27 ago 2012

L.- PERSONAJES --- Marozia


                                                 

                                                       ***

A ALGUNOS ESPECIALES DE MIS QUERIDOS LECTORES: 
 PARA DARLES A UDS. UN POCO DE RESPIRO  Y VARIEDAD  EN EL MEDIO DE LAS AMANTES HEROICAS DE  HEROICOS HEROES DE LA HUMANIDAD, HE  PENSADO “COLAR” ,  DE VEZ EN CUANDO, ALGUN ARGUMENTO DIFERENTE, QUE  FORMARÁ PARTE DE MI LIBRO, TODAVIA EN MANUSCRITO, QUE  SE  LLAMARÁ     “PERSONAJES”,  Y  QUE  ESTÁ A LA ESPERA DE EDITOR.  COMO EN ÈSTE CASO, ¿COMO LE PARECE?  ¿ESTÀ BIEN ALTERNAR?


   De:                                                    ***  
"P E R S O N A J E S"





                              M A R O Z I A     O    M A R O C I A
                                Y    L A   P A P I S A    J U A N A  


   

Hablaremos ahora de Marocia, bellísima, rubísima e intrigante  noble dama de la aristocracia romana. Estamos alrededor  del año 900.
Y aquí debemos hacer un par de consideraciones  para entender mejor al personaje.
Primera consideración.
Los pueblos mediterráneos desde tiempísimo han tenido una atracción muy especial por los rubios. Mejor si dijera  por las rubias.  También el poeta cascarrabias   ese que a menudo suelo citar y que según dicen es el mayor poeta italiano, el Dante famoso, también ese escribió, a propósito de un cierto personaje: “Rubio, era, y bello y de gentil apariencia…. “ Por qué ese complejo para con los cabellos de oro?  Indudablemente no porque las rubias sean objetivamente más atractivas  de  aquellas maravillosas  “razas “mezcladas que son las mulatas  con ojos verdes y cuerpos ondulantes, como en el sensualísimo Caribe.  No, no es por eso.
Se debe sencillamente a que desde la caída del Imperio Romano y por muchísimos siglos,  las nuevas  clases dominantes eran los nobles, de origen germánico. Germánicos en el sentido más amplio, naturalmente: Érulos, Godos, Ostrogodos, Visigodos, Longobardos, Francos, Suabos , Vándalos.  Gente del Norte, en fin, y por lo tantos rubios. Los italianos, los españoles, los mediterráneos, pues, en los tiempos de los Romanos, eran de cabellos oscuros, de ojos  oscuros, cabello ondulado y casi rizado.  De cuerpos relativamente bajos,   consideraban casi gigantes a los altos Celtas y a los Germánicos. Y vemos  esos tipos mediterráneos muy bien representados  hoy en día  en ciertas pinturas o frescos antiguos, de Pompeya, por ejemplo, donde las caras de los personajes no tenían nada  que ver   con los rubios del Norte de Europa que llegaron más tarde. Lo mismo sucedió en Grecia, a propósito de los Pelásgicos, anteriores a las invasiones de los germanicos Aqueos y  Dorios:   los Rubios Aqueos, los llamaría Homero. Los héroes de la Ilíada y de la Odisea eran  rubios.   Los dioses del Olimpo  eran rubios. Afrodita, Atenas, Febo, Ares,  todos rubios. El único de cabello oscuro era el pobre Héfeso , cornudo marido de Afrodita y fundidor en las entrañas del Volcán Etna.
¿De dónde vienen los  rubios? Del norte, obviamente, donde la melanina se combina  para producir reacciones adaptadas a la menor fuerza de los rayos del sol.
Por designios inescrutables, que harían la felicidad del  Adolfito de buena memoria, esos pueblos del Norte siempre han dominado con las armas a los pueblos del sur. Los así llamados Arios invadieron los países que hoy en día son la India. Los rubios Aqueos invadieron a Grecia. Los alemanes de varias familias  invadieron el Imperio Romano. Los rubios Visigodos dominaron a España y sus poblaciones ibero – romanas. Los conquistadores rubios son  entonces los que  comienzan a mandar. Fueron ellos que en la Europa medieval se transforman en condes, marqueses, duques, príncipes, reyes. Así que en la cotidianeidad medieval, el rubio comienza a ser sinónimo del  Señor, del Noble, del Amo, del Poderoso y por ende del  Bello.  Al cual hay que obedecer.
Y Marocia, nuestra  querida Marocia  era noble dama romana, sin duda: pero en su sangre corría la sangre de los Longobardos, de los rubios  amos. Y por lo tanto ella era de cabellos de oro. Y el pueblo  de Roma, el pueblillo de cabellos oscuros, ya había perdido en siglos de dominación extranjeras las características típicas de los aristocráticos Senadores Romanos, de antigua fuerte estirpe: el otrora orgulloso Populus Romanus se había transformado en plebe romana; y obedecía al rubio.  La historia nos enseña que  al extranjero dominante se le odia, pero también se le admira y  se le quiere  imitar. Así como ahora, en la mestiza América casi todas  las mamás están contentas si le nace una hija “blanca”: cuántas  señoras suramericanas conozco yo que llaman a sus hijitas  “Blanca o Blanquita”!  Y ninguna, que yo sepa, que la haya llamado “Negra o Negrita”.
Segunda consideración: los tiempos en que vivió Marocia.
En aquella época no existía Amnistía Internacional  ni el Tribunal Internacional de La Haya. Y cada uno hacía lo que más le venía en gana. Más que ahora.  Las necesarísimas e importantes leyes de Roma no existían más,  se estaban formando las nuevas leyes, mesclas de las germánicas con las latinas.
¿Cómo era Roma en aquel entonces? ¿En el año 9oo después de Cristo?
 Roma era una vergüenza. 
Vergüenza el pueblo que  se había reducido a vivir de limosnas; vergüenza los curas, siempre  demasiado numerosos  en Roma y  que se engordaban con los testamentos; vergüenza los Papas, quienes se enriquecían con las donaciones; vergüenza los nobles que vivían de rentas y  cuyas pocas gotas de sangre romana  ya envilecida lograba  envilecer también a la nueva vigorosa sangre germánica.
 Roma era toda una gran vergüenza. Nunca, en la historia, se había envilecido tanto ni se envilecerá, y nunca el Papado había sido tan soez ni había caído en tan vergonzosas infamias como en aquel período infeliz.  ¿Queremos dar un vistazo a aquella Roma papal, clerical, facciosa, corrupta y  holgazana de alrededor del año 900?  Este fue el periodo  “feliz” del Papado que el Cardenal César Baronio,  del siglo XVI, llamó el  siglo de la pornocracia romana.
Los que mandaban en Roma eran las nobles familias romanas – longobardas:   los Túscolo y de los Crescenzi. Se casaban entre ellos y se peleaban entre ellos y en la silla de Pedro colocaban a quien les daba la gana.  Es de aquel periodo el proceso más ignominioso de la historia. Peor que los procesos a las brujas, en siglos siguientes, peor que los procesos de Stalin: se llegó al extremo de procesar a un muerto.
 Agarraron el cadáver del imputado, lo pusieron a sentarse en un banquillo de Tribunal y debido a que ya estaba muerto, no pudiendo matarlo más. Se limitaron a cortarles tres dedos, y a decapitarlo.  Y después la plebe de Roma, naturalmente  azuzada, lo tiró al  histórico río Tiber.
Bueno, hasta acá era una infamia, pero solamente una infamia.    Lo que fue más grave, gravísimo, era que el procesado era un Papa: Papa Formoso. Por macabra ironía, al momento del proceso  el cadáver  exhumado  y  maloliente  fue  vestido con todos los paramentos sagrados, sentado en una silla que imitaba el Trono de San Pedro. Le cortaron  los tres dedos  que usan los Papas para impartir su Apostólica Bendición.
La facción política en el poder en aquel momento  quiso  ese proceso   y para  procesar al cadáver del  ex Papa Formoso se dirigieron al hijo de otro sacerdote católico. Este hijo de  cura católico  era nada menos  que el sucesor de Papa Formoso, otro sucesor de Pedro: el obediente Papa Esteban VI quien también terminó sus días felizmente asesinado.  Sucesivamente vino  otro Papa, Juan IX nacido en Tívoli, pero de sangre completamente germánica y que, con  agudeza jurídica, declaró nulo el anterior proceso  a un muerto.  Papa Formoso fue por lo tanto rehabilitado y los pobres huesos, esparcidos en la orilla del río Tiber,  fueron más o menos  recogidos y regresaron otra vez al Vaticano.  A su paso, en medio de las letanías de rigor, las estatuas de los Santos doblaron  sus cabezas, en signo de reverencia y respeto. Esto, según los Libros Pontificales. Y aquí, en aquel berenjenal de intrigas y  confabulaciones, siempre a la sombra de la Cruz, aparece Marocia.                                                                                                                                        
Esta joven aristocrática  y bellísima  romana de origen germánico, en un momento determinado se casa   con Alberico,  noble romano  y a los reglamentarios meses tuvo un hijo.   Pero el hijo no  era  del recién casado marido, siguiendo las tradiciones, sino de otro tipo que se llamaba Sergio.Bueno. Al fin era solamente un caso de adulterio.
Pero resulta que el tal Sergio ese no era un Sergio cualquiera sino era Papa Sergio III,  de la familia Túscolo.
Este Papa Sergio indudablemente se cubrió de gloria por su victoria contra los Sarracenos que infestaban  las cercanías de la Sagrada Roma; pero se cubrió de otra tanta gloria, una especie de primado Guinnes, porque fue el único Papa que fue papá de otro Papa, o sea del hijo que tuvo con Marocia y que bautizaron Juan: chico excepcional porque   con el tiempo se transformará en Papa, Papa Juan XI. Y será elegido Papa a la veneranda edad de once años. Otro primado Guinnes por una carrera fulminante.
Regresamos a Marocia.
Su primer marido, el cornudo Alberico, de repente se muere. Y entonces Marocia, que bien sabía cómo administrar sus más íntimos encantos, decide casarse con cierto Guido de Toscana que era el hermano – bastardo , me parece recordar -  de aquel  Hugo de Provenza que se transformará en Rey de Italia, con  ceremonia en Pavía, coronado con la Corona de Hierro de Teodolinda, hecha, la corona, con un clavo de la Cruz de Cristo.
Mientras tanto  llega a la escena Papa Juan X, nombrado por Teodora, enamoradísima de él. Y ¿quién era esa Teodora? Nada menos que la sensual madre de la sensualísima Marocia.
 Madre e hija amantes de Papas: linda familia cristiana.
 Pero  el hecho que este Señor Papa  fuera amante de su madre no impidió a Marocia   en un momento determinado  de meterlo en la cárcel. ¿Motivos? Rivalidades políticas.
 Pero Marocia era una dama de la alta aristocracia  y no hubiera sido elegante mandarlo a matar.
No hizo nada ni en contra ni a favor del Santo Papa.
 Absolutamente nada. Tampoco le dio de comer y dejó que tranquilamente se muriera de hambre. 
Así que en Roma Santa, como se decía entonces,  se acrecentó el poder de Marocia quien, ya sin oposiciones, ni dentro ni fuera de la Curia, era prácticamente una Papisa. Y con o sin la ayuda del Espíritu Santo fue ella quien en los sucesivos Cónclaves de los Cardenales eligió la bicoca  de tres Papas: León VI, Esteban VII y naturalmente  su hijo  con todavía acné juvenil en su carita de adolescente, con el nombre de Papa  Juan XI. Y siendo  puro de alma, la mamá lo nombró su confesor personal.
Pero no se termina aquí  la historia. La telenovela continúa. Pasan unos meses y se muere también Guido de Toscana, el segundo marido de Marocia. De qué, no se sabe.
Entonces la  impredecible Marocia dirige la mirada  ávida a su cuñado, al hermano del marido muerto;  hacia  aquel  Hugo de Provenza que había conocido y casi seducido años atrás y quién mientras tanto había hecho una linda carrera en Pavía, coronándose Rey de Italia con la Santísima Corona de Hierro de Teodolinda como hemos dicho antes. Siendo  una mujer decidida, Marocia le propuso matrimonio sin  muchos rodeos, ofreciéndole en dote la ciudad de Roma, la Iglesia de San Pedro, los Muros Vaticanos, la Curia Romana y los futuros papas.
Hugo dijo que sí.
 Y se fue a Roma, para contraer las Santas Nupcias. 
 Hugo encontró  a Marocia vestida como una reina, llena de gemas y de sedas. Pero  le había llegado la menopausia, pobre Marocia; y Hugo de Provenza, quien no tenía espejos para mirarse a sí mismo, la encontró  envejecida y gordita. La belleza fulgurante de la juventud de Marocia se había desvanecido completamente a pesar de las bendiciones de tantos Papas. Así que Hugo, patán al fin, comenzó a tratarla mal y a tratar mal también al hijo de Marocia;  el que ella había tenido,  "oficialmente", con su primer marido Alberico y que se llamaba Alberico también, para confundirnos mas las ideas.
 Y un buen  día Hugo de Provenza, con o sin la Corona de Hierro y con o sin razón, le dio una terrible bofetada a ese joven Alberico.
¡Imaginarse!  Alberico tenía su carácter. ¿Lo heredó de su padre oficial el noble Alberico? o de su padre natural, el Papa Sergio? Sea como fuera,  se consideró sumamente  ultrajado, él,  el pimpollo romano de ascendencia germánica, por ese  Provenzal, francés,  advenedizo.  Se olvidó de ofrecer la otra mejilla, juró vengarse, azuzó la plebe romana hablándole con el más convincente acento romanesco.
 "Fuera el extranjero. Li mortacci tua”. 
 El pobre Hugo valientemente se fugó.  Nunca se supo qué le pasó a mamá  Marocia. 
 Alberico proclamó  la República.
Sí, el resentido Alberico, por una mansalva a su bello rostro,  exilió a los Papas. Y fundó la República Romana. La primera  República Romana después de tantos siglos.
Sin embargo no terminaron las vicisitudes de Marocia,  que de la historia pasó a la leyenda.  Después de algún tiempo se comenzó a decir que  en Solio de San Pedro se había sentado una mujer: la Papisa Juana. 
Algunos historiadores confirmaron la existencia de este Papa – Mujer, la Papisa Juana,  quien  parió en una calle romana y  terminó lapidada por la plebe enfurecida por el sacrilegio.  Enea Silvio Piccolómini, un gran hombre, estudioso y verdaderamente un gran Papa, Pío II,  demostró que lo de la Papisa Juana era toda fantasía popular. 
Pero los Protestantes, afectos siempre por la libido de las protestas como ciertas  izquierdas trasnochadas  de hoy en día,  los Protestantes, decía, siempre   confabulándose con tal de denigrar a los Romanos, antiguos, medioevales o contemporáneos, exhumaron  este fábula, en mala fe, sabiendo que no era cierta.
 Sin embargo  quizás y en cierto sentido algo de verdad había.
  En  realidad nuestra Marocia tuvo  el poder de una Papisa y el nombre de Papisa Juana, nacido en la fábula, probablemente viene   del hijo de doce años, el Papa Juan XI, porque el verdadero Papa era ella: la Papisa Juana.

De acuerdo a la Leyenda de Marocia, se dijo que la Iglesia Católica, para estar segura de que el elegido al Solio de San Pedro fuera un hombre, varón, macho, con todos los atributos de Adán, antes de confirmar  la elección del Papa, había que recurrir a una Inspección” in corpore”;  o sea el Candidato tenía que sentarse en una silla perforada ad hoc.   Un eclesiástico era el encargado de verificar a la vista y al tacto los atributos viriles del elegido, no importando la edad. Se metía por debajo de la silla, miraba para arriba y después de verificada y palpada  la existencia de ese detalle, de esos dos detalles, pardon,  tenía que exclamar, en voz alta, clara,  que oyeran todos los prelados presentes: DUOS HABET ET BENE PENDIENTES. Después de lo cual la Paloma del Espíritu Santo descendía tranquilizada sobre el Santo Padre.
Y desde entonces parece  que nació el dicho: ¡…y que tiene las bolas bien puestas!   


                                                      ***

24 ago 2012

ost Nº 3/7 Stalin- MARÍA KUZACOVA


   Post N º   3/7    María  Kuzàcova

    No era esposa pero le dio un hijo.


 Poco después de la muerte de su esposa Ekaterina, la policía zarista agarra otra vez a Yósif Stalin, quien, en esa época, usaba el pseudónimo de Koba, mítico  héroe nacionalista; los que  sostienen el origen judío de Stalin afirman que el apodo le viene de Bar Kojba. Otro legendario nacionalista pero en Israel, siglos antes.  Judío o no judío lo mandan otra vez a Siberia. Otro destierro.  Pero allá, esta vez en Solvychegodsk, conoce en 19121 a María Kuzacova. Se sabe muy poco de ella, No se ha conseguido ninguna foto  ni de ella ni del niño que tuvo con Koba.  De paso, cuando su marido-amante logró escaparse, ella estaba en estado del hijo.  Asi que nunca lo conoció. Pero hay un hecho interesante: hay que abir un paréntesis al futuro. Después de años, al llegar a la edad establecida. Konstantin entró en la soviético elitista Universidad de Leningrado,  (ex Petrogrado y futura  San Petersburgo),  evidentemente por apoyo del padre misterioso aun que en 1932 la Policía Política, la famosa NKVD, lo obligó a convenir que nunca revelaría su identidad como hijo de Stalin.  Bueno. Ese joven con el tiempo se trasformará en coronel. Y parece que poco después, en una ocasión, Stalin ya de cabellos grises, caminando pensativo en las oficinas en el Kremlin, pasando cerca de él, del joven coronel, lo miró.  Stalin era instintivo, perceptivo, como Rasputín.    Se paró frente a él. Se quedó un rato mirándolo mas intensamente con sus ojos penetrantes…dando una vuelta a su pipa. Evidentemente lo había reconocido. O, quizás, había "sentid" su presencia. Pero el Generalísimo Stalin, ya anciano, como despertándose  de una imagen de fantasía, dio otra vuelta a la pipa y siguió su camino.
 Cerramos el paréntesis al  futuro.
Regresamos a Stalin en Siberia a inicio de 1900.  


                                                     ***

19 ago 2012

post º 2/7 STALIN Ekaterina Svanidse.1ª esposa


 Post nº 2/7…… Ekaterina Svanidse.
                         LA PRIMERA ESPOSA DE STALIN.

La conoció en 1904 en sus 26 años. Era hermana de un compañero revolucionario. Parece de familia bastante bien de Georgia. Bella muchacha según la foto que se supone sea de ella.
EKATERINA SVANIDSE 1ª ESPOSA
Se supone…
Y aquí hay que aclarar algo que valdrá por todas las esposas o amantes  de Stalin y también para su hijos y para él mismo: las noticias del entorno familiar de lo que será Stalin, el “hombre de Acero”,  son difuminadas. Inclusive contradictorias. Yo personalmente he visto fotos antiguas de la misma persona que un experto autor identifica como esposa número uno pero que otro  identifica como esposa       número dos. Con nombres y apellidos diferentes. La  nunca bien identificada Kaganovich – que quien sabe porque por asonancia me recuerda la Plaza Cagancha de Montevideo -  es definida por algunos la esposa numero tres. He visto fotos aparentemente originales y otras que son  fotos vistosamente retocadas. Misma idéntica foto  de una mujer con cabello recogido y otra foto idéntica en los demás mínimos detalles, pero con cabello suelto. Inclusive ¡tetona en una foto, flacucha en otra!
¡Misterios! Los dictadores y los dioses siempre se difuminan en sus contornos.   Como ya dicho,  por eso los adoramos,  porque no los conocemos. Adoramos cernui…dice un antiguo himno religioso.

1906 STALIN Y EKATERINA SVANIDSE
 Bueno, seguimos. La linda Ekaterina Svanidse en 1907 da a la luz un hijo, como a veces sucede en los matrimonios inclusive entre los Rusos Ortodoxos.  El niño se llamará Yacov (o Jacob). Y aquí comienzas las variantes interpretativas. Que la esposa  del futuro Stalin era judía, que por eso su hijo se llamaba Jacobo o no con nombre ruso, que tenía un amante, que el amante era judío. Que Stalin se dio cuenta de eso y que mató a su mujer infiel. Que  por eso Stalin odiaba a su hijo Jacobo. Total ¿será? ¿No será?
Pero otra versión, quizás la más probable, nos dice que Ekaterina murió de tifo, en los brazos  amorosos y desolados de su marido, al poco de dar a luz en 1907.  Y siguen las conjeturas.
 La verdad es que  “parece” que cuando va al funeral de su esposa, adultera o no, Yósif-Stalin comenta, compungido e impasible,  a no sé qué amigo (en el supuesto caso que haya una vez tenido un amigo) que con la muerte de Ekaterina, su corazón se había vuelto de piedra.  
Sea como sea nunca tendrá un acto de afecto para con su hijo, el pobre Yacov. Y ese muchacho   crecerá solamente con las niñeras y más tarde con la familia de la madre. Obviamente el chico creció mal, acomplejado  fuertemente por el desamor del padre. Se sentía siempre rechazado y con el miedo de no cumplir con sus expectativas. Veremos más tarde lo que le sucederá a ese muchacho dentro de  unos  treinta años, al tiempo de la guerra contra Alemania, cuando cayó prisionero de la Wehrmacht. 
                                     FIN EL POST nº 2/7

   

15 ago 2012

Post Nº 1/7 Stalin Esposas e hijos INTRODUCCIÓN


Las amantes, ESPOSAS E HIJOS DE Stalin.
LA MÍTICA CÒLQUIDA-- REINO CÁZAROS--GEORGIA
 Post Nº 1/7
Introducción.


No es nada fácil hablar con seguridad sobre algo de Stalin.
 La bruma, la leyenda, el odio  furibundo y la adoración fanática impiden una visión cierta. Los dioses y los dictadores están siempre envueltos en misterio. ¿Porque? para que nosotros los normales bobalicones los conozcamos menos  y les obedezcamos mas, suponiendo que sean como desearíamos que fueran.
  ¿El lugar de nacimiento de Stalin?
 La mítica Cólquida, entre el Ponto Euxino y el Mar Hyrcanium,  donde llegó en su época el venturoso y tremebundo Jasón con sus argonautas para robar el Velloncito de Oro y transformar su prevaricación en poesía y acto heroico.   O sea la Georgia, para usar una terminología menos mítica.  Georgia, entre el mar Negro y el Mar Caspio  que no se sabe bien si es Europa o si es Asia. 
EKATERINA  GUELADJE  MADRE DE  SOSO 
Y por allí, en aquella zona, a finales de 1800, vivía una pareja, marido y mujer,  campesinos e hijos de campesinos y nietos de siervos de la gleba.  Él se llamaba Yósif  Vissarion   Dzhugashvili y ella Ekaterina Gueladje. Ella era mujer seria, muy devota y bastante severa, trabajaba de domestica y lavandera  para  mantener a ella y a su hijo. Y el marido  trabajaba como  podía un poco en todo, gastándose su escaso dinero en aguardiente.  Y entre un sorbo y otro, según viejas costumbre de la zona, afirmaba su masculinidad pegándoles a la esposa y al hijo. 
YÓSIF DZSHUSHVILI, PADRE
 En 1879 nace un bebé. Eso sucede a veces, inclusive en la vieja Cólquida.  Lo llamarán Yósif como su padre. Tenía un defectito físico que hubiera hecho feliz a Darwin: los dedos de un pié unidos por una membrana; recordando, quizás, el origen acuático del hombre.  El bebé crece y la mamá se da cuenta de que el chico, aun que debilucho de constitución y semi-anfibio, es inteligente. Naturalmente aspira para él lo que desean todas las madres: éxito en su  futuro. Y en el ambiente campesino de la época, la única manera de un Yósif plebeyo para tratar de sobresalir era  transformarse en sacerdote. No tenía nada a que ver con la necesidad de una vocación. También Casanova, en otros tiempos y en otros lares,  fue sacerdote.   Total, tanto hizo la madre que a los nueve años refugió a su Yósif en un seminario. 
SOSO-STALIN SEMINARISTA
Para darle una educación, para ofrecerle un futuro y para  sustraerlo a las golpizas irracionales del padre borracho que minaban su carácter.  Un compañero de Yósif cuyo nombre  ahora no recuerdo, comentará, muchos  años después, que las golpizas no merecidas formaron un carácter rebelde, endurecieron su espirito, lo hicieron suspicaz, sospechoso, cruel, despiadado.  Pero el chico era sobresaliente.  Al punto  que  le dieron una especie de beca para seguir con los estudios de Teología.  Pero, con o sin teología, el muchacho comenzó a leer algo de revolución. Algo de Marxismo. Se entusiasmó como uno se entusiasma de joven. Pero los sacerdotes, que siempre  en todas partes y en   todas las sectas parece que huelen el anticonformismo, espían, controlan, denuncian, se defienden. Total botaron del colegio al joven revolucionario que estaba contaminando el  ambiente religioso. “Vade Retro Satanás…” Fue en 1899, a sus  20 años de edad.   Pero al fin estando  diez años de “religioso”  algo aprendió. Por lo menos a disimular. Como si hubiese leído el Príncipe de Macchiavelli.
Para ganarse cierto sustento empezó a dar clases  a jovencitos de clase media.

KOBA-STALIN .- SUS 20 AÑOS
Y en 1901 entrará en el partido revolucionario obrero, obviamente clandestino. Conocerá a Lenin. Y por allí, en esos años, comenzó la que el Maestro,  más sofisticado, llamará “campañas de expropiaciones”: fueron asaltos y robos a  Bancos, con contorno de extorsiones también, para financiar la causa. La causa bolchevique,  por supuesto.
 Y de eso el  Georgiano Maravilloso, como lo apodará  Lenin,   rendirá cuenta al maestro en el oasis mágica de la Isla de Tiberio: en Capri. Y rendirá cuentas y lo verá jugando   ajedrez con Máximo Gorki, confabulando con los Krupp y altos Oficiales prusianos: insensible a las miradas de Inessa Armand.
Pero eso será bastante más tarde.  Por ahora nuestro Yósif  comenzó su vaivén  a  Siberia y de Siberia.  No por turismo.  Por siete veces  fue deportado allá y por siete veces se escapó. La primera vez fue por organizar una huelga contra los Rothschild: quizás de allí su antipatía para los judíos. Y entre una escapada y otra un buen día se casó.



                                                                               Fin del Post 1/7

4 ago 2012

Post Nº 4/4 INESSA ARMAND


  Elisabeth-Inès Stéfane d’Herbenville ( Inessa Armand)
  El Gran Amor de Lenin

Saludada la fiel Nadya y dejada sola en su destierro, Lenin,   como el héroe de Virgilio, se irá  hacia su épico destino: que no serà lo de fundar al imperio de Roma, sino el imperio de la Sociedad Socialista, yendo a San Petersburgo y de allí al exilio, voluntario, en el  corazón de Europa. Será en el 1900.  Durará 17 años ese vagabundear  por allí, escribiendo, trabajando, conspirando, pasando hambre, tejiendo sus tramas políticas hasta  su  definitivo regreso triunfal en mayo del 1917, cuando el Zar habrá abdicado. 
Durante esos años no estará  tranquilo en un sitio determinado.
Lo veremos en el primer exilio en Suiza, Zurigo y después a Mónaco.

DOMINGO SANGRIENTO 1905
NADYA  Y  LENIN Y UN GATO EN PARIS
  La revolución  frustrada  de 1905, cuando las tropas del Zar dispararán  a los manifestantes, lo agarrará en Suiza;  regresará velozmente a Rusia pero para más velozmente  escaparse otra vez a Suiza, pasando por Finlandia.   En este periodo cambiará su nombre y asumirá  para adelante el de Lenin, que significa Hombre del Rio Lena. Quizás en honor al destierro  casi bucólico Siberiano que  fue más o menos  en la zona del Rio Lena, por allá, entre Mongolia y Siberia.


De Suiza pasará a Paris y allí lo alcanzará la esposa Nadya, una vez terminado su destierro y escapada de Rusia. Pasarán hambre de verdad, ambos tendrán que dedicarse a ganar un poco de  dinero para sobrevivir.  Pero siempre con los ojos encendidos por el sueño del destino  revolucionario.  
MAXIMO GORKY EN CAPRI
Y nuestro exiliado en dos oportunidades fue hasta Capri, la isla mágica, huésped de Máximo Gorki.  Oficialmente para descansar pero en realidad para tejer su revolución. 
Se encontrará con personajes mportantísimos, sea de la política que de la finanza. Se verá con autoridades del socialismo internacional  y una plétora de exilados rusos. Allí entró en contacto con  generales prusianos, que facilitarán y financiarán su retorno a Rusia para terminar lo más pronto la guerra en el frente Oriental.

LOS OCIOS DE CAPRI
Las estadías de Lenin en Capri siempre serán  un rompe cabeza para las autoridades soviéticas que han tratado ocultar en lo posible  el argumento. Hasta se han adulterado fotos donde el  futuro zar rojo, con bombín en la cabeza, se veía  plácidamente sentado para jugar ajedrez en la soleada Capri. 

¿BOSTEZANDO, COMPAÑERO LENIN?
 También se arguye  que en la isla de Tiberio hubo encuentros con Koba-Stalin, para rendir cuentas de  “expropiaciones" que dieron buena disponibilidad de dinero a los revolucionarios. El mas ascético de los visionarios  debe  también   alimentarse, ¿verdad?
Pero lo que desde el punto de vista humano es muy interesante observar es que  el ex abogado Vladimir Ilich Uliánov, auto apodado Lenin, hombre de hierro, intransigente consigo  mismo y los demás, puritano,  ascético  a la Savonarola, con la determinada voluntad de conseguir su ideal político; el hombre, en fin,  que quería alejar de si las seducciones de  una vida burguesa en aras de un gran destino fatal....  se enamoró.

 
EL AMOR  PROFANO  DE   LENIN
Y se enamoró de verdad.  Y ese amor, naturalmente correspondido  con una mujer que cuando amaba sabía amar contra todo y contra todos, así como  las mujeres solamente saben amar, ese amor, decía,  lo hizo feliz y humano.
                   
Y ese amor, feliz y trágico, fue una de las únicas tres ocasiones, sin duda  la más intensa, en la cual  se supo que el gran Lenin, el intransigente  Lenin,  había llorado. Fue en el entierro de su amada, muerta muy precozmente. Y fue cuando Lenin apretó con fuerza, quizás en busca de apoyo y comprensión,  la mano de su esposa, la fiel Nadya, que estaba a su lado y que también  lloraba: por ella misma, por su Ilich  y por la amante de su marido que era su amiga también!  Parece increible, pero fue así.


¿Quién era esa mujer?
Era Elisabeth-Inès Stéfane d’Herbenville, Inessa Armand, como será conocida en  futuro. Había nacido  en Paris, en 1874. Era la hija de un francés y de una inglesa, ambos del mundo del teatro.  El papá se había muerto  cuando ella tenía solamente cinco años y por algún motivo fue enviada a vivir con una tía que residía  en Moscú.  Allá se crió,  en el ambiente de la alta burguesía de Moscú.   My joven  y muy bella se casa con el hijo de un rico industrial moscovita,  cierto Alexander Armand.  Durante el período que duró el matrimonio tuvo cinco hijos. Parece que uno de los hijos lo haya tenido con su cuñado. No lo refiero como chisme, como pareciera. Aprecio muchísimo el carácter decidido de Inessa. Todo  es posible imaginarse  de una mujer como ella, muy original, inteligente, independiente, de mucho carácter y que no le tenía miedo a nada. Culta, hablaba varios idiomas perfectamente, ella también se había permeado de los nuevos ideales de socialismo de moda en la buena sociedad moscovita. Pero no como hobby. Ella creyó y luchó por ellos siempre, decididamente y  peligrosamente, durante toda su breve vida, sufriendo cárceles y destierros.  

INESSA  ARMAND

A los 10 años de matrimonio, sus 30 años de edad, ella dejó marido e hijos  y entró en el Partido Obrero Social Democrático Ruso, ilegal. Fue presa, sufrió cárcel y destierro en Siberia. Pero Inessa no era una mujer cualquiera: se escapó de Siberia, llegó a Paris y  se encontró con  los bolcheviques allí exilados, incluyendo a Lenin. En el romántico Café du Lyon se encontraban cada día los exilados rusos. Parece que Inessa se fue directamente donde Lenin, a su mesa  y se presentó. Todo el mundo sabía de la famosa revolucionaria francesa. De paso era una mujer muy bella e interesante lo cual nunca  es un detalle de poco valor. No es difícil imaginar el revoltillo que debe haber producido en el medio de esos jóvenes revolucionarios rusos barbudos y apasionados. Total ella y Lenin se conocieron. Evidentemente simpatizaron de inmediato. Lenin se dio cuenta del gran potencial de esa mujer.  Alguien comentó que Lenin con sus "ojitos de mongol se la pasará  admirando a su francesita" y su potencial;  pero no solamente al potencial  político. Ambos estaban casados pero ese prejuicio burgués no producía escándalo en un ambiente político donde se consideraba al matrimonio una institución destinada a la extinción para conseguir la libertad sexual.  Amor libre socialista. Así eran esos tiempos, en casi toda la Europa intelectual que contaba. De paso, Inessa escribirá  un panfleto a favor del amor libre socialista y Lenin, que tenia por el lado de su padre quizás un dejo de puritanismo,  refutó sus tesis. Refutó sus tesis, pero no a ella y serán  amantes. Y la esposa Nadya, la paciente y comprensiva Nadya, que mientras tanto estaba dulcemente engordando, tuvo su consecuente depresión  y hasta quería  dejar libres a los dos amantes y retirarse discretmente; Lenin se opuso, la quería a su lado;  en fin  en una especie de mènage a trois, poco a poco Nadya aceptará la situación, llegará hasta hacerse muy  sinceramente amiga  de Inessa, repitiéndose la historia del amor compartido para su Ilich, como en los tiempos de Apollinaria Yakupova.
Contenti loro, contenti tutti...” se dice en italiano. 
 La Inessa tendrá varios encargos políticos y de peso, no por ser amante de Lenin sino porque de verdad era una persona muy  válida, confiable y decidida. Llegará a ser Secretaria de un “Comité para los bolcheviques”  de toda Europa.  Más adelante organizará una Conferencia internacional de mujeres socialistas contra la guerra. Lenin la mandó a Rusia en incógnito,  en 1912, en una misión peligrosa, para las elecciones de la Duma.  Fue arrestada, le dieron cárcel, la dejaron libre en el 1913 y se escapará de nuevo de Rusia;  siempre ilegalmente, como es menester que lo haga un revolucionario que se respete. Y regresó a vivir muy  cerca de la familia de Lenin  y después en la misma casa. No se sabe si en la misma habitación. Hay quien dice que sí. Pero, fuera como fuera,  esos son detalles. De verdad  opino que son detalles. Cuando tratamos de personajes excepcionales, las normas "normales" no valen.  Son las mismas personas excepcionales que se hacen sus normas. Las normas normales son para los hombres normales que siguen las normas hechas por los hombres excepcionales.
Sea ella como Lenin fueron fuertemente decepcionados por la actitud nada internacionalista de casi todos los  socialistas europeos, que cacareaban mucho pero que a la hora de decidir en los respectivos parlamentos   sobre las disponibilidades para la guerra, votarán a favor de la intervención, llenos de fervor patriótico. Viva l` Italia! … Vive  la France!…Deutschland über alles !… gritarán  los pueblos  domesticados.   Y fue entonces cuando Inessa, decidida internacionalista también,  se unió con Lenin para pedir a las  tropas aliadas, a los proletarios de Europa vestidos de militares, que volvieran los fusiles contra sus oficiales para comenzar la verdadera revolución socialista internacional.  Punto de difícil asimilación, en una época, en 1914, donde el internacionalismo, la globalización, eran solamente ilaciones de mentes   de jóvenes visionarios  y estudiosos teóricos.  No del pueblo.  
   Vino el día 1º de marzo del 1917. Todo precipita en Rusia.  Cae el régimen Zarista. Se formará un gobierno burgués apoyado por los Soviet de San Petersburgo.    El zar Nicola II abdica. Y en mayo llega Lenin, dando termino (casi) a su exilio.
Llegará recibido  como un héroe.  Llegará con el tren blindado, militar,  ofrecido por los alemanes hasta  San Petersburgo. En ese tren viajarán Lenin,  Inessa, Nadya y otros importantes exilados políticos. Como ya asomado anteriormente, la ayuda alemana a los revolucionarios era debido a que se habia convenido (¿en Capri?) que si èstos ùltimos llegaran al poder  se firmaría de inmediato la paz  con Rusia y se terminaría para el Kaiser  la presión en el Frente Oriental. 
  Y asi fué. Cuando Lenin dentro de poco llegará  al poder,  firmará los Pactos de Paz con Prusia  cediendo algunos trozos de territorio:  pactos que le otorgarán a Lenin el titulo de entreguista de parte de muchas personas incluyendo a Inessa.
 Pero vamos por orden. Estando Lenin ya en Rusia pero antes de que  llegara al poder,  se había formando el Gobierno Kerenski, tildado de burgués y capitalista por Lenin. Kerenski, hombre fuerte,  lo quiso meter preso  y la liebre Lenin   huyó a Finlandia hábilmente disfrazada de conductor de trenes,  sin barba y con grande peluca. Nadie lo reconoció.  A los 3 meses regresará.
 Y el 7 de octubre habrá el famoso e histórico asalto al Palacio de Invierno del Zar. Y  Lenin por fin darà el primer importantísimo paso para coronar su sueño: será el Jefe de Gobierno. Como dicho antes se firmará la Paz con Alemania; paz que Lenin necesitará para constuir su estado socialista. 
Habrá atentados a su vida. Comenzará la contrarrevolución de parte de los que se  llamarán  los Blancos en contraposición a los Rojos, el ejército de obreros y campesinos organizado y mandado  por Trotzky.  Los Rojos ganarán y se comenzará  formar la famosa Union de la Reublicas Socialistas Soviéticas ( C.C.C.P. = U.R.S.S).  Y sucederán tantas cosas: la creación de la Cheka, los Gulags, los grandes cambios en una sociedad  semifeudal.
  Muchos cambios fueron alabados y muchos odiados en el mundo. Lenin será objeto de amor fanático y odio visceral, como todos los hombres excepcionales: como lo han sido o lo serán  Cesar, Napoleón, Mussolini, Hitler, Stalin.

Con el tiempo, apenas con seis escasos años en el poder, ya nos acercamos al ocaso de Lenin.  En el 1921 se agravará por una situación física poco saludable. En  1922 Stalin será elegido Secretario General. Y de esa época es el famoso testamento de Lenin, donde mostraba sus dudas sobre el nombramiento de Stalin.
 El 21 de enero de 1924, el gran Lenin, ya reducido casi a vegetal,  morirá. Poco antes,  comentará Nadya, volvió la cabeza a la pared y lloró: ¿Habré hecho bien? se preguntaba.  Y lloró, con la cabeza vuelta hacia la pared, para que nadie,  ni Nadya lo viera.

Y comenzará la lucha por el poder entre Stalin y  Trotzky.  

Pero… y ¿qué había pasado,  mientras,  con  Inessa Armand?
Regresamos a París.  Cuando se  vio que los acontecimientos estaban precipitándose, poco antes de subir en 1917 al famoso tren blindado que llevaría la élite bolchevique a Rusia, el grande Lenin debía de estar a punto que le  estallara la cabeza  para sentirse ya muy próximo al momento decisivo de su vida y esperado por años. Sinceramente él  sentía   muy fuerte el llamado de la historia y de sus responsabilidades.  El era socialista, claro, era Marxista, creía racionalmente en todo lo que decía sobre la nueva sociedad sin clases. Pero esa era su realidad racional. Emotivamente era de mentalidad burguesa. Era un burgués. Y sujetos a los prejuicios y costumbre típicos de la época.
No tuvo el valor de defender su amor con Inessa Armand. Era un amor fuertísimo e intenso  pero  también era amor adulterino, pecaminoso y además para con una mujer que  no respetaba  absolutamente  la moral victoriana de la época.
No  tuvo valor, Lenin.  No lo tuvo.
Pensó que en aras del conseguimiento de la causa en la cual firmemente creía,  debería sacrificar cualquier debilidad.
Era un amasijo de contradicciones, Lenin. Pobre Lenin, un hombre a caballo de dos mentalidades. ¿La Razón pura y la razón práctica de E. Kant?  ¿El amor socialista y la moral Victoriana?
Y decidió sacrificar su amor. Y sacrificó su vida. Y quizás sus vidas, también.
En París, poco antes del famoso tren blindado alemán, le había escrito a Inessa que  quería que ella le devolviera todas las cartas que él le había escrito en esos años de amores y de conspiraciones. Evidentemente quería dar ejemplo de feroz  integridad y temía que esas cartas,  momentos de debilidad burguesa,   cayeran en manos de sus enemigos políticos. Mejor que se borraran  como si no hubiesen  existido nunca.
Lenin estaba en el Café du Lyon.   Se le acercó Inessa, la mujer que tanto amó y que tanto amaba.  La miró. Se quedó petrificado. No supo decirle nada. No se sabe lo que leyó él en los ojos de ella,  esos  ojos  bellísimos que lo habían mirado con tanto amor. ¿Decepción? ¿Desprecio? O ¿solamente tanto dolor?
 No dijo nada.
Solo escuchó de ella una frase: ”Aquí tienes tus cartas. Son todas. No falta ninguna. Aquí las tienes todas……”
 Momentos  de tremendo silencio y después le espetó un:
“¡Cobarde!”.
 Y el hombre, el grande político que daba discursos y discursos, se quedó mudo.  
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Y salieron con el tren blindado, coima del Káiser.
En la nueva Rusia, a pesar de la decepción amorosa, Inessa seguirá en su actividad  política. Llegó a ser muy importante en el gobierno de Lenin. Fue miembro ejecutivo del soviet de Moscú.  Dio discursos sobre la necesidad de liberar a las mujeres de la esclavitud doméstica. Integró la Misión para recibir en intercambios   a los prisioneros de guerra.
 Apoyó la legislación sobre el aborto. Combatió a la prostitución. Impuso como pudo la protección para las madres y los infantes.  Dirigió la primera conferencia de mujeres comunistas. Y llegada a los 46 años, todavía muy  válida y  bella, murió, posiblemente de cólera.
 Era un muy importante  personaje  de los primeros tiempos de la Unión Soviética. Y cuando murió, en octubre de 1920,  se le hizo un funeral de estado, en la Plaza Roja.  Con los soldados vestidos de gala que  llevaban a hombros el féretro.  El coro entonó una canción…una música. Era  la que ella amaba, su predilecta. Lenin estaba en la Plaza Roja, rindiendo honores.  Sabía de esa música.  ¿La Serenata al claro de Luna? Al oír las notas se paralizó…Y fue cuando  agarró la mano de su esposa, la buena, paciente, fiel Nadya.

Y allí Lenin lloró.
Lloró apretando fuertemente la mano de su esposa. 

Y Nadya sabía que esas lágrimas no eran para ella. Eran para  su amiga,  Inessa. 


 Y lloraba  ella también.

                                                F I N