autoridad recurre a otro tipo de suplicio: mandan a la arena unos toros enfurecidos, porque tenían amarrado a sus testículos unos carbones encendidos. Pero los toros se mueren y Tecla queda libre de ataduras. La viuda rica se desmaya a la vista de tantos suplicios: el Gobernador  teme que  la  eventual muerte del la viuda, pariente del Emperador, pueda afectar su carrera;  cancela la sentencia y deja en libertad a la chica. Tecla entonces va a visitar a la viuda rica ya recuperada, la convierte a la verdadera fe así como a muchas otras matronas que se presentan en la casa de la viuda.
      Así que en Antioquia funda el primer centro de  Propaganda FIDE. Inmediatamente después va a buscar el valiente Pablo  que no había hecho absolutamente nada  para defenderla y, cola entre las piernas, había ido a esconderse quien sabe dónde.   Después de un largo viaje por tierra y por mar lo encuentra finalmente en Licia. Pablo se queda admirado por la tenacidad y  valentía de la joven.
       Pero Tecla, que tanto hizo para conseguirlo, le mira, le dice adiós y se regresa a su casa en Icono.
      ¿Porque?
     ¿Porque ese repentino cambio de actitudes para con su “amado maestro”?
      ¿Decepcionada en algo?
    Misterio de la mente femenina… máxime si acompañada de una ferviente tendencia a la virginidad. 
     En Icono encuentra a su madre y también la convierte a la fe. El pobre Tamiris no pudo convertirlo porque mientras tanto se había muerto.
     Tecla no se queda en su ciudad sino que llega hasta Seleucia y funda un santuario en una colina  cercana. 
      Allí, en Seleucia,  durante muchos años predica la palabra de Cristo, cura  enfermos, hace milagros, convierte y bautiza. Pero su éxito produce envidia. La envidian los sacerdotes del oráculo pagano de Sarpedón y máxime los médicos que ven menguar sus clientes pagantes.    Al fin, después de tantos años,  cuando la doncella seguía siendo doncella pero  ya con la tierna edad de noventa años, no se sabe bien quien, pero algún “caballero”, médico o sacerdote que fuera,  contrató unos delincuentes forzudos y sexualmente bien fornidos para que violentaran la virgen doncella nonagenaria; se suponía, de parte de los paganos, que  Artemis  (Diana), la diosa protectora de la virginidad femenina, cancelara su protección y asistencia a la virgen  ya desflorada.   Pero cuando los sicarios están prontos, verga en la mano, para el acto de deturpación, Tecla  logra arrodillarse, a pesar de los reumatismos,  y reza a su Dios:  en la pared de piedra se abre una grieta por donde pasa la  vetusta virgen dejando asombrados, temerosos e insatisfechos a sus fracasados violadores.
 Pero no terminan las hazañas de la intranquila Tecla. Desde la cueva, bajo tierra y mar, llega a Roma, donde sabía que estaba Pablo. Pablo estaba, si, pero muerto y enterrado. Como sublime acto de amor, Tecla ordena que la enterraran  cerca de la tumba del hombre que la había enamorado setenta y cinco años  antes, cuando ella lo escuchó hablar por primera vez. Y que la decepcionó, como casi todos los hombres decepcionan a las mujeres que los aman.



7 mar 2013

¡Se murió Chavez! Carta al Embajador de Venezuela en Uruguay

Señor Embajador
y demás funcionarios de la Embajada y Consulado de Venezuela en Uruguay:


Quiero manifestar a Uds. mi gran solidaridad en ocasión del acontecimiento  de la muerte del Presidente Chávez.
Cuando en el lejano 1955 yo llegué a Venezuela, a mis 26 años,  traía conmigo las esperanzas de todos los jóvenes. Pero traía también el tristísimo recuerdo de los tremendos años de guerra. Años en los cuales se cree en algo, y se cree con entusiasmo, y en la fogosidad juvenil se es capaz de dar la vida por ciertos ideales.
El adolescente de esa época, en toda Europa, tuvo la influencia inmensa de las realidades políticas que fueron Mussolini, Hitler, Stalin, Franco, Pio XII. Según los países europeos, eran personajes idolatrados u odiados. Y como casi siempre sucede, cada cual estaba convencido de encontrarse en lo correcto. 
Vino el final de la guerra.  Y con el final de la guerra se cayeron todos los antiguos ídolos. Es tremendo, señor embajador cuando en la adolescencia te dicen que las personas a las cuales creías como superiores intachables y casi geniales, eran nada más que delincuentes.   Como si alguien te espetara en la cara que tu madre es una asquerosísima prostituta. Se cae el mundo. Pero el joven es joven y al fin trata de sustituir ídolos destrozados por otros nuevos, que supone ciertos, verdaderos, justos, y en los cuales creer y adorar.  Y las mayorías de los jóvenes como yo, mismo ambiente y misma preparación de liceo,  nos enamoramos de  la estupenda nueva experiencia socialista en la Unión Soviética.
Quizás el hombre necesite creer en algo, enamorarse de algo.
 Hasta que, al poco tiempo, intervino otra decepción: los tanques soviéticos en Hungría,  la primavera de Praga. 
Y uno dice: ¡Basta!
 Y desde entonces no quise en absoluto ocuparme de política, ni en escala nacional ni internacional.    He tratado  de mirar los hechos políticos con la mirada fría del espectador, o quizás del estudioso,  pero nunca más con el calor del participante. 

 He apreciado mucho al Presidente Chávez. Vi por primera vez  a ese joven militar aquel día del fallido golpe, cuando ordenó a sus partidarios  que “POR AHORA”, se quedaran tranquilos. Debo confesar que en aquella ocasión sentí cierta intranquilidad. Pero al mismo tiempo, y es de verdad muy cierto, sentí que  algo había que cambiar  en Venezuela. Y quizás ese joven militar podría hacerlo.
Obviamente no se puede estar de acuerdo con nadie al 100 %,  pero si reconozco en él un personaje  de peso y el  más importante de América latina de estos últimos 15 años. Y yo, cómo ciudadano de Venezuela,  espero  en los próximos tiempos se mantengan y mejoren los aciertos, y que se corrijan los desaciertos.

Aldo Macor

L- Personajes.-20/54 BERENICE LA JUDIA y TITO


 29/54           B E R E N I C E  II ª  ( La Judia)
                           ( 52 d.c.)
La segunda Berenice, de la cual vamos a hablar ahorita, vive en época decididamente histórica, no hay asunciones en el paraíso y tampoco fantasmagóricas interpretaciones de los astrólogos.
Esta Berenice   también era  una princesa.  Parece que si las mujeres no son por lo menos princesas, no interesan. Y ella también era bellísima, naturalmente. Nació en el 28  después de Cristo. Casi contemporánea de Jesús de Nazaret, por lo tanto, aunque 28 años mas joven. Siguiendo la tradición hebraica, la casaron muy joven con  un tal Marcos.

Pero, antes de “consumir” el  matrimonio, el pobre Marco se murió. De qué, no se sabe. Quizás el aspirante esposo quedó anonadado por la fulgurante belleza de la joven doncella, no aguantó y las arterias le explotaron. Entonces a Berenice, virgen y viuda, la casaron con su tío, un cierto Herodes, rey de Cálcide.
Tuvieron un par de hijos y cuando la joven mamá y esposa cumplió los veinte años, quedó viuda otra vez. Así que la pobre Berenice, con una ligera fama de pavosa, se fue a vivir, en concubinato, con otro Herodes, Herodes Agripa II.  Y hasta acá, todo era casi normal a parte el concubinato que sin embargo, en aquella época, no era todavía tan grave en la sociedad hebraica.
 La cosa un poquito mas grave   era que este Herode Agripa II era también hermano de Berenice. Claro, también el padre Abraham se había casado con su hermana Sara, siglos antes, pero.... quod licet Jovi non licet bovi. A  ella no  le aceptaron el incesto. Chismes por aquí, chismes por allá.  Para que se terminaran las murmuraciones, nuestra pobre Berenice fue a pedir consejo a un cura, a un cierto Polemone sacerdote de Cilicia. Y este, oído los lamentos y vistas las gracias de la viudita, generosamente le ofreció matrimonio para que se terminaran las murmuraciones.
Tampoco esa unión fue muy  bien recibida, allá arriba , donde se tejen los destinos de los mortales. Así que un buen día Berenice dejó al marido – cura y regresó  al incesto con el hermanito.
Y con él se quedó hasta que... hasta que   llegó el año 65, el año  tristemente famoso en la historia de los Hebreos por la gran masacre en Jerusalem hecha por los odiados Romanos.

 Y aquí Berenice mostró la otra cara de su moneda, el otro aspecto de su carácter.
 No era solamente una viuda alegre y una pecadora incestuosa, sino también una mujer de carácter, de mucho coraje, de determinación, una mujer de armas tomar, dirían los franceses. Ariesgó su vida, y en serio, para defender a su pueblo, a los hebreos, frente al  odiado Procurador Romano de la Judea.
Los judíos se olvidaron entonces  de los pecados, de las lapidaciones y si hubiesen sido católicos, la habrían hecha Santa.

Pero... y que pasò despues de eso? Pasò que en Judea llega cierto Tito, hijo del Emperador Vespasiano. Ese  Tito, a la època "solamente"  general romano, se enamorò de Berenice. De su coraje, de su inteligencia, de su personalidad pero posiblemente y aún más de su belleza. Y debia de ser  muy bella, si a los 40 años cumplidos un general romano se enamorò perdidamente de ella.

Berenice correspondìó al amor. Correspondió al amor porque ella también se enamoró de él. Ese General romano tenía sus personales y viriles atractivos, aparte de sus valores  como representante del Poder máximo en el Mundo.  Ella se enamoró de verdad de él, y le siguió en Roma, acompañada de su hermano – esposo con el cual, desde tiempo,  había terminado la relación incestuosa. Y en Roma floreció otra  pecaminosa, pero con Tito.
 Y Tito quería casarse con ella.
El Senado de Roma, siempre complaciente en asuntos de faldas,  había dado su consentimiento.
 Pero no lo dio el pueblillo romano, azuzado astutamente por las nobles y envidiosas damas de Roma  que no velan con buenos ojos la competencia de una “ judía cualquiera “. Claro, porque al casarse oficialmente con Tito, delfín de Vespasiano, se transformaría eventualmente  en Primera Dama. Una hebrea Emperatriz de los Romanos.  !Habráse visto !
 Pero Tito, siempre enamorado, no la dejó.  Convivió con ella, aun sin casarse.
Pero el lindo sueño de amor termina. Cuando  Tito  iba a ser definitivamente coronado Emperador, la Bella Berenice  regresó a su tierra.
 Algunos historiadores dicen que para no entorpecer con su presencia la carrera  de Tito.
Otros porque la bella Berenice, aunque siempre bella e inteligente  mujer ya no tenia la fulgurante belleza de  antes.
Será que también los sueños se terminan.
La relación amorosa no continuó.  

Y  ¿ Tito ?  Ya que estamos en argumento, hablemos un poco bien de él, porque los hebreos le tratan peor que a un nazi, por eso de la destrucción del Templo de Salomón en Jerusalem. Si, es verdad, fue destruido durante su reinado. Según fuentes históricas, parece que Tito fuese contrario a destruir los símbolos sagrados de un pueblo dominado. Lo consideraba sencillamente contraproducente. En realidad la política de Roma en general era de plena tolerancia para con las religiones locales: la existencia en Roma del Pantheon, iglesia válida para todas las religiones extranjeras,  lo  demuestra. ¿A que se debió? Habrá sido Voluntad de Yaveh, que todo lo sabes?

Tito hizo cosas apreciadas por los romanos, como la construcción de aquel  famoso anfiteatro Flavio que con el tiempo se llamará el Coliseo. Y construyó los Vespasianos, en Roma. Parece cosa de reírse, que un emperador deba por lo menos parte de su gloria por la implantación de letrinas públicas. Pero Roma fue la primera ciudad de Europa donde se quiso poner fin a la vergüenza de oler a orín en sus rincones. Y fue Tito  que  heredó de su padre  el Emperador Vespasiano la idea, que construyó los “vespasianos”,  (así se llaman todavía en Roma) cubículos donde los pobres tanseúntes podían aliviar sus necesidades biológicas.  Pero aparte esta nota semi-cómica, en general Tito supo  administrar bien el erario público.  Cuando en el año 81 Tito muriò, los romanos lo lloraron y lo definieron amor ac deliciae generis humani.  Quizás un poco demasiado, como alabanza, pero significa que, en fin de cuenta, gobernó  bien.

 Y aquí termina la historia  de la segunda Berenice y del Emperador que se enamoró de ella, siendo ya cuarentona y que estuvo a punto de ser la primera Judía  Emperatriz en Roma.   






5 mar 2013

L.- Personajes.- 19/54 CLEOPATRA


C L E O P A T R A   
                                                      ( 55 d.c.)

Y ahora deberíamos hablar de  Cleopatra, Cleopatra Tolomei, la VII ª.
Varios personajes hablaron de ella: un cierto Plutarco, un fulano Dion Cassius, un tal  Guillermo Sacudelanza y varios más. Y ha aparecido como  heroína en una serie de películas generalmente de pésimo gusto   y sin respeto a la verdad histórica. ¿ Que es lo que se puede agregar a tantas historias ya contadas por “cuenta cuentos” de varios  calibres? Probaré a referir episodios que la mayoría de la gente no conoce únicamente porque la mayoría de la gente no ha leído ni Plutarco ni Dion Cassius, ni el Sacudelanza ese. 
También esa mujer era hija de rey. Pero no era bellísima, según los cánones, como las anteriores. Era sencillamente fascinante. Fue la femme fatale, la más fatal y la mas  hembra de la historia.


 El historiador Dion Cassius escribió de ella: fascinó  a los dos hombres más grandes de su tiempos  y por culpa del tercero se destruyó a sí misma. Naturalmente se refería a Julio Cesar, a Marcantonio y a Octaviano Augusto, el primer Emperador Romano. La femme fatale no era nada modesta en sus aspiraciones.

Por los retratos   que tenemos de ella, nos aparece como mujer con labios sensibles, carnosos, mandíbula fuerte reveladora de carácter,  frente amplia, nariz decidida y prominente (la nariz de Cleopatra pasó a la historia) y unos maravillosos ojos aterciopelados. Además de eso, tenia  seno bellísimo que ella  exhibía lo mas posible, según la moda del tiempo, para gozo hasta de los eunucos de la corte.  ¿Y la voz?
Plutarco nos dice que la voz de Cleopatra tenia la gracia de un instrumento con varias cuerdas y agregó que si Platón había enseñado a sus discípulos que en las mujeres existían cuatro tipos de seducción, entonces  Cleopatra debía de tenerlas por docenas, y no solamente cuatro. Y si lo dice Plutarco,  por algo será.
Qué puede hacer un pobre hombre cuando tropieza   con una femme fatale  de ese tipo?


Bueno. Cleopatra era Reina de Egipto, nacida en Egipto,  pero no era egipcia. No tenía ni una gota de sangre egipcia.  Era Macedonia, griega en fin, y descendiente de Tolomeo, uno de los generales, Diadocos, de Alejandro de Macedonia. Y los Tolomeo estaban gobernando  Egipto desde los tiempos de Alejandro, o  sea desde hacía mas de trescientos años. Era la hermana-esposa de Tolomeo XIII, según una antigua tradición incestuosa - faraónica que no debería escandalizar ni a los Hebreos, descendientes de Abraham y su hermana Sara. 
No divaguemos.
Todos los hechos históricos son complicados, varían según los puntos de vista: la verdad del vencedor y la verdad del vencido. Y en el caso de Cleopatra son o deberían ser conocidos y yo no tengo ganas de repetir cosas  requetesabidas. Quisiera solamente aclarar que nuestra heroína, la grande Cleopatra, que ese poeta italiano, el cascarrabias Dante,  coloca despiadadamente en el infierno,  en realidad lo que  ansiaba  era aumentar el poder de su patria adoptiva, Egipto, cosa que todos los patriotas y  políticos  dicen que hacen o que  quieren hacer. Y acrecentar el poder de su familia, cosa que todos lo políticos también hacen. Identificamos  casi siempre a la patria con nuestros intereses: el dinero, la tranquilidad, la fama, la gloria, la ambición, según los varios personajes.  Así que nada hay  que reprochar a Cleopatra. ¿De qué medios se valió, para sus  fines? Se valió de la enorme capacidad de seducción que tenía.  Cada cual combate con las  armas que tiene y Cleopatra estaba muy bien armada, como hemos dicho.
 César se enamoró de ella.
 Cayo Julio César, uno de los mas grades hombres del mundo, el conquistador de las Galias – que podía tener las mujeres que quisiera - se enamoró de Cleopatra,  hasta le hizo una estatua de oro. La puso en el Templo de Venus Genitriz, en Roma. Y la recibió en Roma, a ella, no solamente a la estatua, con  trato de verdadera reina y no de vencida.  Le ofreció su Villa Romana para sus encuentros amorosos. Y allí tuvo  un hijo con ella.  Cesarione. Cuando en los Idos de Marzo César cayó apuñalado en el Senado, ella se regresó  a Egipto. Pero no se  quedó tan tranquila cuando en la escena política apareció Marcantonio, o Antonio sencillamente como lo llama el inglés ese Sacudelanza. Y también Marcantonio   se enamoró de ella. Por lo menos Cesar la había tenido como amante, aunque con estatua de oro, pero Marcantonio se casó con ella.  Y con ella vivió una decena de años, olvidándose de la esposa Fulvia, que en Roma lo lloraba.  Y también se olvidó de la segunda esposa, Octavia, la hermana de Octaviano, el que seria Octaviano Augusto, el primer Emperador Romano. En fin, enamorado podrido.  Para no detallar mucho, el pobre Marcantonio se  suicidó por ella, se tiró encima de su espada y los japoneses aprendieron el harakiri. (Ni esto, inventaron los japoneses...).
 Llegó Octaviano. Octaviano, vencedor  de Marcantonio. Era el candidato  vencedor.
 Pero Octaviano, Octaviano Augusto, el Pío Augusto, el Buen Augusto  (como lo llamaba el poeta cascarrabias de siempre),  el Primer Emperador Romano, era refractario. No sabría decir si a Cleopatra solamente o a todas las mujeres.
El hecho está en que él también quería llevársela a Roma, como Cesar. Pero no para hacerle una estatua, sino encadenada a su Carro de Triunfo y que así la viera la plebe de Roma.
 Entonces Cleopatra, sabiéndose derrotada, se vistió de sus mejores paramentos  reales y ofreció su pecho – y ¡que pecho! -a la mordida del áspid, que era el símbolo del poder soberano.  Octaviano, el futuro Emperador, la vio así, en su cama de oro,  mientras aquella alma  superior, orgullosa, desdeñosa, intrigante y seductora abandonaba para siempre el cuerpo de la Femme Fatale, la más femme fatal de la historia.


Nota cómica:
 Han entendido quien es el Guillelmito Sacudelanza? English!  English!  Translate it to English.